Capítulo 2

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Recuerdo tanto ese día, el día en que me abandonó. Habíamos tenido una pelea antes de eso, yo había hecho una fiesta en casa, cuando ella no estaba, se filtraron fotos mías con otra mujer, me justifique diciendo que era por el alcohol. Ella lloraba, no era mi culpa, yo le había avisado de la fiesta. Yo estaba apunto de tomar mi chamarra para dar unas vueltas en la moto.

—¿Es la primera? — Me detuve, me congelé por completo, solo respondí con una sílaba. —Que si es la primera. — No quería ser honesto, no debí serlo, pero yo no quería mentirle.

—No. 

Voltee para verla, ella ya no lloraba, el silencio, sus ojos de asco, nunca me había visto así, fue una estaca en mi alma. Ella solo me miraba.

—Tu ya no eres Kenji Sato.

—De qué hablas, nena. Yo soy el Gran Ken Sato.

—Exacto. El Gran Ken Sato… ¿Sabes que? — Volvió a detenerme en mi camino a la puerta. Yo solo la miré mal.

—¿Ahora que?

—Terminamos, Sato. — Mi mundo, mi corazón y mi alma se habían destruido en mil pedazos, sus dos palabras, dolían mucho, demasiado. Nunca pensé que esto podría siquiera suceder. 

—No me digas, así. — Ella ni siquiera le tomó importancia a mis cuatro palabras, solo se dio la vuelta y fue a la habitación.

Tal vez fue mi orgullo, tal vez eso fue el causante que hiciera que no fuera a rogarle, fuera a explicarle, ni tan solo a disculparme. Tal vez hubiera sido distinto, si tan solo tal vez.

Al regresar a casa, no había señales de ella, su ropa ya no estaba, al igual que su carro. Se sentía todo tan vacío. No había nadie festejando cuando llegaba de un partido, bueno o malo. Nadie velando por mi en mis pesadillas. Nadie para tomar café… Podría hacer una lista interminable acerca de cuánto me hace falta. Aún así pensé que solo era un berrinche, que regresaría a mi cuando se diera cuenta de lo mucho que me necesita. Pasaron los días, las semanas, los meses y por último un par de años, hasta que volví a saber de ella.

—Mina, tele, porfis.

En primer plano estaba ella, mis ojos se sorprendieron al verla, era ella, tan linda y carismática. Hacía reír al presentador de vez en cuando y respondía sus preguntas con tanta facilidad. Ella es una actriz conocida, aun así muchos fans se cuestionaron por qué desapareció. Ella se disculpó, dio una razón que ni siquiera recuerdo. En ese momento tomó el micrófono…

—Mina, haz zoom a su mano.

Mina cumplió con mi petición, era un anillo, un maldito anillo de compromiso. De inmediato el presentador se dio cuenta de ese detalle, empezó a cuestionarla.

—Dinos ,___, ¿Quién es tu galán? — Mi cara se acercó tanto a la pantalla que podía ver los píxeles de esta.

—Ay… Es algo reciente. Yuto y yo hemos tenido una increíble relación, este año me pido mi mano. Obviamente respondí que sí, es un buen hombre. Así que espero que también marido.

Yo entré en un trance, no escuché lo que seguía de la entrevista, solo la miraba a ella, sentía un duro golpe de realidad, ella no iba a volver a mi, ella ya no me necesitaba, mi corazón que ya estaba hecho pedazos, ahora solo quedaba polvo y cenizas viejas. ¿Cómo me podría hacer esto?, me cambio por un cualquiera, ni siquiera hay alguien en la tierra que conozca a ese tal Yuko, como se llame. De inmediato le pedí a Mina información del sujeto. Mencionó que es un actor famoso, según Mina puede que haya conocido a ___ cuando unos meses antes de que termináramos. Ese hijo de perra. Se debe sentir mejor, al saber que le arrebató su mujer a Ken Sato, solo la quiere por fama ese pendejo.

—Mina, busca su dirección.

—Eso es ilegal, Ken. Tu no debes segarte por los sentimientos, deberías felicitarla.

—¿Tú ya lo hiciste o qué?

—Si…

—¡¿Ya sabías?!

Mina solo se quedó callada y me dio su dirección. No recuerdo mucho de ese momento, estaba tomando cervezas mientras me vestía, una tras otra. Este coraje estaba a punto de reventarme las venas, ese pendejo que se cree, nadie la merece, ni siquiera la conoce como yo.

Llegue a la casa de ese idiota, el se estaba bajando del carro, ___ estaba en el copiloto, ni siquiera le abrio la puerta, ella lo tuvo que hacer, ese pequeño detalle, hizo que mi mente explotara, de inmediato corrí cerca de el.

—¿Ken Sato? Es un…

No lo dejé terminar, le di un derechazo, empezó a empujarme para calmarme, yo solo respondía con golpes. ___ bajó del carro rápidamente, el estupido ya no se podía levantar del suelo.

—¡¿Qué haces, Sato?!

—¡No me llames así!... Soy Kenji. Soy yo, amor. — Mis lágrimas que tanto aguante, empezaron a liberarse de mis ojos. Mi reacción para calmarme, fue abrazarla, no podía soltarla, no otra vez…

—Kenji… Tengo todo el derecho de hacer lo que quiera con mi vida.

—Lo sé, pero ¿por qué con él? ¿Qué tiene que yo no? Dudo bastante que sea más rico, más guapo y mucho menos famoso que yo.

—No todo se trata de eso.

—Entonces, dímelo. ¿Qué tiene? ¿Por qué te comprometiste tan rápido? — Mis lagrimas ahogaban mis palabras, cuanto más le preguntaba, más me dolía, más me pegaba a ella.

—Sabes porque te deje, no tengo que explicarte nada. Por favor, suéltame, me lastimas.

No quería soltarla, sabía que si la soltaba no iba a volver. Seguía preguntando el por qué, mi llanto se transformó en gritos. Le empecé a reclamar, a resaltar el por qué no podía seguir con ese cualquiera, ella merecía algo mejor, merecía algo como yo. Solo me miraba con pena.

—Kenji, tú ya tenías otra vida cuando estaba contigo, yo solo dejé que esa vida siguiera su curso…

—¿Abandonandome?

—No te abandone. No eres un niño. Fue tu decisión, meterte con alguien más, encima en nuestra propia casa, sabes lo asquerosa que me sentí al no saber que podrías tener, o si podía estar infectada de alguna cosa.

—¿Eso fue lo que te importó?

—Obviamente, es mi salud, Sato… Solo vete, como esa vez, que ni siquiera lo pensaste al abrir la puerta.

—¡Claro que lo pensé, me dolió tanto!

—Okey, Sato. Si te duele tanto ahora entonces igualmente lo puedes hacer. Yo ya tengo mi vida, dejame vivirla.

Eso me hundió, sus ojos ni siquiera me miraban igual, estaba enojada, nunca se enojaba conmigo, ya no tenían ese brillo tan especial que hacían cuando me miraba, se veía seria. Llegaron los guardias y me alejaron de ella, yo me resistí tanto como podía, no la quería dejar. Me subí a la moto, por el retrovisor la veía haciéndose cargo de su estupido prometido de mierda. Hasta que la distancia los ocultó entre el paisaje, subí la velocidad, y llegue a casa, empecé a romper todo lo que tenía relación con ella, las cosas que estaban esperando su regreso, la casa era un desastre en la madrugada, yo estaba en la cama con un número incontable de botellas, lo único que quedaba era ese álbum, fotos de nuestra infancia, no tenía videos al respecto, esos eran custodiados por mamá. Eramos tan felices, cuando eso cambió por que lo hice, mi mente me empezó a interrogar para dejarme inconsciente por el licor.

El Gran Ken Sato (Ken Sato x TN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora