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Elena se cruzó de brazos estando sentada en una reposera en la alberca de la mansión descansando.
Momentos atrás, Elena había hablado con Sophie por el acontecimiento que había pasado la noche anterior con Agnes que le tendió una trampa cuando fue al consultorio de la doctora Paige.
Sophie le había dicho que ella no tuvo nada que ver en todo ese asunto y Elena le creyó por la sorpresa en la cara de la bruja cuando le contó lo sucedido.
Después de conversar un rato, Sophie se había ido a investigar al bosque y Rebekah la acompañó para evitar que algo le pasará y eso afectará a Elena de forma directa al estar ligadas.
Elena por otra parte se había quedado en la mansión ya que no quería salir de nuevo para meterse en más problemas.
De lo único que Elena se arrepentía un poco al no ir al bosque con Sophie y Rebekah era no poder investigar sobre el lobo desconocido que se había enfrentado con Klaus esa noche.
─ ¿En qué piensas tanto? ─ preguntó Elijah acercándose a donde ella estaba.
Elena salió de sus pensamientos al escuchar su voz, entonces lo miró.
─ ¿Quién crees que sea el lobo que estuvo en el bosque? ─ murmuró Elena sentándose en la reposera.
Elijah no dijo nada por unos segundos ya que ni él mismo sabía exactamente quién era ese lobo, sin embargo sabía porque razón estaba convertido a pesar de no haber estado la luna llena la noche anterior.
─ No sé quién es él, pero según lo que Sophie nos contó a Niklaus y a mí, una bruja de barrio francés maldijo a la manada de lobos de Nueva Orleans por orden de Marcel ─ contó Elijah.
Elena frunció su entrecejo al escuchar sus palabras.
─ ¿Maldijo cómo? ─ preguntó confundida Elena.
─ Invirtió la maldición, los lobos normalmente se transforman solo en luna llena, pero al invertir la maldición licántropa, ahora los lobos del pantano son lobos durante todo un mes a excepción de la luna llena ─ aclaró Elijah.
Elena quedó bastante sorprendida al saber eso, no podía imaginar el sufrimiento de los lobos al estar así por tanto tiempo.
─ Debe ser terrible para ellos ─ dijo Elena.
─ Lo es ─ confirmó Elijah sentándose a los pies de la reposera ─ no te preocupes por eso ─ pidió él.
─ Pues lo hago ─ murmuró Elena ya que era inevitable.
Elijah frunció el entrecejo confundido.
─ ¿Por qué, qué sucede con ese lobo? ─ preguntó él.
Elena se acomodó mejor en la reposera mirándolo.
─ No lo sé, siento que estamos conectados, creo que es más bien con la bebé ─ dijo Elena.
