Todo lo que había pasado era un malentendido. Duxo planeaba hacerle daño a Aquino, pero las cosas no salieron como había planeado. Se había enamorado de él, lo amaba, pero qué caro le costó, ¿verdad?
Al principio, su plan era hacer quedar mal a Aquino, porque todo este tiempo él era un farsante, alguien al que le pagaron para hacerle la vida imposible a Aquino.
Sus planes no salieron correctamente y se enamoró de verdad. Duxo realmente estaba feliz cuando Aquino le había dicho que sí, quería seguir con su relación. Pensaba defenderlo de cualquier cosa, pero no pudo explicarse a tiempo. Todo ya había pasado; estaba frente al cuerpo de Aquino.
Todos sus momentos felices aparecieron en la cabeza de Duxo. Sintió una horrible punzada en el pecho; todo por lo que se había esforzado había desaparecido.
Duxo lloró por días. Aquino era su todo; ahora no tenía nada, nada que lo ayudara a seguir viviendo, pero aún así siguió con su vida con el peso de haber hecho que alguien a quien amaba muriera.
Los días pasaron lentamente, cada uno más vacío que el anterior. Duxo trataba de continuar con su rutina diaria, pero todo le recordaba a Aquino. Las clases en la universidad, los lugares que solían visitar juntos, incluso los pequeños detalles como una taza de café, le traían recuerdos dolorosos.
Duxo no aguanto por mucho tiempo, estaba cayendo, estaba con el pensamiento en la mente, ya no podia soportarlo, pero recordo que todo iria mal si lo hacía.
El sabía que eso no solucionaria nada, eso estaba en el pasado y no se podía solucionar, decidió seguir con su vida cargando con el recuerdo de Aquino en su mente.
Ese recuerdo nunca desaparecería de su mente.
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