Agitados

Capítulo 3: Cuentos y Melodías

Sentía mi corazón latir con furia en mi pecho, nunca me hubiera imaginado que Luke sería la persona que me preguntaría esto, ni Luke ni nadie la verdad. Así que solo me pude limitar a mirar a Luke, sorprendido, confundido y anonadado con todo lo que se me pasaba por la cabeza en ése momento.

-Luke, yo no... no tengo nada en el costado. - Dije con una confianza que casi yo me lo creí.

-Noah, por favor.- Insistió Luke, sus manos sujetaban mis antebrazos, evitando que intentara escapar de él.

No podía responder, no conozco a Luke como para confiarle un secreto tan grande que no se lo pude confiar a Mark hasta cuatro años tras conocernos, pero, me siento tan agobiado por todo... quiero desmayarme y no despertar, que Luke crea que lo que vio no fue un moretón, si no un efecto óptico o algo por el estilo, pero no me podía permitir revelarle algo que me podría llegar a arrepentir si Luke es la persona que tengo miedo de que sea.

...

Podía ver la desesperación en los ojos de Noah, un miedo palpable que me dejaba en claro que estaba aterrorizado, pero ¿de qué? Al fin y al cabo, no soy tan feo como para que yo sea quien le tiene miedo.

-Noah, ¿quieres hablar?- Ofrecí tras darme cuenta de que no estaría dispuesto a seguir la pregunta que dije.

-Si... Si por favor.- Dijo con un suspiro de alivio.

Me encantaría cuestionarle hasta su corte de cabello, pero, claramente, está siendo retenido por algo que no quiere contarme. Me suena... demasiado familiar. Sensación que se siente en mis muñecas aún hirviendo por mi estupidez de ayer.

La caminata en silencio por el colegio fue relativamente incómoda, Noah evitaba mirarme a los ojos y yo tampoco hacía el esfuerzo por hacerlo ya que de por sí yo soy de las personas que evitan el contacto visual.

-Dime, Noah, ¿qué ocurre? O al menos lo que estés cómodo en contarme.- Rompí el silencio tras llegar a una zona algo alejada y vacía del colegio. Una escalera en el primer piso que daba vista directa a la cancha de fútbol del colegio. Yo me senté unos escalones arriba, y Noah un par más abajo que yo. -Tampoco quiero forzarte a decirme nada, solo... háblame, no eres la persona que recuerdo.

...

El escalón en el que estaba sentado se sentía frío, poco invitador, incluso me atrevería a decir que me quería fuera de él, pero cualquier lugar era mejor que esa horrible mentira a la que yo llamo hogar.

Guardé silencio, ¿qué puedo decir en éste momento? Tampoco como que me puedo sacar una pregunta de donde sea para tratar de salir de esto. Luke es alguien que sabía de su existencia, puede ser que no nos conozcamos, pero ya vio parte de mi vida en casa y no hay posible vuelta atrás.

-Luke, ¿tienes padre?

-Si.

-Y... ¿cómo te trata?

Luke guardó silencio, me gustaría pensar que está pensando en el gran padre que debe tener, pero creo que está deduciendo mi situación por el simple hecho de la pregunta que le hice.

-Noah...- Murmuró Luke. Lo sentí moverse detrás de mí, pero no quería darme la vuelta. Acababa de confiarle a Luke algo que me costó cuatro años confiar a Mark, tan fácil, por un maldito moretón. De repente, siento los brazos de Luke envolverse alrededor de mi cuello y su cabeza apoyándose en la mía. -Lo siento mucho...- Me susurró, su abrazo sintiéndose como una brisa fresca que nunca sentía que necesitaría. Me... gustaba.

...

He escuchado suficientes noticias de abuso doméstico que la verdad es que no sé que hacer en ésta situación, en especial con alguien como Noah, que quién sabe por cuánto tiempo se lo había estado guardando. Pero no soy sicólogo ni nada como para ayudarlo de alguna forma que no sea... un abrazo, pero parece mucho más relajado que antes.