Capitulo 3

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Junio 2016, San Martín Bs As.

El timbre de casa sonó avisando la llegada de Belén y Camila, guardé mi celular en el bolsillo trasero de mi jean y agarré mi campera de cuero para después bajar las escaleras.

– Me voy ma, vamos a estar en la plaza con las chicas. – le avise dejando un beso en su cachete.

– Cuidate Abru, avisame cualquier cosa. – Grité un sí saliendo de casa encontrando a mis amigas sentadas en el cordón, cerré con llave y después de saludarlas arrancamos camino.

Una semana pasó de aquella juntada en la casa de los chicos después del quinto y todos los días había hablado con Enzo por el chat de instagram. Quisimos juntarnos en la semana pero él salía muy tarde de entrenar y yo a la mañana tenía que ir al colegio así que terminamos arreglando para hoy, sábado, ya que él jugó hoy a la mañana y yo no tenía compe, me habían avisado que los octavos se realizarían dentro de un mes porque el resto de los mc's, incluyendo a Alejo y Matías, tenían fechas de otras competencias.

– ¿Nos vas a decir a quién estamos yendo a ver? – preguntó Camila mientras enganchaba nuestros brazos.

A mis amigas no les había contado nada, solo les había dicho que me estaba hablando con un pibe que había conocido en la última fecha del quinto y dio la casualidad que era del barrio. San Martin no era un barrio tan grande y, por lo general, todos nos conocíamos con todos, de buena o mala manera. Por eso no quise decir nada, lo cierto es que a Enzo le veía cara conocida pero cuando me enteré que era de acá supuse que lo había visto en alguna plaza o alguna juntada de fin de año que solemos hacer entre la juventud del barrio.

– Enzo se llama, es el pibe que les conté de la última fecha del quinto...

– ¿Enzo cuanto? Hay como cinco enzos en el barrio Abril – habló Belén revoleando los ojos.

– Enzo Fernández – saqué mi celular para mostrarle el perfil de instagram, las dos abrieron los ojos al reconocerlo y Camila habló.

– ¡Boluda! Es el hijo de Marta, la señora que vendía viandas para el comedor del colegio.

– Se decía que la rompía con el fútbol pero no sabía que jugaba en river ¿te pintó lo botinera? – carcajeó Belén bajando su dedo por la pantalla mirando el perfil del chico.

– Dale pelotuda, nunca me di cuenta que era el hijo de Marta – dije riendo por lo que me decían. – Vamos dale que ya deben haber llegado.

– ¿Con quién va? – preguntó Camila devolviéndome el celular.

– Con los amigos – les guiñe un ojo y ellas se rieron con miradas cómplices.

Desde la esquina podíamos ver las luces de los parlantes que estaban en el medio de la plaza, grupos de pibes alrededor de conservadoras, probablemente llenas de hielo y alcohol, pasándose botellas cortadas usadas como jarras y alguna que otra sustancia no tan legal también. Encontré a Enzo cerca de uno de los parlantes rodeado de tres pibes más mientras tomaban lo que logro ver desde acá lo que sería vino con pomelo. Fuimos hacia ellos y, apenas nota mi presencia, sonríe bajando de la mesita en la que estaba sentado para acercarse a nosotras.

– Buenas... – deja un beso en mi cachete mientras me agarra de la cintura.

– ¿Qué onda? ¿Todo bien? – asintió con su cabeza después de saludar a mis amigas, quienes se fueron enseguida con los amigos de Enzo.

– Ahora que te veo a vos mejor – me reí agarrando la botella que me pasaba y dando un sorbo al líquido que estaba dentro. Confirmado: tinto de verano.

Turra || Enzo FernándezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora