3 | Comprometidos

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Violet trabajaba en un Café Bar llamado Gentle Haven, se trataba de un lugar popular en el pueblo, era un buen espacio para tomar un café a tu gusto por las mañanas o tardes, y por las noches este se transformaba en un bar al que podías ir y diver...

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Violet trabajaba en un Café Bar llamado Gentle Haven, se trataba de un lugar popular en el pueblo, era un buen espacio para tomar un café a tu gusto por las mañanas o tardes, y por las noches este se transformaba en un bar al que podías ir y divertirte con amistades, o incluso sin compañía.

Estaba siendo un día agradable y tranquilo, Violet recibía a sus clientes habituales, los mismo que iban diariamente a charlar entre ellos o solo por un pedido. Para cuando dieron las 6 de la tarde, el lugar quedó vacío, era en donde ella aprovechaba para empezar a organizar las cosas para los clientes nocturnos; pues ya no serviría tanto café o té.

Estaba entretenida formando hileras de vasos de shot para cuando escuchó la pequeña campana de la puerta que siempre la alertaba, como de costumbre, dejó lo que hacía viendo hacia ese lugar, pero fue muy brevemente, ni siquiera se preocupó en mostrar la sonrisa de bienvenida que les ofrecía a los clientes, se trataba de Joseph De Venti. No lo ha visto por un largo tiempo y, luego de que la relación que Violet llevaba con su hijo terminara de la manera en que lo hizo, no le agradaba mucho la idea de volver a tenerlo enfrente; a ninguno de ellos para ser más específicos.

Fuese quien fuese, Violet se encontraba detrás de la barra, lo que significaba que no podía mal tratar a los clientes, ser descortés ni ignorante. Sentía su presencia cada vez más cerca, Violet no se molestó en levantar la mirada ni dejar de hacer lo que hacía.

—Bienvenido a Gentle Haven, ¿desea algo de tomar?

Puso todo su empeño en sonar amable.

—Una copa de vino, podría ser.

Violet tomó una copa y, una botella del vino de la casa, la sirvió hasta la mitad y se la ofreció a Joseph con una sonrisa fingida, este no sabía de su desencanto, hace apenas un mes se había enterado de la ruptura entre ella y su hijo, lo cual no le agradó mucho, pues para él, Violet era una mujer excepcional y llena de carisma, creía que su hijo era por mucho un inmaduro, pero no era algo que podía expresar en voz alta.

Tomó un sorbo de la copa dispuesto a iniciar una conversación. Era un hombre con experiencia y, podía deducir y notar la incomodidad en la chica que lo atendía. Pensó que hacerle saber de una manera sutil que no estaba de acuerdo con la decisión de su hijo haría que ella no se encizañara con él.

—¿Cómo ha estado el día?

—Bien.

Le respondió Violet sin mucho entusiasmo y poco interés.

—¿Sabes? Harold no es el hombre más inteligente del planeta.

—De alguien tuvo que haberlo heredado.

—Le dije que había cometido un error, pero ya sabes cómo es, cuando se le mete algo en la cabeza...

—Me llamó puta barata, y bruta... todo porque no tengo qué, ¿un título universitario?... Harold se puede ir bien a la mierda con la perra de July, señor De Venti, y disculpe.

Querido Padre | +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora