El Gran Ken Sato (Ken Sato x TN)

Epílogo

Tal vez eran esos hermosos ojos, su actitud segura… No lo sé, pero me sentía segura y amada con Kenji Sato a mi lado. Al menos así se sentía, ni recuerdo el día en que su actitud segura y confiada cambió a egocentrismo. Éramos niños cuando nos conocíamos, sus padres trabajaban en la misma compañía que los míos, por lo que siempre estaba en su casa o el en la mía, recuerdo mucho a su madre, la manera en que nos hacía curry, tan delicioso, yo siempre me manchaba, pero Kenji siempre me limpiaba con sigo mismo, su mamá se reía de eso, el solo se avergonzaba y negaba lo sucedido. Eran… Son lindos recuerdos. Lastimosamente mi padre murió, mi madre no pudo con el dolor, y los señores Sato se ofrecieron para cuidarnos, pero la señora Emi, tenía planes en los Estados Unidos, mamá estaba de acuerdo en irnos con ella. Recuerdo la escena, donde el señor Sato se despedía de nosotros, su dolor que ocultaba cuando no lo veíamos, al subir al avión la señora Sato no habló en todo el transcurso, lo mismo pasaba con Kenji, que solo me miraba sin decir nada. 

Yo siempre acompañaba a Ken a sus entrenamientos y juegos, eramos inseparables, había veces en que me dedicaba puntos, home-runs en su mayoría, muchos niños se burlaban de mí por mi aspecto, por lo que comíamos Kenji y yo, siempre lo insultaban por sus ojos, para apoyarlo le mencione lo asombrosos que eran, para mí unicos.

—¿Eso crees? — Reaccionó tan ingenuo.

—Sip, eso creo, Kenji, no les hagas caso, solo tienen envidia de “El Gran Ken Sato”. — 

Eso lo emocionó tanto que no paraba de presentarse así. Los niños empezaron a molestarnos aún más al saber lo cercanos que éramos. Al punto en que en la fiesta de graduación de secundaria, se me declaró.

—Yo realmente te quiero, lo sabes, pero no solo como una amiga de siempre, yo siempre he sentido cosas por ti.

—Kenji…

—¿Recuerdas cuando limpiaba tus manchas en tu cara? Desde entonces supe lo importante que eres para mi.

—Eso fue hace mucho tiempo Ken, éramos tan solo niños. Estás loco. — Mis nervios no podían con esto, mi vestido ya tenía marcas de sudor con la forma de mi mano. 

—También cuando te gustó ese niño miado… ¿Cual era su nombre?

—Ay, Kenji… ¿Hablas de Alex?

—Supongo, que yo sepa no te ha gustado otro niño. Que horrible nombre tiene por cierto. 

—¿Por eso te peleabas con él después de los entrenamientos?

—Aja… El se te iba a declarar, no podía permitirlo, no hasta que el Gran Ken Sato lo hiciera primero, creeme que no lo iba a dejar. — Sus manos me empezaron a guiar a la pista de baile, era una canción suave, un lindo baile lento. Solo tomaba mis manos y empezaba a acariciarlas mientras guiaba mis pasos. —Sabes, el Gran Ken Sato, no sería grande sin ti. Te quiero en mi vida. Además, vamos. Tu y yo lo sabemos, Ken Sato no es cualquiera, ___, dejame ser tu número uno. — 

Mi corazón no paraba de bombear sangre, sentía la mirada de las mil pretendientes de Kenji en mi boca. Siempre fue muy codiciado por las niñas, también fue uno de los motivos por los cuales me molestaban, pero nunca se lo dije.

—Siempre me molestaron. — Él se quedó callado. Confundido por mi confesión. — Por ti, Kenji. Las niñas son malas conmigo, en su mayoría me hablan para acercarse a ti.

—¿Por qué nunca lo mencionaste? ¿Quién fue? Dime ahora. — Se enojó mucho esa vez, empezó a interrogarme, yo solo quería que este baile eterno, con miles de ojos viéndome se acabara. El se dio cuenta de eso. —No importa. Desde ahora soy tu protector, tu Ultraman, como niños ¿Recuerdas? No volverán a hacerte eso, pero volviendo al tema, déjame protegerte. Sabes que no fallare. 

Lo menciono para después plantarme un suave beso, un beso inocente. Su mamá solo nos veía de lejos, daba risa como lo apoyaban, las miles de miradas se intensificaban, pero ya no importaba. Kenji me protegerá.