Capítulo 6.

116 17 2
                                    


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Esa noche, Hoseok no se preocuparía por el significado de la palabra remordimiento.

Para ser sincero, en ningún punto pensó en retractarse o en poner un alto, sería demasiado  mentiroso si dijera que no estuvo ansiando ese momento, sencillamente se había dejado llevar por lo que el deseo le dictó y se hallaba concentrado en disfrutar de todos esos besos que le estaban robando el aliento.

Porque sí, era jodido que Seokjin conociera a la perfección todo lo que gustaba, el muy cabrón siempre sabía que hacer, para tenerlo jadeando entre sus brazos.

Ambos portaban únicamente su ropa interior, no tuvieron siquiera la decencia de quitarse la ropa en la habitación principal y sus prendas habían quedado regadas por las escaleras.

Y no se arrepentía, de verdad no sentía culpa por tener ese par de manos recorriendo su cintura otra vez, no le importaba que esos dientes se estuvieran encajando casi con odio sobre sus labios y mucho menos le daba recato gemir cada que su entrepierna era presionada por la rodilla ajena.

Ese fuego que por tanto tiempo creyó extinto, Volvió a encenderse en un abrir y cerrar de ojos.

Su cuerpo encarcelado en contra del muro blanco, el corazón latiendo en su pecho a mil por hora y una pequeña capa de sudor brillando en su frente gracias a la desesperación que lo estaba calcinando.

Era un pecador que se encontraba en el mismo cielo, vaya ironía.

—Mierda, no sabes cuanto te extrañé.— No pudo contenerse a murmurar, en medio del frenético roce de labios —Tardaste en regresar...

—Ya estoy aquí para reclamar lo que es mío.— el ojiazul refutó, deslizando la palma en su espalda baja —No te preocupes, me haré cargo de ti.

Su abdomen se contrajo ante el hábil tacto y la mariposa que tenía tatuada pareció cobrar vida.

Juró que la sintió volar en su estómago.

—¿Vas a follarme?— Tuvo el descaro de preguntar  —Di que lo harás, por favor...

Obtuvo un gruñido como contestación rápida.

—Por supuesto que lo haré.— La confirmación lo hizo estremecer —Lo necesitas, estás rogando que te den como tanto te gusta.

—Mhn... ¿Será que aún recuerdas como debes hacerlo conmigo?

—¿Piensas que no?

—No lo sé...

SeokJin le presionó los dedos en los huesos de la Cadera.

—¿Tú crees que voy a olvidar lo mucho que adorabas que te comiera el culo?— bramó, preparándose apenas unos centímetros para poder mirarlo —Que no se te olvide quién terminaba llorando de placer con la cara hundida entre las almohadas.

Drink From MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora