Invitados

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Era un nuevo día en el infierno todo parecía normal sangre, muertos y peleas hasta que dos figuras comenzaron a pasearse por la ciudad pentagrama, una tonada se escuchaba de ambos micrófonos una más animada que la otra, ningún demonio parecía poder apartar su vista de ellos pues aunque eran idénticos al igual que su ropa vestían colores opuestos uno de azul y el otro de rojo, el primero con una expresión que daba la sensación de que rompería a llorar si le alzarán tan siquiera un poco la voz y el otro una sonrisa enorme casi rozando con lo macabro.

Muchos murmullos se escucharon cuando se detuvieron a mirar el noticiero en el que aparecía la princesa del infierno, estaba claro que los demonio radio no planeaban nada bueno, eran 7 años en los que nadie había sabido nada de ellos, los rumores no se hicieron esperar pero estos más que quedarse a escuchar emprendieron su camino al Hazbin Hotel, el lugar donde la princesa planeaba redimir a los sucios pecadores, les parecía una tontería.

Pero sin duda el lugar tenía muchas cosas interesantes para poder matar el tiempo, muchas risas y terror que causar.

Ambas manos se acercaron a la puerta para tocarla un par de veces, se alisaron sus ropas, acomodaron sus moños y esperaron pacientes a que fuese abierta por la inocente chica, afectivamente la princesa apareció en la puerta.

-Hola_ saludaron ambos, sus ojos se posaron en la otra figura más pequeña detrás de ella con un gran sombrero que tenía una corona dorada junto a una serpiente y una manzana.

-Char Char ¿Quién es?_ pregunto acercándose balanceando el bastón con un aire juguetón, parecía que no era la primera vez que tocaban para hacer bromas.

-Los demonios radio papá_ se hizo a un lado para que los viera, la chica parecía no saber que emoción mostrar por verlos, quizá sentía un poco de terror por todo lo que se hablaba de ellos.

-¿Qué los trae por aquí?_ pregunto el de rostro pálido y mejillas rojas sin dejar de mirarlos como si pudiera leerlos a través de sus expresiones.

-Ayudar en esta labor_ dijo luego de un rato el de rojo.

-Pensamos que quizá unas manos extras les vendría bien, majestades_ comento el de azul dando una pequeña reverencia.

-¿Y que querían a cambio? Porqué temo que poder no les puedo dar_ respondió, era ciertamente más bajo que ellos pero tenía un aire superior, un aire majestuoso casi divino y estaba claro que no se lo creía para nada.

-Solo queremos ayudar su majestad, no queremos recompensa ni nada parecido_ volvió a hablar el de rojo.

- He estado triste y sin un propósito hasta que escuché de este hotel y creí que podría ayudar_ sus ojos se pusieron un poco rojos y su sonrisa tembló_ No hace falta que nos intimide tanto_ soltó un sollozo tapándose la mitad del rostro con su manga y pegandose a su hermano, casi parecía que iba a temblar en cualquier momento.

El Rey enarco una ceja, ni siquiera había levantado la voz era claro que ahí había algo raro lo supo cuando la sonrisa del de rojo se ensanchó al ver que su querida hija se acercaba a querer consolarlo_ Papá ¿Podrías dejar por hoy tu interrogatorio? por favor_ pidió, Charlie no lo notó pero cuando acarició la espalda del de azul este asomó una pequeña sonrisa.

-No me convencen sus intenciones pero por hoy lo dejare pasar_ soltó un suspiro y hablo serio, la sonrisa con la que apareció se borró_ de cualquier forma no creo puedan llegar a hacer mucho si me doy cuenta_ casi lo vieron reírse cuando se dió la vuelta_ Vaggie, Char Char ¿Podrían mostrarle sus habitaciones? Quizá estén cansados del viaje_ sonrió cuándo las cejas del de rojo temblaron, era claro que este mandaba al otro.

-Perdon pero solo necesitamos una_ respondió el de rojo agitando si micrófono frente a su hermano.

-Nunca nos hemos separado tanto, temo que es imposible dormir en otro espacio_ respondió el de azul limpiándose los ojos como si nada hubiese pasado.

¿Dos son mejor que uno? RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora