LXV

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Harry me mandó un mensaje diciéndome que ya me estaba esperando en la esquina de por donde yo vivo.

Sí, había aceptado ir con él.

También a mí me importaba tener mucha confianza en él. Yo quería confiar plenamente en él, y ésta es mi oportunidad. También puede que él decida hablar más sobre su persona, y así ambos podamos conocernos más de lo que lo hacemos.

Sólo tendré que resistirme a tentación de querer besarle.

Cerré la puerta cuidadosamente. Había agarrado mi llave para cerrarle por fuera y que, si mi papá despertaba en la madrugada, no sospechara que la puerta no estuviera cerrada con seguro.

Todo lo hacía lento, pero era para no arriesgarme demasiado.

Me abracé a mí misma mientras comenzaba a caminar hacia la esquina en donde se suponía que me estaba esperando el chico de ojos verdes.

Vi su amado Audi y apresuré mi paso. Ya tenía demasiadas ganas de llegar.

Sentía una gran adrenalina dentro de mí al hacer esto.

Nunca antes me había escapado de mi casa para irme con un chico. Nunca lo había previsto de mí, o por lo menos, nunca llegué ni siquiera a pensarlo, porque simplemente esto no lo haría yo. Aquí hay otra prueba del gran efecto que Harry ocasiona en mí.

Él me estaba esperando dentro del auto. Veía como se iluminada el rostro por la luz de la pantalla de su celular.

Toqué el vidrio de la ventanilla para que supiera que ya estaba aquí, así que enseguida me abrió la puerta.

- ¿Y a dónde me vas a llevar a media noche? - le pregunto antes de que comenzara a prender el motor del carro.

- Podemos ir a la pequeña costa a la que habíamos ido antes del verano, ¿te parece buena idea? - pregunta poniendo en marcha el audi.

Recuerdo aquella vez que fuimos y fue agradable. Habíamos ido en un convertible aquella vez, y habíamos ido en el día, así que en la noche puede lucir muy diferente.

Los Ángeles nunca duerme, y menos en un viernes. Todo mundo se va de fiesta o aprovecha que al fin empieza el fin de semana. Los días de descanso y hacer lo que más esperabas de la semana: descanso y/o diversión.

- Claro - le digo y me sonríe.

Me encanta cuando sonríe. Cuando me sonríe.

[...]

La gran luna se reflejaba en el mar que estaba a una corta distancia de nosotros.

No había nada de gente nadando a esta hora, claro. Al igual que nosotros, había parejas o familias sentados un poco lejos de donde llegaba la marea, sentados en una manta observando el cielo, charlando y pasándola bien.

Yo tenía mi cabeza recargada en el hombro de Harry, y él tenía su brazo derecho abrazándome por mis hombros, sintiendo la cercanía de su cuerpo en el mío.

Era un momento hermoso.

Ambos viendo el cielo y la luna, escuchando como las olas golpeaban cerca de la costa y el sonido que ocasionaba la espuma hecha por la ola, y sentíamos el aire fresco de la brisa chocar en nuestro rostro, así como también nos sentíamos el uno del otro.

Fue buena idea el haberme escapado de mi casa.

- ¿Por qué no has comenzado a atacarme con preguntas? - dice, y lo oigo reírse por lo bajo, haciendo que yo haga lo mismo.

- Estoy tratando de disfrutar este lindo momento - explico la razón.

- Es mucho mejor que en el día - me dice, y estoy de acuerdo con él.

Black | H.S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora