나비: La Oruga - [JongSang]

Capítulo Dos

"La Voz Interior"

1985.

Desde muy temprana edad, Yong Sun sabía que algo no encajaba. Todos le decían que era bonita, pero nunca le gustó mucho verse al espejo. Adoraba su nombre, pero sentía que no le pertenecía. A menudo, se encontraba mirando a los niños correr en el parque, deseando jugar con ellos sin que le dijeran que "se comportara como una dama".

A los siete años, en una conversación que sacudió los cimientos de su familia, realizó una confesión que cambiaría para siempre sus vidas. Sentada en el regazo de su padre, con la inocencia propia de la infancia, reveló aquel secreto que guardaba en lo más profundo de su ser.

-Ya no quiero ser niña, quiero ser niño.

Ji Sung miró a Seul Gi con los ojos muy abiertos, esperando algún apoyo o consejo, pero ella sólo miró a Min Ho, quien muy relajado dijo:

-Hazlo. -y Ji Sung lo golpeó suavemente. -¿Qué?

-¿Es en serio? -murmuró enojado.

-¿Qué hay de malo?

-No puede ser. -se quejó. -Nena, préstame a tu papá un segundo. -sonrió, dejando a la niña con su abuela para ir con Min Ho a la cocina.

-Mamá Seul Gi, ¿Van a pelear por mi culpa? -preguntó, sintiéndose culpable.

-No, corazón, es solo que... La paternidad es complicada. -sonrió.-Ambos son jóvenes, hay que ser pacientes, ¿De acuerdo? -la niña asintió.

( . . . )

-¿Qué te pasa, Min Ho?

-¿Qué te pasa a ti? No veo nada de malo, si quiere ser niño, pues que sea un niño.

-¡Es antinatural!

-En ese orden de ideas, tú también lo eres, Ji Sung. -el menor frunció el ceño, con una punzada de temor en su estómago.

-¿A qué te refieres?

-Sé que no te gustan las mujeres.

-Pero... -tartamudeó.

-Eso no importa en este momento. Importa la felicidad de Yong Sun. Prefiero tener un hijo que tener un fantasma.

-Creo que estás exagerando.

-No, tú no estás viendo suficiente. Convencerla de que está confundida será un error, porque crecerá sintiendo el deseo reprimido de ser hombre, y si crece sintiendo que hay algo malo en ella terminará acudiendo al suicidio para evitar el sufrimiento que le generó no haberle permitido descubrir su identidad. -Ji Sung se quedó en silencio, procesando las palabras de su amigo.

-¿De verdad crees que será tan grave?

-Ji Sung, ya perdí un amor, y mira lo que hizo de mí ese sufrimiento, imagina lo que me haría perder a mi hija.

-Min Ho, lo siento, pero no tienes poder sobre ella. -y el corazón del chico se estrujó contra su pecho.

-¿Por qué no?

-¡No la querías! La abandonaste por años. Le hiciste daño a tu hija, ¿Y crees poder decidir sobre ella? ¡Ni siquiera la recuerdas!

-¿Y por eso la amo menos? Ni siquiera es tu hija.