Carta hacia la venganza...

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La castaña tenía su rostro mojado en lágrimas, sujetando lo que parecía ser una espada Nichirin. Lloraba al cielo sujetando aquella arma contra su pecho fuertemente, como si eso curara el dolor y la soledad que le calaba los huesos en aquella fría noche.

Sus ojos se abrieron rápidamente ante la impresión de aquel recuerdo tan vívido en forma de sueño. Ya había notado que había amanecido, los primeros rayos de sol asomándose y algunos rayos colándose por medio de las puertas. 

Otro día mas de entrenamiento, sólo que una cascada esperaba por ella. Una fuerte y helada corriente de agua luego del desayuno, ¿qué mejor que eso para distraer la mente de una pesadilla? 

Se sentó en su futón y procedió a cambiarse su uniforme rápidamente para ir a desayunar junto con su amigo, las bolas de arroz con salsa eran la especialidad de la casa y ella no iba a perderse ese exquisito banquete. 

— ¡Tanjiro, mi vida! —bromeó como siempre, con una amplia sonrisa y un tono un poco burlón— Dime que hay bolitas de arroz o voy a llorar.

— Sabes que siempre hago bolitas de arroz, ______ —respondió con una sonrisa sincera mientras ya sus compañeros de entrenamiento estaban casi terminando de comer, se habían devorado la comida, básicamente— Los tuyos están guardados, porque Inosuke se los quería comer y los de Zenitsu. 

— ¡No es mi culpa que demore tanto en llegar! —reclamó el chico de ojos verdes cruzándose de brazos.

Entonces se pudo ver pasar por fuera de la cocina al Hashira a cargo de su entrenamiento, a veces se preguntaba en qué momento comía, porque con ellos no había cenado jamás, nunca estaba a la hora de la comida. Así que la chica de mejillas rosadas como un durazno tomó dos bolitas de arroz y corrió tras el gran pilar.

— ¡Sensei! ¡Espere un momento! —cada paso del mayor parecían cómo tres de ella, bueno... Así lo sentía.

El mayor se giró teniendo sus manos unidas palma con palma mientras las rojas cuentas rodeaban esa unión y caía hacia uno de sus brazos. Ellos dos nunca cruzaban palabras, realmente no había mas interacción que cuando ella había llegado y sin embargo sentía por su parte mucha admiración y curiosidad por el Hashira. Tenía muchas preguntas para él.

— Tenga —fue lo único que se escuchó por su parte al haber corrido tras él para alcanzarlo, estaba un poco agitada— Son bolitas de arroz, nunca lo vemos comer con nosotros. Y realmente creí que le gustarían, aunque los hizo Tanjiro.

Tras admitir que ella no cocinaba ahí le dió un poco de vergüenza, pero no por el hecho de que ella no cocinara como tal, sino que era insegura al momento de sus preparaciones y eso la detenía de tocar la cocina mas que para ir a buscar algo específico y útil. Aunque ahora eso era lo de menos, para Gyomei, quien poseía un corazón tan sensible no pudo evitar que unas lágrimas cayeran suavemente por su rostro al ver la preocupación de su estudiante, sin embargo él parecía haber desayunado en su privacidad, aún así guardaría aquellos onigiris para mas tarde. Reconocía claramente a la menor, aunque dentro de los alumnos era la mayor. Era muy conocida por siempre estar cuidando de Inosuke y Zenitsu junto a Tanjiro.

— Gracias, _______ —extendió su mano para recibir lo que la menor tenía para él.

— No es nada —respondió amable dejando aquellas porciones de arroz en las grandes manos del contrario— Ya debo retirarme, buen provecho.

Hizo una reverencia y volvió hacía la cocina para comer un poco, a lo que hubo algunos dramas entre Genya e Inosuke mientras muchos se preguntaban dónde estaba Zenitsu, aquel chico de amarillos cabellos y personalidad de lágrimas y miedo. La mamá del grupo había ido por uno de sus retoños, por eso cuando la castaña volvió no divisó al chico de cabellos color vino y marca pronunciada en la frente.

— Oigan, ¿a dónde fue Tanjiro? —preguntó preocupada.

— Manjiro fue a buscar a Zenitsu, no vino a comer y le llevó su porción —dijo casi en modo de protesta porque el mencionado no le dejó comerse aquella porción extra.

— Ya deja de llorar, pozo sin fondo, y toma —le extendió su pescado al contrario mientras ella terminaba de comer sonriendo divertida por el chico con personalidad tan infantil pero ruda.

Algo en su pecho se sentía raro, una punzada... Algo grande se aproximaba... Odiaba cuando ese sentimiento aparecía, así que luego de comer salió rápidamente tras el cazador con respiración del rayo hasta que encontró a Tanjiro volver claramente preocupado desde una dirección específica, y ahí estaba su presentimiento, latente cómo un corazón.

— ¿Sucede algo, Zenitsu? —preguntó al llegar con él viéndolo sobre esa roca y sentado sin moverse.

— Esto es algo que no les concierne... —su tono de voz se escuchaba apagado, doloroso incluso.

Él nunca le había contestado así, si bien Tanjiro había respetado no entrometerse, ella era un tema aparte. Ellos podían ser muy parecidos, pero a la vez tener diferencias notables, así que caminó dando la vuelta a aquella roca y quedó frente al mencionado llevándose una mirada seria por su parte.

— ¿No me concierne? —preguntó un poco confundida, sabía que todos tenían sus asuntos— Lo que sea que esté pasando, Zenitsu, necesitas decirmelo para siquiera escucharte, está bien si no quieres que me entrometa. Pero no puedo hacerme un lado viendote en este estado, ¿a quien crees que engañas? —Le miró directamente a los ojos.

El menor la veía desde arriba con aquel papel arrugado entre sus manos, estaba tenso... Molesto. Pero aun así aquella coraza escondía un chico sensible, alguien que estaba quebrado.

— Prometeme que no importa lo que sea, estarás tranquila porque estaré bien —asintió mientras la sangre proveniente de frente siguió su camino hasta su barbilla.

— ¿Bien? Zenitsu, estás sangrando... ¿Cómo se supone que estaré tranquila? —frunció el ceño ante ello, no por estar enojada con él, sino por el hecho de que le pidiera estar tranquila y despreocupada.

Sus ojos se abrieron de par en par viendo aquel papel manchado y arrugado entre el puño del rubio. No necesitó mas que eso... No hacía falta preguntar, las malas noticias tocaban nuestra puerta sin avisar. Ella lo sabía perfectamente.

— Lo que sea que ese papel diga y lo que tengas que hacer con esa información, Zenitsu. Recuerda que hay personas que estaremos esperándote... Vuelve con vida desgraciado, sino yo misma te buscaré para revivirte y matarte de nuevo —dijo con la voz un poco quebrada, las ganas de llorar estaban latentes y hacían arder su garganta.

— Que así sea, ______ ...

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⏰ Última actualización: Jul 01 ⏰

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