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Jack: ¡Coño, oficial Giselle! Justo a tiempo. La estaba esperando 

Giselle: ¿Necesita algo Superintendente? 

Jack: Venga conmigo 

Giselle: Bien - dije sin más

Caminé tras de él hasta el estacionamiento de comisaría y me indicó que entrara a su z. 

Gustabo: ¡Hombre, pero que linda sorpresa! - estaba sentado en la parte de atrás junto a Horacio 

Horacio: ¿Cómo que sorpresa? Si tú...

Gustabo: - le dio un codazo - Calla Horacio... - le susurró 

Giselle: Hola chicos - saludé 

El Superintendente entró al coche-patrulla en el asiento del piloto y comenzó a manejar. 

Giselle: ¿Y...Por qué estamos aquí? - le pregunté

Jack: Vamos a ir a la playa. Quiero ver hasta qué punto estáis en forma 

Horacio: Si. El abuelo nos va a hacer un entrenamiento - dijo riendo 

Jack: Tengo más aguante que todo el CNP junto, gilipollas 

Giselle: ¿Y yo que tengo que ver aquí? Usted ya vio mi aguante físico Super

Jack: Porque...

Gustabo: - lo interrumpió - Bueno, porque te ha tocado reina 

Giselle: Joder, no me vuelvas a llamar así 

Gustabo: ¿Y por qué no? Te identifica, reina - dijo entre risas 

Horacio: Gustabo...

Giselle: - lo miré hacia atrás - Mira, vete a la mierda, no me llames así y punto - lo señalé 

Gustabo: Pero ¿Qué te ha pasado en la mano?

Giselle: Nada que te importe 

Gustabo: ¿Qué te pasó en la mano? - volvió a preguntar 

Giselle: Un pequeño incidente con un anormal. Nada grave ¿sí? 

Gustabo: ¿Puedo ver? 

Giselle: ¿Ahora acaso eres doctor o algo así? 

Gustabo: No, solo quiero ver 

Tiré un aire pesado y le extendí mi mano con pesadez. Gustabo la tomó con ambas manos. Sus manos, fueron insoportablemente cuidadosas mientras rozaba las yemas de sus dedos sobre el dorso de mi mano. Sentí un pequeño escalofrío que recorrió todo mi cuerpo. Tragué con pesadez. 

Gustabo: No se ve muy bien. ¿Te duele? 

Giselle: Un poco...

Horacio: Deberías vendarte, por si acaso 

Jack: - carraspeó la garganta - Llegamos. Dejen de tomarse las manitas nenas y moved el culo 

Aparté rápidamente mi mano del suave agarre de Gustabo. Nos bajamos del z y nos dirigimos a la orilla de la playa, dispuestos a entrenar con el Superintendente. 

Los tres chicos se quitaron la polera. Gustabo me miró y alzó una ceja, acompañado con una sonrisa de lado. Me crucé de brazos y negué con la cabeza como respuesta. El Superintendente nos ordenó ponernos en fila para comenzar el entrenamiento. 

100, 200, hasta 500 flexiones nos hacía realizar Conway, luego trotar en fila. Horacio y Gustabo hacían el payaso de vez en cuando mientras trotábamos, sacando de sus casillas al Superintendente, como era habitual. Parecían niños pequeños. Eso me daba gracia...de alguna manera. El entrenamiento junto a ellos fue divertido. Ellos lo eran. 

ᎷᎽ ᎪᎠᎠᏆᏟͲᏆϴΝ  🎭𝔾𝕌𝕊𝕋𝔸𝔹𝕆 𝔾𝔸ℝℂ𝕀́𝔸🎭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora