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Jimin

El frío, que es mi regalo, es también mi maldición. La mayoría de los días, odio que me consuma hasta el punto de casi morir. Es un castigo. Lo odio. Así que, cuando me despierto con calor, me aferro a él. Envuelvo mi brazo alrededor del calor sólido y entierro mi rostro contra su olor masculino.

—Él vive —se burla una voz familiar, profunda y ronca, mientras pasa sus dedos por mi cabello—. Larga vida al rey.

Intento convocar el frío en la punta de mis dedos para darle un golpe en su pecho desnudo y musculoso. En cambio, me debilito aún más. La enfermedad se agita en mi estómago. Cierro mis ojos con fuerza, luchando contra la ola de mareo.

—Cuando murió tu padre, ¿quién era tu consejero? —pregunta YoonGi.

—Me aconsejé a mí mismo.

—Eso no me sorprende en lo más mínimo —dice con una risa que mueve la cama—. Pero seguramente buscaste algún consejo. A los quince años, no sabías todo sobre la manera de ser un rey.

Pienso en los días en que Jaehyun, apenas tres años mayor que yo, me mantuvo unido cuando me estaba desmoronando. Durante unos años, nuestras líneas de rey y soldado fueron borrosas con la de amigos. Pero en el momento en que vi algo más que amistad brillando en sus ojos verdes, supe que era hora de un retiro apresurado. Soy un rey.

Los reyes omegas no se distraen con los alfas guapos que quieren salvarlos. No, lideran a esos alfas a la batalla, sabiendo que están a sus espaldas listos para luchar hasta la muerte por ellos.

—Jaehyun, supongo. Era natural, ya que su padre era el hombre de más confianza de mi padre.

—¿Verde? —se burla—. Es extremadamente territorial contigo, así que eso tiene sentido.

—Él quería más —admito—. Por supuesto, nunca lo dijo. Solo lo supe.

—¿Querías más?

Giro mi cabeza para mirarlo. Sus ojos ámbar son intensos mientras me perforan.

—Un rey omega no anhela cosas estúpidas como el amor. Un rey anhela el poder.

Alza sus cejas.

—Un rey podría tener ambos.

—No con alguien como Jaehyun —murmuro.

Esboza una amplia sonrisa.

—Pero con un rey alfa él podría.

Golpeando su pecho, resoplo.

—Te encanta burlarte, ¿no? ¿Te
despiertas cada mañana preguntándote cómo puedes aterrorizar a los que te rodean, Volc?

—Es parte de mi rutina de desayuno —bromea—. Hablando de eso. Te has perdido el almuerzo. La cena llegará pronto.

Mi estómago se tensa ante la mención de la comida.

—No tengo hambre.

—No estoy realmente preocupado por lo que quieres o no, copo de nieve. Te he asaltado y eres mi prisionero. Eso significa que, mientras estés bajo mi custodia, te obligaré a hacer lo que considere oportuno. —Desliza una palma hacia mi culo, apretando la carne mientras me calienta a través de mi ropa—. Tengo planes para más tarde, si anhelas algo un poco más abundante después de la cena.

Me apoyo sobre mi codo y lo fulmino con la mirada.

—¿Qué quieres de mí, YoonGi? Tus juegos son agotadores.

—Quiero casarme con tu hermano, ¿cierto? ¿No es eso lo que propuse? —Levanta una ceja y sus ojos ámbar brillan con picardía.

—¿De verdad? —exijo.

Cold King 《Yoonmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora