PASADO.

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(Hace muchos años, cuando Archer fue adoptado y Violet lo conoció. La primera vez que se vieron). 

Violet.

Mis padres me dijeron que hoy íbamos a cononcer a dos niños nuevos, que habían adoptado los amigos de ellos, Dorian, el hombre alto y que casi nunca reía e Isaac, que siempre estaba riendo. Él me caía muy bien.

—Deberíamos hacerles un dibujo de regalo —dije en voz baja.

Knox arrugó la cara e hizo una mueca.

—Va a ser un regalo feo, agh.

—Por eso nos caes mal —musitó Chiara—. Vamos a hacer ese dibujo, Violet.

Mi prima Chiara era mi persona favorita.

—Tú a mi me caes peor —replicó Knox, viéndola de mala manera.

—A ella le podemos dibujar un princesa y a él un príncipe —mascullé, tomando mi bolsa de colores y hojas.

Knox volvió a hacer otra mueca, pero tomó los colores y los tres nos pusimos a dibujar en el piso.

Me imaginé a un príncipe alto de ojos oscuros y vestido con traje, como los que aparecen en las series que a veces veíamos con la mamá de Knox.

Coloreé mientras sacaba mi lengua, concentrada. Ladeé la cabeza en cuanto lo terminé  y sonreí de oreja a oreja con el resultado.

—¿Cómo me quedó? —les pregunté, emocionada.

Ya quería conocerlos.

Chiara abrió los ojos de par en par y Knox arrugó su nariz.

—Bien —dijo ella.

—Mentirosa —susurró Knox, y le di una mala mirada.

Knox alzó su carro pintado, con orgullo.

—Puedo darte clases cuando quieras, Violet —afirmó, asintiendo.

—No quiero dibujar un carro.

—Miren el mío —Chiara alzó su hoja.

—Les daré clases a las dos mejor —Knox habló, horrorizado por nuestros dibujos.

—Eres el niño más insoportable que hemos conocido —espetó Chiara, rodando los ojos.

—Violet me quiere —Él se encogió de hombros.

—Violet quiere a todos.

Emití una risita. En serio yo quería a todos.

Mi madre siempre me decía que yo sentía demasiado, y que no debía verlo como algo malo.

—Niños, vengan para acá, ya llegaron —Dante, el papá de Chiara nos sonrió, llamándonos.

Terminé rápido el dibujo de la princesa y corrí hacia la sala, en donde estaban todos nuestros padres y dos niños en el centro, una sonriendo y el otro mirando hacia el piso. Ella tenía el cabello corto, y sonreía mucho, y él no. Ambos tenían los ojos diferentes a los nuestros, y entendí que era porque como me habían dicho mis padres, eran niños asiáticos  y estaba encantada por lo hermosos que eran sus rasgos.

El corazón de VioletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora