El Rey Mago Y Su Pequeña Bebé

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No podía creerlo, había derrotado a poderosos magos, terribles soldados de los Reinos rivales, bestias mágicas del tamaño de una montaña, terroristas, elfos, demonios. Incluso al Rey del Inframundo, y después a un lunático con complejo de Dios a querer reescribir toda la humanidad y sus cosas extrañas que nunca entendió

¡¡Que hasta tenía el descaro de llamarlo defecto!!

Después de muchos años había logrado forjar el sueño de toda su vida y convertirse en el Rey Mago, y tras duras e intensas batallas había conseguido crear aquel Reino en el que tanto soño. Donde todos podían ser iguales

Le había demostrado a todos que el destino no era nadie frente al esfuerzo y dedicación. Que tanto el como cualquiera podía escribir su propio camino. Nada estaba escrito en piedra y jamás lo estaría

Había superado tantas dificultades desde que comenzó su aventura, y a todas y cada una las enfrentó de frente con la cara siempre alta. Solo que nada de eso importaba ya que ahora se encontraba doblegado ante una pequeña criaturita

-Noelle, puedes decirle a nuestra hija que deje de babearme la cara...

Una pequeña bebé se encontraba apegada al cachete de su padre, mientras lo llenaba de babas, era por así decirlo su deporte favorito

-¿Pero por qué? ¡Asi se ve muy bonita!

-Lo dices porque Nagia no se la pasa babeando tu cara

Noelle solo rodo sus ojos

-Esta bien. Ven aquí Nagia

Ella tomó a la pequeña bebé entre sus brazos, mientras Asta se levantaba de la cama, casi al instante de ser separada la bebé estiró sus pequeños brazos hacia su padre

-Ella quiere pasar algo de tiempo contigo ¿Por qué no eres así?

Aquella pregunta hizo eco dentro de su consciencia

¿Por qué no era así?

Su pequeña hija ya había cumplido nueve meses de haber nacido, y aún así, con todo eso, jamás pudo estar tan presente en su vida

El ser Rey Mago le quitaba mucho tiempo, no pasaba mucho tiempo en casa, y era Noelle quien se encargaba de su crianza. Después de todo el puesto de Reina del Trébol estaba siendo suplantado por su cuñado Nozel, claro, siempre y cuando el también pudiese pasar tiempo con su adorada sobrina

Estaba a cargo de tantas cosas que apenas y si tenía tiempo para estar con la pequeña. Recordaba que la semana que ella nació se tomó un largo descanso para estar junto a su niña

Recordaba sus llantos, sus risas, sus balbuceos, las veces que le cambió los pañales, sus berrinches cada vez que permanecía alejada de ella. Había estado allí en otros momentos puntuales, pero deseaba más que eso

Quería estar junto a ella todo el tiempo, pero era su posición la que no se lo permitía, aunque no sabía cuánto tiempo seguiría así, lejos de su niña

Asta salió de sus pensamientos, era una hermosa noche, y quizás hoy podría estar junto a su hija. Él vio a la pequeña quien seguía estirando sus brazos hacia el, era tan pequeña, y ya era tan caprichosa. Quería el cariño de su padre, y no le importaba dejarlo más claro que el agua

El pelicenizo sintió su pequeño corazón estrujar, se sentía culpable por no pasar tiempo con ella, pero no podía hacer nada. Asta se acercó a Noelle y delicadamente tomo a su hija

Asta cargo a su pequeña y la acercó a su rostro para después darle una pequeña caricia en su mejilla, ella solo río al sentir las manos de su padre en su carita

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