Era ya de noche en Bangkok, y la oficina de Pond estaba envuelta en un tranquilo silencio, roto solo por el suave tecleo de Phuwin mientras finalizaba algunas tareas pendientes. De repente, su teléfono vibró en el escritorio, mostrando el nombre de su amigo Dunk en la pantalla. Con una sonrisa, Phuwin contestó animadamente.
—Dunk, ¿cómo estás?— saludó con alegría.
La voz al otro lado de la línea, sin embargo, no correspondía a la expectativa de Phuwin. Dunk sonaba desesperado, casi al borde del pánico.
—Phuwin, ¡tienes que venir rápido! ¡El apartamento está destruido! No sé qué pasó, pero es un desastre. ¡Por favor, apúrate!
El color desapareció del rostro de Phuwin al escuchar las palabras de su amigo. Su corazón latía con fuerza mientras trataba de procesar la situación.
—¿Qué? ¿Qué pasó, Dunk? ¿Estás bien?— preguntó frenéticamente, ya levantándose de su asiento.
—No lo sé, Phuwin, todo está roto. ¡Solo ven rápido!— respondió Dunk, la urgencia en su voz aumentando la preocupación de Phuwin.
Phuwin colgó el teléfono, su mente nublada por la preocupación y el miedo. Sin perder un segundo, salió corriendo de la empresa, dejando atrás su trabajo y cualquier otra cosa que no fuera llegar a su apartamento lo más rápido posible.
Atravesó las calles iluminadas de Bangkok, su mente llena de pensamientos caóticos sobre lo que podría haber sucedido. Cada segundo que pasaba parecía una eternidad, su corazón martillando en su pecho con una mezcla de miedo y adrenalina.
Phuwin llegó corriendo a su apartamento y se detuvo en seco al ver el estado en que se encontraba. Las ventanas estaban rotas, la puerta colgaba de las bisagras y yacía en el suelo. Sus pertenencias estaban esparcidas por todas partes, creando un caos absoluto.
Con el corazón latiendo frenéticamente, Phuwin entró al apartamento, su mente abrumada por la magnitud del desastre. Miró a su alrededor con incredulidad, sintiendo una mezcla de miedo y tristeza al ver su hogar destruido.
—Dunk, ¿qué pasó aquí?— preguntó con voz temblorosa.
Dunk, quien estaba buscando desesperadamente entre los escombros, levantó la mirada con ojos llenos de pánico.
—Phuwin, la caja... ¡la caja donde teníamos el dinero ahorrado! No la encuentro por ninguna parte— dijo con desesperación.
Phuwin se puso pálido al escuchar esas palabras. Sin perder un segundo, se arrodilló y comenzó a buscar entre los objetos esparcidos por el suelo. Ambos omegas rebuscaban frenéticamente, moviendo muebles y levantando papeles, con la esperanza de encontrar la caja que contenía todos sus ahorros.
Cada segundo que pasaba sin encontrar la caja aumentaba la ansiedad de Phuwin.
—¡Tiene que estar aquí en alguna parte!— dijo con determinación, tratando de mantener la esperanza.
Ambos continuaron buscando, levantando colchones y revisando cada rincón del apartamento. El miedo y la desesperación los impulsaban, conscientes de lo que significaba perder ese dinero. Era su sueño de una nueva casa, su futuro, lo que estaba en juego.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Dunk se detuvo, su rostro cayendo en la desesperación.
—No está... Phuwin, no está— murmuró, sus ojos llenos de lágrimas.
Phuwin sintió una oleada de impotencia y tristeza, sus manos temblando mientras seguía buscando, negándose a aceptar la realidad. Pero en su corazón, sabía que la situación era grave. Con la caja y su contenido desaparecidos, su futuro se había vuelto incierto, y su hogar, destrozado.
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Destino en Bangkok (Prt.1) - PondPhuwin
FanficEn el vibrante corazón de Bangkok, dos alfas, Joong y Pond, eran conocidos no solo por ser los mejores amigos, sino también por liderar con éxito dos de las empresas más importantes de Tailandia. Su amistad era tan sólida como sus negocios, comparti...