Los días siguientes a la noticia del embarazo fueron extraños y tensos para Victoria. Eduardo estaba exultante, más feliz de lo que había estado en años. Su rostro brillaba con una alegría que hacía mucho no mostraba, y no perdía oportunidad de abrazar y besar a Victoria.
Una mañana, mientras Eduardo se preparaba para ir a trabajar, Elmer lo vio en el jardín con una sonrisa que no podía ocultar.
—Buenos días, Eduardo. Parece que estás de muy buen humor —comentó Elmer, con una mezcla de curiosidad y recelo.
Eduardo, sin poder contener su entusiasmo, respondió:
—¡Victoria está embarazada! ¡Voy a ser papá!
Elmer se quedó en silencio, procesando la información. Su corazón latía con fuerza mientras intentaba mantener la calma. Finalmente, forzó una sonrisa y dijo, con frialdad:
—Felicidades, Eduardo.
Eduardo, absorto en su alegría, no notó la frialdad en la voz de Elmer y siguió hablando de sus planes para el futuro, del cuarto del bebé, de todo lo que haría para asegurarse de que Victoria estuviera cómoda y feliz. Elmer asintió mecánicamente, esperando que Eduardo terminara y se fuera a trabajar.
Cuando Eduardo se marchó, Elmer dejó sus herramientas y subió apresuradamente a la recámara de Victoria. Llamó a la puerta y, sin esperar una respuesta, entró. Victoria estaba sentada en la cama, mirando por la ventana. Al verlo, su rostro mostró una mezcla de sorpresa y preocupación.
—Victoria, ¿es cierto que estás embarazada? —preguntó Elmer, con la voz cargada de emoción y temor.
Victoria desvió la mirada, incapaz de enfrentar sus ojos. Elmer se acercó y la tomó de la mano, repitiendo la pregunta:
—Dime, Victoria. ¿Es cierto?
Finalmente, Victoria asintió con la cabeza, confirmando lo que Elmer ya temía. Él la miró intensamente, buscando una respuesta más concreta.
—¿Ese hijo que estás esperando es mío? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Victoria cerró los ojos, tratando de contener las lágrimas. Finalmente, con la voz quebrada, respondió:
—Sí, Elmer. Es tuyo.
Elmer sintió una mezcla de alegría y desesperación. La abrazó por detrás, besándole suavemente la mejilla.
—Eso me hace el hombre más feliz del mundo, Victoria —murmuró.
Pero Victoria se apartó, sus ojos llenos de preocupación.
—No sé cómo decírselo a Eduardo. Si se entera, estoy segura de que nos matará a ambos. Es muy celoso, Elmer.
Elmer la miró con firmeza.
—No le tengo miedo a Eduardo. Seré capaz de enfrentarme a él por ti y por nuestro hijo.
Victoria negó con la cabeza, su angustia palpable.
—Elmer, no podemos hacer eso. Es mejor que este hijo crezca dentro de mi matrimonio con Eduardo. Será mejor para todos.
Elmer frunció el ceño, la furia brillando en sus ojos.
—No permitiré que mi hijo crezca creyendo que otro hombre es su padre. Ese hijo es mío y yo me haré cargo.
Victoria sintió que el pánico la consumía. Elmer la tomó de los hombros, tratando de calmarla.
—Huye conmigo, Victoria. Dejemos todo esto atrás y comencemos una vida juntos. Yo cuidaré de ti y de nuestro hijo.
Victoria lo miró, sus ojos llenos de dudas.
—No puedo, Elmer. No puedo tirar toda mi vida, mi carrera, y todos mis años de esfuerzo. Es una locura.
Elmer, desesperado, insistió:
—Piénsalo, Victoria. Podemos ser felices juntos, lejos de todo este drama. Tómate el tiempo que necesites, pero por favor, considera mi propuesta.
La besó suavemente antes de salir de la habitación, dejándola sola con sus pensamientos.
Victoria se quedó sentada en la cama, su mente en un torbellino. La propuesta de Elmer era tentadora, pero también aterradora. Sabía que tomar cualquier decisión tendría consecuencias profundas, y no estaba segura de cuál era la correcta. Mientras miraba por la ventana, trataba de imaginar un futuro con Elmer, libre de las ataduras de su matrimonio con Eduardo. Pero también sabía que dejar todo atrás no sería fácil.
Con el corazón pesado, se quedó en la habitación, invadida por la angustia y la incertidumbre, tratando de decidir cuál sería el siguiente paso en su vida.
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Una tentación peligrosa
RomanceUna mujer comprometida pone en riesgo su matrimonio cuando se ve tentada por el deseo de un hombre más joven que inesperadamente llega a su casa, pero no es cualquier hombre es un viejo amigo de su marido ¿Podrá contenerse ante semejante tentación...