El sonido atronador del reloj casi hacía doler sus oídos. Nunca se había sentido tan molesto por el tic tac, pero ahí estaba él, sobre la mesa, clavando las garras en la madera como si pudiera detener el irritante sonido que resonaba en aquellas cuatro paredes. Si era por la tensión que sentía, no lo sabía. Lo que sí sabía era que iba a estallar como ese ruido no se detuviera en los próximos cinco segundos.
En realidad, no sabía si le fastidiaba más el hecho de que lo único que se escuchara en la habitación fueran las manecillas del reloj de la pared o el hecho de que su compañero había estado en silencio durante varios minutos, sin apenas reaccionar, mirando un papel que había entre sus manos como si quisiera prenderlo en llamas.
—Azariel, por el amor de tu padre. Por mucho que mires la carta el contenido no va a cambiar.
El chico finalmente, finalmente, apartó la vista de la carta que estaba sosteniendo y giró su cabeza para mirarlo. Sus ojos azules estaban llenos de incredulidad y su ceño estaba fruncido. Se preguntó qué ponía en el papel que sostenía entre sus dedos para hacerle tener esa expresión en su rostro.
—Ya lo sé, gato estúpido. No hace falta que lo digas —suspiró y se pasó una mano por la cara—. Pero no es tan fácil procesar el hecho de que ella me haya enviado una carta.
—Querido Satán —después de decir esas palabras estuvo tentado a soltar un gemido de irritación pero se contuvo—. Sólo es una carta, no es como si te hubiera propuesto matrimonio o algo así.
Azariel volvió a fruncir el ceño, y la expresión de su cara solo le hizo reír. Parecía como si el chico hubiera comido un limón. O peor: como si en la cafetería hubieran decidido poner un höbber como plato principal. Nunca entendió por qué su compañero nunca disfrutó de esa comida, pero estaba claro que personas como él no tenían un buen paladar.
—No seas idiota. Es una bruja. Nunca estaría con una bruja. Antes muerto —hizo una mueca.
Eso le hizo reír otra vez. Saltó de la mesa y se acercó al demonio. El chico suspiró, cubriéndose la cara. Seguro que se sentiría asqueado por la insinuación de estar casado con una bruja, pero Hellien siempre disfrutó haciéndole bromas que le irritaran. La tentación de ver la expresión de hastío en la cara de Azariel era demasiado fuerte como para poder ignorarla.
—Eres muy dramático —se burló Hellien—. Además, seguro que lo que pone en la carta no es tan impactante.
—Leela entonces y dime qué es lo que piensas
Saltó desde el suelo al sofá y se inclinó para leer la carta que Azariel dejó sobre la mesa de cristal. A simple vista se podía ver que el papel era de color gris y estaba ligeramente arrugado, como si Shayla hubiera estado borrando el contenido de la carta una y otra vez hasta que finalmente encontró las palabras correctas. Frunció el ceño. Shayla era una bruja, era extraño que no hubiera decidido utilizar su magia para escribir la carta sin errores.
𝓐𝖟𝖆𝖗𝖎𝖊𝖑,
𝐒𝖊𝖌𝖚𝖗𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖙𝖊 𝖘𝖔𝖗𝖕𝖗𝖊𝖓𝖉𝖊𝖗á 𝖖𝖚𝖊 𝖙𝖊 𝖊𝖘𝖈𝖗𝖎𝖇𝖆 𝖚𝖓𝖆 𝖈𝖆𝖗𝖙𝖆. 𝐓𝖆𝖒𝖇𝖎é𝖓 𝖊𝖘𝖙𝖔𝐲 𝖘𝖔𝖗𝖕𝖗𝖊𝖓𝖉𝖎𝖉𝖆 𝖉𝖊 𝖍𝖆𝖈𝖊𝖗 𝖆𝖑𝖌𝖔 𝖆𝖘í, 𝖕𝖊𝖗𝖔 𝖓𝖔 𝖑𝖔 𝖍𝖆𝖗í𝖆 𝖘𝖎 𝖑𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖙𝖊𝖓𝖌𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖉𝖊𝖈𝖎𝖗𝖙𝖊 𝖓𝖔 𝖋𝖚𝖊𝖗𝖆 𝖘𝖚𝖒𝖆𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖎𝖒𝖕𝖔𝖗𝖙𝖆𝖓𝖙𝖊. 𝐒é 𝖖𝖚𝖊 𝖕𝖆𝖗𝖊𝖈𝖊𝖗á 𝖚𝖓𝖆 𝖑𝖔𝖈𝖚𝖗𝖆, 𝖕𝖊𝖗𝖔 𝖓𝖊𝖈𝖊𝖘𝖎𝖙𝖔 𝖙𝖚 𝖆𝐲𝖚𝖉𝖆. 𝐓𝖊 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖗á𝖘 𝖕𝖗𝖊𝖌𝖚𝖓𝖙𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖖𝖚é 𝖚𝖓𝖆 𝖇𝖗𝖚𝖏𝖆 𝖓𝖊𝖈𝖊𝖘𝖎𝖙𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖚𝖓 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 𝖑𝖆 𝖆𝐲𝖚𝖉𝖊. 𝐄𝖘𝖙𝖆𝖗í𝖆 𝖉𝖎𝖘𝖕𝖚𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖆 𝖉𝖊𝖈í𝖗𝖙𝖊𝖑𝖔 𝖊𝖓 𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖈𝖆𝖗𝖙𝖆, 𝖕𝖊𝖗𝖔 𝖘𝖆𝖇𝖊𝖘 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖔 𝖊𝖘 𝖚𝖓 𝖒é𝖙𝖔𝖉𝖔 𝖋𝖎𝖆𝖇𝖑𝖊. 𝐂𝖚𝖆𝖑𝖖𝖚𝖎𝖊𝖗 𝖕𝖊𝖗𝖘𝖔𝖓𝖆 𝖕𝖔𝖉𝖗í𝖆 𝖊𝖓𝖈𝖔𝖓𝖙𝖗𝖆𝖗 𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖈𝖆𝖗𝖙𝖆 𝐲 𝖑𝖊𝖊𝖗𝖑𝖆. 𝐘 𝖘𝖎 𝖙𝖊 𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖏𝖊𝖗𝖆 𝐲 𝖈𝖆𝐲𝖊𝖗𝖆 𝖊𝖓 𝖒𝖆𝖑𝖆𝖘 𝖒𝖆𝖓𝖔𝖘, 𝖘𝖊𝖗í𝖆 𝖆𝖑𝖌𝖔 𝖙𝖊𝖗𝖗𝖎𝖇𝖑𝖊 𝖕𝖆𝖗𝖆 𝖙𝖔𝖉𝖔𝖘 𝖓𝖔𝖘𝖔𝖙𝖗𝖔𝖘. 𝐏𝖔𝖗 𝖊𝖘𝖔 𝖙𝖊𝖓𝖌𝖔 𝖖𝖚𝖊 𝖕𝖊𝖉𝖎𝖗𝖙𝖊 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖔𝖘 𝖗𝖊𝖚𝖓𝖆𝖒𝖔𝖘 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔 𝖍𝖚𝖒𝖆𝖓𝖔, 𝖊𝖓 𝖊𝖑 𝖇𝖔𝖘𝖖𝖚𝖊 𝖉𝖊 𝕸𝐲𝖘𝖙𝖎𝖈 𝐇𝖎𝖑𝖑𝖘, 𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖒𝖊𝖉𝖎𝖆𝖓𝖔𝖈𝖍𝖊.
𝐂𝖔𝖓𝖋í𝖔 𝖊𝖓 𝖖𝖚𝖊 𝖕𝖔𝖉𝖆𝖒𝖔𝖘 𝖗𝖊𝖚𝖓𝖎𝖗𝖓𝖔𝖘,
𝐒𝖍𝖆𝐲𝖑𝖆 𝐊𝖆𝖗𝖕𝖆𝖗𝖍𝖎𝖔𝖓
𝐏𝖉: 𝐀𝖓𝖙𝖊𝖘 𝖉𝖊 𝖓𝖊𝖌𝖆𝖗𝖙𝖊 𝖕𝖔𝖗 𝖈𝖔𝖒𝖕𝖑𝖊𝖙𝖔, 𝖗𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖆 𝖖𝖚𝖊 𝖓𝖔 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖗í𝖆 𝖊𝖘𝖈𝖗𝖎𝖇𝖎é𝖓𝖉𝖔𝖙𝖊 𝖊𝖘𝖙𝖆 𝖈𝖆𝖗𝖙𝖆 𝖘𝖎 𝖓𝖔 𝖋𝖚𝖊𝖗𝖆 𝖊𝖘𝖙𝖗𝖎𝖈𝖙𝖆𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖓𝖊𝖈𝖊𝖘𝖆𝖗𝖎𝖔.
Volvió a releer la carta un par de veces, pero nada de lo que ponía desapareció. Ella, Shayla Karparhion, la hija de una de las brujas más conocidas por las criaturas sobrenaturales, y una de las hechiceras más poderosas de su generación, le estaba pidiendo ayuda a un demonio. Era demasiado surrealista como para ser verdad.
—¿Sigues pensando que soy dramático?
Hellien frunció el ceño. No iba a negar que la carta era preocupante. El príncipe del infierno tenía razón en eso. El hecho de que Shayla estuviera tan desesperada por ayuda que se la pediría al hijo de Lucifer, de entre todas las personas posibles, no podía significar nada bueno. Cuando Azariel y ella se enfrentaron por el Ilvernia corel dien, Hellien fue capaz de ver la destreza innata de Shayla. Ella era perfectamente capaz de enfrentarse a una amenaza externa sin necesitar a nadie más.
Se tensó, rodeándose a sí mismo con sus alas de forma inconsciente. No sabía que era lo que había pasado, pero era tan terrible que Shayla no se veía capaz de enfrentarse a aquella situación sola, y eso hizo que un escalofrío recorriera su cuerpo.
—Tú siempre vas a ser dramático —aunque quiso reírse, el contenido de la carta hizo que no fuera capaz. Unos minutos después, cuando su cuerpo dejó de temblar, dejó de cubrirse a sí mismo con las alas y miró a Azariel—-. ¿Qué es lo que piensas hacer?
Créditos a Cebicles perteneciente a Star_Club_ por el Banner del principio del capítulo.
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Legend Of The Guardians
FantasyLa vida de Azariel no era nada fácil teniendo que cumplir con las expectativas que todos los demonios, incluido su padre, tenían en él por ser el hijo de Lucifer. Después de fallar una misión asignada por el rey del infierno, su vida se volvió aún m...