2. Guilty as sin?

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What if he's written 'mine' on my upper thigh
Only in my mind?
One slip and falling back into the hedge maze
Oh what a way to die
I keep recalling things we never did
Messy top lip kiss
How I long for our trysts
Without ever touching his skin
How can I be guilty as sin?

Guilty as Sin?, Taylor Swift.


Violet.

Salí de mi clase de yoga, caminando hacia la cafetería más cercana, en busca de mi jugo favorito de zanahoria. No había conseguido uno tan bueno como el de aquí en Francia. Estaba feliz de volver a Boston solo para tenerlo de nuevo. Cuando era una adolescente era mi bebida favorita de la ciudad, y lo seguía siendo, incluso con tantos años de por medio.

Habíamos llegado a Boston la noche anterior, y Mikhail y yo nos estaríamos quedando en mi antigua casa. 

—Buenas días, me da un jugo con zanahoria y naranja, por favor —le pedí a la cajera, dándole una sonrisa cordial.

Ella levantó la cabeza, observándome. Sus ojos se estrecharon y luego se abrieron con reconocimiento.

—Buenos días, ya se lo doy —tartamudeó y luego miró de un lado a otro, luego se inclinó sobre el mostrador—. Disculpa, ¿podríamos tomarnos foto? Soy una gran admiradora, he visto todos tus desfiles.

—Claro, no hay problema —Tomé su teléfono y me acerqué a ella, sonriendo.

Estaba acostumbrada a que me pidieran fotos, y no me molestaba cuando las personas se acercaban amablemente. Por desgracia, no todos eran así, y tenía su lado malo. Ya varias veces se me habían acercado, así estuviera comiendo, y solo ponían el celular en toda mi cara, sin tomarse la molestia de saludar. Los paparazzis formaban parte de esto, y era difícil deshacerte de ellos. Por suerte, en Boston no había conseguido ninguno aún.

—Gracias, de verdad, y disculpa la molestia.

—No es ninguna molestia —me sinceré, curvando mis labios.

Otra empleada se acercó, trayendo mi pedido en su mano. Me lo ofreció y le extendí mi tarjeta a la que me pidió la foto, a lo que ella solo negó, sin recibirla.

—Invita la casa.

Seguí insistiendo durante un tiempo, incómoda al tener que irme sin pagar, pero al final terminó convenciéndome. Salí de la cafetería, amando el clima de la ciudad. Busqué mi celular en mi cartera deportiva, y me puse mis lentes de sol para tomarme una foto, encontrando la iluminación perfecta.

Estuve conforme con el resultado y la subí a mis historias. Lo próximo que hice fue guardar mi celular, y comencé a caminar de vuelta a casa. Las calles estaban limpias y llenas de árboles, cosa que no pasaba en Paris debido a la cantidad de turistas. Aspiré el aire fresco y saqué mi celular en cuanto escuché que había una llamada entrante.

Charlotte.

—¿Qué harás esta tarde? —espetó sin más.

—Almorzaré con Mikhail, pero después de eso estaré libre.

Mikhail tenía varios amigos en la ciudad, por lo que me había dicho que no me preocupara por él si debía pasar tiempo a solas con mis amigas o incluso mi familia.

—Te espero en mi casa entonces. Tenemos mucho que hablar.

Charlotte finalizó la llamada antes de esperar mi respuesta y me hizo sonreír. De verdad había echado de menos a mis amigas, y estaba ansiando poder reunirme con ellas y reírme toda la tarde.

El corazón de VioletDonde viven las historias. Descúbrelo ahora