O2. I did not feel anything

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☆ no sentí nada 🛍️capítulo dos

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☆ no sentí nada 🛍️
capítulo dos

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El asunto con la directora ya había sido arreglado, cosa que dejó a Seo-yun satisfecha, aunque con una inquietud latente. Su día en el instituto había terminado, así que decidió irse a casa para cambiarse de ropa y estar mejor vestida para recibir a su mejor amiga Jae-i, acompañada de He-ra.

Ambas chicas ya sabían del regreso de Jae-i, pero lo mantenían en secreto a petición de ella, quien prefería mantener un perfil bajo. A He-ra le parecía extraño; a Seo-yun, no tanto, ya que conocía bien las costumbres reservadas de su amiga. He-ra había avisado que ya estaba camino al aeropuerto, a lo cual Seo-yun respondió que también iba en camino. La noche caía rápidamente, y el frío se hacía sentir, así que Seo-yun tomó la primera chaqueta que encontró en su armario y salió de casa acompañada de su chófer.

Al llegar al aeropuerto, Seo-yun trató de evadir las preguntas inquisitivas de He-ra sobre su comportamiento hacia Ri-an. Fue un éxito, ya que He-ra guardó silencio en el momento en que vieron a Jae-i aparecer con su maleta en mano. El saludo en el aeropuerto fue rápido y superficial, pues las tres prefirieron subirse al mismo auto para poder conversar en privado. Seo-yun y Jae-i miraban sus teléfonos, ignorando las miradas inquisitivas de He-ra, quien no podía soportar el silencio y la tensión palpable en el aire.

──¿Qué tanto hiciste sola en Estados Unidos por tres meses? ──preguntó He-ra, rompiendo el incómodo silencio. Seo-yun dejó su teléfono a un lado y miró a Jae-i, esperando una respuesta. La pregunta colgaba en el aire, cargada de sospechas.

──Es que tengo unos primos en Irvine. Estaba ocupada. ──contestó Jae-i, sin mirarlas, enfocada en su teléfono.

──Me decepcionas, Jae-i. Ignoraste mis llamadas y mensajes. Woo-jin, Seo-yun y yo no te importamos mucho. ──reclamó He-ra con un tono acusador. Seo-yun asintió en silencio, apoyando la queja de He-ra. ──No me digas que también ignoraste a Ri-an por tres meses, al igual que Yun.

Jae-i no respondió inmediatamente. Volteó a mirar a Seo-yun, cuyo rostro reflejaba incomodidad ante la mención de Ri-an.

──Me imaginé. Su mal humor era como una nube negra que lo seguía a todas partes. En fin, ¿qué pasó? ¿Se pelearon? Aunque al final, da igual lo que pase entre ustedes, siempre estarán juntos. Creo que ya no debería sorprenderme. ──La voz de He-ra se volvía más intensa, llenando el auto de una tensión casi palpable.

──Tengo algo que decirles a todos. ──interrumpió Jae-i, frenando los balbuceos de He-ra.

──¿Qué cosa? ──preguntó He-ra con curiosidad y aprensión.

──Hay que reunirnos el domingo. Que sea en la tarde y en la pista.

Seo-yun asintió lentamente. No sabía qué era lo que Jae-i tenía para decirles, pero la expresión de su amiga y su renuencia a hablar anticipaban algo grave. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo, y Seo-yun solo esperaba que el domingo no se convirtiera en una jornada de revelaciones amargas.







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