Huele cómo... Sangre

17 0 0
                                    

Solía escuchar a su amigo decir de que cada vez que la felicidad se desmoronaba esta olía a sangre, y cuando eso sucedía siempre sentía la necesidad de agregarle algo a ello... ¿Lagrimas?... Nunca encontraba la palabra exacta para completar bien la idea, quizá existía algo sin nombre en su mente. Quizá un alguien... Un legado, y a la vez un hambre de venganza...

A estas alturas la chica de castaños cabellos no tenía tiempo de siquiera meditar su mente si no estaba específicamente en el entrenamiento del pilar de la Roca. Si es que se le podía llamar entrenamiento, porque por poco y te ibas con Budha en unos cuantos segundos luego de haber estado ahí. Bueno... Así se lo habían contado porque aun debía llegar allí, sólo había pasado por unos momentos a dejar comida con Kanao o de visita nada más, su entrenamiento con el Pilar de la Serpiente había finalizado hace poco. Ese chico de ojos heterocromáticos parecía despiadado con quien entrara a su entrenamiento. Un mal movimiento y terminabas con moretones hasta en las nalgas o en lugares que ni tu mismo conocías de tu cuerpo.

Una vez terminado ese entrenamiento siguió el Pilar del Viento, gruñón, enojón y de mal temperamento. Pero aun así su entrenamiento era apreciado, es obvio que ningún demonio tendría piedad con ella por ser mujer, al contrario, podrían verla hasta mas débil que sus compañeros, por lo que apreciaba que aquel Pilar fuera equitativo con todos a pesar de parecer un poco desquiciado y con ganas matarlos a todos. Bueno, ahí se encontraba ella, terminando casi todos los entrenamientos para luego volver con su mentor. 

De un momento a otro aquella chica de ojos celestes como el como un manantial despertó asustada con la respiración errática, el corazón desenfrenado y el rostro empapado en saladas lágrimas. Algo había perturbado su sueño... Aquel en que se había visto volver a donde había sido acogida con cariño y hermosas tradiciones. Sin mas se levantó con su pijama aún puesto y salió de la mansión del Pilar peliblanco, no quería perturbar a nadie con su ahora ausencia de sueño.

—¿Ha sucedido algo, _______? —consultó una voz masculina a sus espaldas con un tono nada suave, mas bien parecía agresivo— Te escuchado salir, sabes que no es bueno salir a mitad de la noche con los demonios rondando.

Mientras, ella sólo observaba la brillante luna en el cielo, el viento fresco de la noche acariciaba con suavidad el entorno trayéndole calma a la fémina que parecía no poder encontrar paz en su mente y corazón, algo seguía doliendo.

—Lo sé, lo lamento... Ya volveré —respondió inmediatamente.

Las palabras de un pilar que estaba a cargo de su vida durante su entrenamiento eran una orden que debía respetarse. Por ahora él era responsable de ella hasta que luego esa responsabilidad pasara al primer pilar, Gyomei Himejima.

—Vuelve adentro, hace frío, además interrumpiste mi sueño —su entrecejo pareció marcarse evidentemente ante el desagrado de tener que salir a vigilar que no le pasara nada a una cazadora en formación. Aunque para él sólo era una mocosa que le sacaba de sus casillas siempre a pesar del respeto que esta le tenía.

—¿Puedes cerrar tu boca un momento y dejar que aclare mi mente? —se giró con la misma expresión que él— Cállate un momento... Mañana me reclamas lo que quieras o te desquitas en el entrenamiento a primera hora del día —la chica caminó de vuelta adentro para irse a la cama.

Hoy parecía ser un día en el que estaba realmente cabreada y no estaba aceptando actitudes desagradables. La castaña nunca había contestado así durante su estadía, así que sin duda el Hashira había quedado quieto procesando aquel cambio aunque la respuesta encendió una chispa de enojo, no era de sorprender. Sin embargo le parecía que su alumna tenía bien puestos los ovarios al ni siquiera titubear cuando contestó, pero a la vez comprendió que algo no andaba bien si alguien que no solía responder de ese modo había sido tan explosiva a la mínima queja de su parte. No iba a entrometerse, no era su problema ni su tema.

Transcurridos los días el Pilar no mencionó el tema entre ellos, esperó a que la "mocosa" acabara su entrenamiento como era debido, llevándola al límite de sus capacidades para luego dejarle seguir su camino hasta el final de los entrenamientos. Entonces fue cuando la tortura se venía para ella, iba a sentir que los demás habían sido muy considerados con ella cuando viera lo que el corazón noble del primer Hashira le tenía preparado junto a los demás que ya estaban en su cuidado.

Iba a ver de que era capaz cómo cazadora, si su determinación estaba tan reluciente como el sol y ardiendo como el fuego.

Legends Never Die (KNY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora