Capítulo 12

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Marzo 2020, Nordelta, Buenos Aires

El timbre de casa sonó interrumpiendo el silencio. Suspiré dejando la libreta donde estaba dibujando de lado y junté fuerza para levantarme de la reposera. El verano estaba llegando a su fin, al igual que mi embarazo, y decidí relajarme en el patio tomando sol un rato. La ansiedad y los nervios cada vez se hacían más presentes a medida que la fecha de nacimiento de mi hija se acercaba, y aunque me gustaría decir que estaba muy bien acompañada por mis amigos, la realidad es que algo me faltaba.

Camine despacio atravesando el jardín trasero mientras sentía a mi hija patear dentro mío. Volvieron a tocar el timbre, impacientes.

– ¡Ya va! – grité cuando estuve en el interior. Busqué mis llaves que estaban en la cocina y abrí la puerta de entrada quedando completamente paralizada. – Marta...

– Hola Abril, ¿cómo estás? – habló de manera dulce y bajó sus ojos a mi vientre de casi ocho meses. Me quedé callada intentando procesar lo que estaba pasando.

– ¿Queres pasar? – me corrí para que pudiera entrar y pasó por mi lado acariciando mi mejilla. Mi ex suegra se sentó en el sillón del living y yo me ubiqué en el individual a su lado después de traerle un vaso de agua que aceptó agradecida. – ¿Cómo estás? ¿Cómo están Raúl y los chicos?

– Bien, estamos todos bien por suerte... – dijo sonriendo. Un silencio incómodo se instaló entre las dos, baje la mirada a mis manos donde mis dedos se retorcían en una clara señal de nervios y mordí mis labios arrancando la pielcita en busca de calmar la ansiedad. – Abril... – Marta se movió de su lugar acercándose más a mi y con una de sus manos agarró las mías para que deje de lastimarme. – Quizá sea la persona que menos quieras ver, pero necesito hablar con vos. Se que hablaste con Rodrigo y que quizá no fue en los mejores términos... – asentí recordando la breve charla en la que su hijo mayor prácticamente me obligó a contarle todos los motivos de la separación con su hermano. – Y también se todo lo que pasó con Enzo. Lo único que te pido es que no nos prives de la vida de nuestra nieta, Raúl y yo queremos estar presentes en su vida.

– Yo más que nadie quiero que Olivia crezca con su familia paterna presente Marta... – asentí con mi cabeza y la vi sonreír al escuchar el nombre. – A mi me dolió y me duele mucho lo que Enzo está haciendo pero entiendo que es su decisión y que eso no lo puedo cambiar.

– Mira, yo no me voy a meter en lo que pasó entre ustedes, solo te voy a decir que Enzo está arrepentido...

– ¿Entonces por qué no viene? – pregunté sintiendo una lágrima deslizarse por mi mejilla.

– Ay chiquita... – Marta acercó mi cuerpo al suyo rodeándome en un abrazo maternal, como esos abrazos que me daba cada vez que iba a su casa.

– Lo necesito mucho Martita, no se como voy a hacer sola con Olivia, tampoco quiero cargar a mis amigas con una responsabilidad que es solo mía... – dije sintiendo su mano pasar por lo largo de mi pelo.

– No vas a estar sola chiqui, nosotros vamos a estar para lo que sea que necesiten las dos, mi hijo es bastante pelotudo pero no es malo mi amor, con Raúl estamos tratando que recapacite pero viste como es él de cabeza dura. – me reí ante sus palabras y asentí dándole la razón. Aunque era totalmente injusto tener que cargar yo sola con algo que era responsabilidad de los dos.

Enzo me había mentido en todos los aspectos y había roto mi confianza para siempre. Todas las promesas que me hizo aquel día en la plaza del barrio fueron rotas con todas y cada una de las acciones que tuvo desde antes que le contara que estaba embarazada. Me había roto por completo y se había llevado una parte de mí que probablemente nunca volvería, me enoja saber que no importa a quien tenga a mi lado siempre voy a desconfiar de lo que me digan y eso que a Ivo lo conozco de hace casi seis años. Él era mi gran sostén en estos meses, me daba el cariño que necesitaba para poder afrontar la situación de la mejor manera pero al mismo tiempo me era completamente difícil no hacerme la cabeza cuando se iba de gira dos o tres días.

Turra || Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora