Prólogo

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Septiembre 2019

Bajé mis ojos al dispositivo en mis manos, la mirada se me nubla gracias a las lágrimas mientras me tapo la boca con una de mis manos mirando el resultado. Una raya horizontal un poco tenue aparece por encima de otra vertical bien remarcada en rojo. Positivo. Desesperada agarro el otro test que traje por las dudas, sigo las indicaciones y espero otros cinco minutos más. Bajo mi mirada una vez pasado el tiempo para confirmar el resultado. Embarazada 4 - 5 semanas.

La puerta se abre sacándome del trance en que me quedé. Respiro profundo y guardo ambas pruebas en mi cartera para salir del cubículo. Me acerco al lavamanos para mojarme la cara, cierro mis ojos en busca de calmar mi respiración y , cuando creo tener todo bajo control, salgo del baño para volver a la realidad. Vuelvo a la sala de grabación llamando la atención de Mauro quien frunce el ceño al ver mi cara.

– ¿Todo bien? – asiento con mi cabeza sin emitir sonido. Me mira desconfiado sin creerme y vuelve a hablar. – Está Enzo abajo, tocó timbre porque no le respondias el celular.

Siento mi corazón paralizarse al escuchar esa oración y saco mi celular de la cartera para confirmar que Mauro tenía razón.

Enzo❤️
+10 mensajes
3 llamadas perdidas

Respiro hondo e ignoro todos sus mensajes mientras le escribo que ya bajaba. Bloqueo el aparato y levanto mi vista a mi amigo que sigue mirándome confundido por mi actitud.

– Me tengo que ir amigo ¿te jode si nos juntamos mañana otra vez? – Niega con su cabeza mientras me acerca a saludarlo.

– ¿Seguro estás bien? – asiento con una sonrisa para dejarlo tranquilo. Suspira rendido y deja un beso en mi frente. – Cuidate flaca, cualquier cosa llamame. Te quiero.

– Sí, te quiero más.

El ambiente en la habitación es tenso, al igual que el viaje en el auto y durante estas dos semanas que pasaron. Lo conozco más que a mi misma y se que tiene que decirme algo pero no puede. O no quiere. Suspiro mirando su perfil, su mirada está fija en la película que se reproduce en la tele de su cuarto. Carraspeo llamando su atención y decido hablar de una vez por todas.

– Enzo ¿podemos hablar? – él asiente con la cabeza y pone pausa acomodándose sobre la cama quedando los dos enfrentados. Me levanto bajo su mirada y saco las dos cajas de la cartera, su mirada se clava en ellas al reconocer lo que eran y sube sus ojos para mirarme confundido. – Me las hice hoy en el baño del estudio, estuve con náuseas toda la semana y ya tenía más de un mes y medio de atraso.

Extiendo mi mano y agarra los test, saca de la caja el que dice de cuantas semanas estás y lee en voz alta.

Embarazada de cuatro a cinco semanas... – seco la lágrima rebelde que cayó y levanto mi mirada a él. Niega con la cabeza y me mira. – ¿Qué? Decime que es una joda Abril.

– ¿Cómo voy a joder con eso Enzo? – frunzo mi ceño enojada y lo veo pararse de la cama. Niega con la cabeza mientras camina de un lado a otro por todo el cuarto y lleva sus manos a la cara en un gesto de desesperación.

– No... yo no puedo ser papá ahora Abril, me acaban de convocar para jugar en primera, yo... – se sienta otra vez sobre la cama apoyando los codos sobre sus rodillas y metiendo su cabeza entre sus manos. Siento el mundo caer sobre mi cabeza, mis sueños siendo destrozados y mi corazón rompiéndose en mil pedazos. Levanta su vista hacia mí y habla negando con sus cabeza. – Yo... Perdón Abril yo no puedo...

– Enzo... – hablo con mi voz entrecortada. – Mi amor, nosotros siempre hablamos de tener hijos no entiendo... – me callo al ser interrumpida por él.

– ¡Pero no a los 18 años Abril! – levantó un poco la voz. – Recién estoy empezando a tener minutos en River yo no me puedo hacer cargo de un hijo ahora ¿¡qué parte no entendes!? – sollocé bajando mi vista. La puerta se abrió dejando ver la figura del hermano mayor de Enzo, Rodrigo.

– Ey se escuchan hasta abajo los gritos ¿qué pasa Enzo? – su ceño se frunza al verme llorar pero su hermano lo interrumpe antes que pueda decir algo. 

– Nada, Abril ya se va. – dijo saliendo de la habitación para encerrarse en el baño. Me reí irónica negando con la cabeza. Agarré el bolso con ropa que tenía acá junto a mi cartera bajo la mirada confundida del Fernandez mayor.

– ¿Qué pasó Abru?

– Decile a tu hermano que no se le ocurra buscarme nunca más en su vida. – Dije pasando por su lado bajando las escaleras para salir de la casa bajo la mirada de toda la familia de Enzo.

Turra || Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora