Izayoi estaba feliz con este desarrollo de las cosas. Al parecer, el sistema había sido consciente de la barrera más grande que lo separaba al viajar a otros mundos: el idioma.
Había anticipado que, en caso de encontrar alguna especie con cierto nivel de inteligencia, tendría que aprender el idioma nativo, lo cual sería un verdadero dolor de cabeza. La alta probabilidad de que el idioma de este nuevo mundo no se pareciera ni mínimamente a ninguno de los que conocía en su mundo original complicaría aún más las cosas.
Y aunque Izayoi sabia disfrutar de adquirir nuevos conocimientos, el hecho de perder de todas las cosas divertidas solo porque no podía aprender el idioma lo suficientemente rápido, hizo que Izayoi se sintiera un poco irritado.
Izayoi en total sabía hablar ocho idiomas, aunque podía leer muchos mas.
Sin embargo, con la intervención del sistema, este obstáculo se había desvanecido de forma inesperada.
― Pero no entiendo lo que escriben ― murmuró Izayoi con una sonrisa de lado y una expresión desinteresada en sus ojos, mientras sostenía en sus manos un pedazo de pergamino donde le había dicho al dueño de este barco que escribiera: "Izayoi-sama es el más fuerte, guapo e inteligente que yo."
Había visto cómo el hombre escribía su nombre y luego había intentado descifrar cómo se relacionaban las letras entre sí.
― Parece que la traducción escrita no está incluida en el paquete ― comentó para sí mismo, su tono cargado de una leve ironía. Aunque esto no le molestaba tanto, aunque lo limitaría cuando tuviera que leer nuevos libros, pudo suponer que como mucho le tomaría una semana aprender a leer este nuevo idioma, pero si realmente se ponía a ello, le tomaría un par de días. ― Si consigo a un buen maestro podría reducir el tiempo a una noche.
Izayoi se giro para mirar al hombre que estaba frotando sus manos, era un poco gordo y su piel aceitunada era una clara muestra de que había vivido en este lugar toda su vida.
El hombre había sido muy servicial al proporcionarle información y cosas útiles. Ahora, Izayoi estaba sentado sobre una barandilla, dejando que el aire seco del desierto golpeara su cara. El anciano se frotaba las manos mientras lo miraba casi con reverencia.
― Disculpe, Izayoi-sama ― dijo el hombre, y luego lo miró con curiosidad. ― ¿Puedo saber a qué familia pertenece?
Izayoi inclinó la cabeza hacia un lado, confuso. El hombre, al parecer, malinterpretó su silencio y añadió con un tono de disculpa:
― Digo, es obvio que usted tiene que pertenecer a una prominente familia de Orario. Este servidor solo quería saber a quién le debía el enorme favor que usted nos hizo al ayudarnos con ese monstruo.
― Oh, es un secreto familiar ― respondió Izayoi con un ademán de su mano, luego miró al hombre con una sonrisa traviesa. ― O podría decírtelo, pero tendría que matarte.
Izayoi levantó un dedo y lo pasó por su cuello. El hombre palideció visiblemente.
― N-no, no se preocupe, no es necesario que lo diga. Si hay algo en que pueda ayudarlo, solo tiene que pedirlo.
Izayoi asintió ligeramente, satisfecho con la respuesta. Tras un momento de reflexión, decidió hacer una serie de preguntas básicas para obtener más información sobre su entorno.
― Dime, anciano, ¿a dónde vamos? ― preguntó Izayoi con una ligera sonrisa.
El dueño del barco se limpió el sudor de la frente y respondió con una voz más medida.
― Vamos a una de las ciudades comerciales principales. Calculo que a lo mucho nos tomará un par de días llegar.
― Oh, eso suena bien. ― asintió con satisfacción, el suficiente tiempo para que el aprendiera la mayoría del idioma escrito. ― ¿Puedo conseguir libros en ese lugar?
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¿Esta mal conquistar una mazmorra porque estoy aburrido?
Fiksi PenggemarIzayoi Va al mundo de Danmachi a divertirse.