Toda historia merece ser contada, la mía es sencilla pues, más que un relato para entretener a quien lo lea, es un diario, una confesión, un capítulo de mi vida que fue importante. Nadie puede cambiar a alguien; pero ese alguien puede convertirse en la motivación por la que todo, en ese otro alguien, cambie. Yo transformé mi vida gracias a ella.
Y es que, ¿qué puedo decir sobre lo ocurrido? Contigo conocí el amor y también el dolor. La vida pone en el camino personas maravillosas y, sin embargo, muchas veces no sabemos valorarlas porque no comprendemos cuánto valen hasta que las hemos perdido para siempre. Por andar recogiendo piedras en el camino no nos fijamos que puede haber muchos diamantes a nuestro alrededor; y esa sería la más dura de las lecciones que yo debería aprender. Te empecé a echar de menos cuando ya era demasiado tarde. Me demoré.
Fue un 10 de junio, no olvidaré esa fecha. Es raro encontrar alguien así por internet. Con tantos peligros latentes dentro de esa inmensa red global, con tantas circunstancias extrañas que pasan, con la incertidumbre de no saber quién está detrás de esa pantalla o qué intenciones tiene, yo no creía en poder encontrar siquiera una persona para poder mantener una conversación, pues mi escepticismo era mayor. Simplemente estaba en esa red social «de pasada», no tenía nada mejor que hacer aquella noche.
Y no era que tuviera muchas actividades para realizar el resto de mi tiempo. Desde siempre he sido una persona muy tímida, de pocos amigos, que no sale mucho de casa y que prefiere quedarse es-cuchando música en medio de la soledad de la habitación, rayando casi en la monotonía y el aburrimiento; una rutina de dieciocho años que no cambió hasta ese único momento.
–Hola, ¿cómo estás?
–Hola. Bien. ¿Y tú?
–Bien, gracias.
Y fue así como se inició la historia que cambiaría mi vida y que la dividiría en dos. Pero no fue una conversación que se iniciara en la calle, en un café, en un parque o en un salón de clase. Fue a través de un ordenador, de una red social, de unos cuantos clics y un teclado. Así conocí a Samanta, una chica extraordinaria, de sentimientos únicos. Mi corazón no podrá desprenderse ni por un segundo de esta sensación.
Esa noche escribí mi correo electrónico, mi contraseña, y con un solo clic, miles de fotografías, personas y rostros diferentes se apoderaron de la pantalla del ordenador y se mostraron ante mis ojos, para nada sorprendidos.
–Siempre lo mismo –pensaba siempre, acompañando mi frase con un suspiro aburrido.
Ya era parte de mi rutina estar unos minutos en aquella página y luego salir de ella sin mayores contratiempos. Eché un vistazo a los perfiles, como siempre mujeres hermosas, voluptuosas, rubias, castañas, morenas, blancas, de cuerpos esculturales, de ojos de todos los colores, de rostros disparejos, con anteojos, con escotes, recatadas, desequilibradas, reprimidas, liberadas...

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VIVO POR ELLA: Cuando el amor traspasa las pantallas de un ordenador
Teen FictionCuando el impulso es más fuerte que la razón y el corazón late fuerte y confundido, cuando la sangre corre por las venas y los amores se confunden con la pasión y el deseo, cuando las decisiones se toman desde la emoción y los errores se pagan con s...