- Ésta es la última cerveza existente en ésta casa - dice Harry mientras me extiende la lata hacia mí.
Me río por lo bajo y lo miro sonreír.
Estamos sentados en la sala de estar de su casa. Solamente hemos estado hablando un poco. Yo de mi escuela y sobre los maestros y materias que tengo. En cuales amo trabajar y cuales son las que más detesto.
Mientras que él también me contaba un poco sobre las escuelas en las que había estado, en Inglaterra y cuando estuvo aquí durante un par de años. También hizo mención de la universidad a la que iba, la cual, había dejado e hizo que su padre terminara por odiarlo completamente. Estudiaba la carrera de Leyes. Claramente él no quería ser abogado.
- Aún no decido qué ser - me dijo.
Y la verdad es que yo tampoco sabía qué iba a estudiar y en donde. Tenía miedo. Porque solamente tienes una vida para ser alguien que tú quieras, y si la desperdicias no habrá otra cosa que aguantarse con el futuro que has elegido erroniamente.
- Gracias - le dije abriendo mi lata de cerveza.
Por lo menos he contado cuatro cervezas, y Harry quizá lleve una o dos más que yo. Entre ambos hemos acabado con las cervezas en su casa, y según él, tendrá que ir a comprar mañana más porque no puede no beber, por lo menos, una en el día.
- ¿Segura que aún no estas borracha, Samantha? - sonríe.
Niego con la cabeza mientras me contagia de su sonrisa. Bebo un largo trago.
- De todos modos estoy aquí, en tu casa - le respondo -. No creo que me pase algo.
La sonrisa de Harry desaparece por un momento y me mira más fijamente de lo que estaba haciendo.
- ¿Quieres decir que confías en mí? - pregunta. Está sorprendido.
Suelto una risa, pero él sigue igual de sorprendido.
- Claro que sí - le confirmo con una sonrisa en mis labios.
Ahora él vuelve a sonreír y se inclina un poco hacia mí.
Estamos sentados en el mismo sillón, solamente que yo del lado izquierdo y él del derecho. Nos miramos de frente.
- Está confirmado que estas borracha, Samantha - ríe por lo bajo.
Niego con la cabeza.
- Claro que no - le digo.
No me siento mal, y mucho menos borracha, sólo siento que las palabras me salen de mi boca sin que yo las haya pensado.
- Si quieres pregúntame algo que quizá la Samantha sobria contestara mintiendo - le digo con una sonrisa en mis labios y bebiendo un poco de mi cerveza.
Él también arrima la lata a sus labios y bebe un poco de ésta. Se concentra en su pregunta mientras me mira directamente a los ojos.
Peina su cabello hacia atrás con una de sus manos para luego hacerme la pregunta:
- ¿Te atraigo, Samantha? - pregunta.
Ahora ninguna expresión en su rostro es visible. Él me está viendo para ver de qué forma he reaccionado, y qué estoy a punto de decirle.
Pasan cinco segundos de su pregunta, y yo respondo sin siquiera haberlo pensado:
- Claro que sí, por Dios, Harry - le digo comenzando a reír un par de segundos y detenerme. - ¿A quien no le atraerías con esa maravillosa sonrisa, ese par de ojos color verde, tú peinándote el cabello hacia atrás mientras miras fijamente a alguien? - le digo viéndolo a los ojos -. ¿Cómo no le vas a atraer a alguien con esa personalidad que tratas de esconder y eres misterioso? Podrías atraer a cualquiera cuando pasas tu lengua encima de esos labios, y más cuando tus dedos juegan con la comisura de ellos.
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Black | H.S.
Fanfiction" - No te enamores de mí - me dice sin dejar de verme con aquellos ojos verdes que no muestran ningún sentimiento. En aquellos en donde sus demonios se esconden. ¿Cómo una persona puede tener los ojos más lindos del mundo y que en ellos no muestren...