Cuando Azariel vio dos pequeñas luces a través de la ventana de su habitación pensó que era un truco de la luz y no le dio importancia. Creyó que aquello se debía a que no estaba completamente despierto, por eso volvió a cerrar los ojos, cubriéndose más con la manta. Al contrario de lo que la gente podía pensar, el infierno era bastante frío por las noches. Y aún más en invierno. Azariel todavía se preguntaba cómo era posible que el frío que había en el mundo de los humanos también afectara al mundo de los demonios, pero no había nada que pudieran hacer más que abrigarse. Se acurrucó entre las sábanas, y al cabo de un par de segundos volvió a estar dormido.
Minutos después, oyó un sonido afuera de la casa que hizo que se despertara de nuevo. Ver unos ojos morados resplandecientes al otro lado del cristal hizo que se incorporara de la cama de golpe y encendiera la lámpara que había en su mesilla de noche. Su mirada se posó sobre lo que había causado aquel sonido y se encontró con un cuervo de color negro que golpeaba el cristal con su pico.
—Tiene que ser una broma —dijo al ver la hora que marcaba su reloj.
No podía creer que un pajarraco hubiera interrumpido su sueño a las tres de la madrugada. Se tumbó sobre la cama y se cubrió la cabeza con una almohada para callar el sonido. Lo último que quería hacer era prestarle atención a un animal que había aparecido afuera de su casa sin haber tenido su dosis diaria de sueño. El cuervo al parecer tenía otros planes, porque siguió golpeando la ventana hasta que Azariel finalmente no lo soportó más y tuvo que levantarse.
—En serio, ¿qué mierda quieres?
Antes de que pudiera reaccionar, el cuervo clavó el pico en una de sus manos. Soltó un gemido de dolor y la apartó de la ventana, llevándosela a su pecho. ¿Qué demonios le pasaba a ese pájaro? Frunció el ceño, y el animal le dirigió una mirada que parecía de superioridad. Sus ojos se entrecerraron. Esa criatura que tenía una cara tan inocente estaba irritándole más de lo que debería.
—Eso te pasa por irrespetuoso.
—¿Se supone que debo estar feliz al ser despertado a las tres de la madrugada? —se cruzó de brazos.
El cuervo pareció no haberlo escuchado, o decidió ignorarlo, porque no contestó a su pregunta. Solo abrió con sus garras un bolso que llevaba colgado del cuello y con su pico sacó un sobre de color morado. Lo extendió hacia él para que lo agarrara y Azariel lo sujetó con sus manos. Quiso preguntarle por qué le había entregado aquello, pero el animal le hizo un gesto con una de sus alas, diciéndole «Adiós», y se alejó volando. Ni siquiera le dio tiempo a decirle que esperara.
Se movió tan rápido que cuando entreabrió los labios el cuervo ya se encontraba demasiado lejos como para escuchar su voz.
Parpadeó, sin poder creer lo que acababa de suceder. ¿Aquel cuervo realmente le había despertado para darle un sobre y marcharse como si nada? Frunció el ceño y se dejó caer sobre la cama. Aquella mañana de invierno no había empezado de la mejor forma. Y solo eran las tres de la mañana. Tenía miedo de saber qué pasaría el resto del día. Lo último que necesitaba era que ese día también fuera un desastre.
ESTÁS LEYENDO
Legend Of The Guardians
FantasyLa vida de Azariel no era nada fácil teniendo que cumplir con las expectativas que todos los demonios, incluido su padre, tenían en él por ser el hijo de Lucifer. Después de fallar una misión asignada por el rey del infierno, su vida se volvió aún m...