Act a fool

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Ella no estaba interesada en nadie, él estaba interesado en ella.
Profesor y estudiante, una que no lo ama, otro que no para de hacer cosas indecentes pensando en ella.

Lo está llevando a la locura.

Estaba sentada atrás, él frente a la pizarra; pero ella no estaba ni siquiera mirándolo, cuando sus pantalones comenzaron a apretarse.
No podía ni tenerla en frente sin excitarse, ¿¡en serio?!

Suspiró y se sentó silenciosamente en su asiento, su mano yendo a acariciar lo que no debía estar tocando mientras la miraba. Ella, por instinto al sentir que la estaban observando, miró hacia el frente; atrapando su mirada en ella.

Él sonrió para sí mismo, al verla mirar hacia otro lado nerviosa; sabía que ella ya había acabado de escribir lo asignado, por lo que no sabía en qué más distraerse, pero él...

Su imaginación se volvió atrevida.

Comenzó a imaginar el tenerla agarrada del pelo desde atrás, su espalda arqueda y desnuda frente a él, mientras arremetía contra ella. El cómo la hacía acostarse sobre su estómago, mientras estaba sobre ella, tocando cada lugar que la hacía derretirse dentro de ella.

Se le hizo la boca agua.

¿Has escuchado de lo que se dice acerca las tímidas?

El problema no era que ella es menor. No.
Ella ya tiene dieziciete. Es de edad suficiente para consentir.
El problema es que ella no lo ama. No está ni interesada en él.

Ese es el problema.

Eso es lo que lo detiene.

¿Cómo alguien que no te ama ni quiere tener algo contigo es capaz de atormentarte tanto en sueños? ¿O el mero pensamiento que le llega de la nada de hacerla suya, con imágenes y sonidos incluídos?

Se había hecho mil y un escenarios en los que la cogía y la hacía gemir justo en su oído una y otra vez, en cada posición imaginable en la que tuviera acceso a él.

¿Irónico no? Un adulto de 36 años, fantaseando y hormoneando por una adolescente de 17, que ni siquiera lo mira.

Le gustan las difíciles.

Al la clase acabar, todos recogieron y guardaron sus cosas y comenzaron a marcharse fuera del salón, pero cuando ella ya estaba colocando la correa de la mochila sobre su hombro para irse igual que los demás, el Profesor la llamó.

—Señorita T/a, venga acá. —su nombre salió suavemente de su lengua, como si decir su nombre con fuerza la fuera a romper.

Él había notado lo delicada que era ella para todo. Su letra nítida, su forma de hablar, su dicción perfecta...

Ella se acercó, su cabeza ladeada un poco en curiosidad del por qué el Profesor la querría allí tiempos después de su lección

—¿Sí, Profesor? —su voz lo hizo temblar, y su mente de nuevo comenzó a curiosear, sino fuera porque comenzó a hablar de nuevo para que parara de pensar y no se fuera a venir en el pantalón frente a esta preciosura de niña frente a él.

Tragó y se lamió los labios, mientras cerraba los ojos y respiraba profundo

  —¿Se encuentra bien, Profesor?

Él asintió

—Solo es... —abrió los ojos para mirarla   —Solo es un pequeño antojo.

Se maldijo luego de que esas palabras salieran de su boca.

—¿antojo?, ¿necesita que le busque algo?

Él negó con la cabeza.

—No, querida, no te preocupes. ¿Me preguntaba si te gustaría acompañarme más tarde a tomar té? —sus labios se secaron, miedo a que lo rechazara y le gritara que era un pervertido en la cara

Imágenes de Severus Snape|| pt.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora