El Último en pie

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"Me alegro de que sigas aquí. Espero estés listo para lo que te contaré, porque podría resultar algo fuerte.

Como ya dije todo comenzó en Febrero de 1983, ese año era mi cumpleaños número 20, por lo que con mis amigos de ese entonces decidimos hacer un viaje a Brasil. Hacía algunos años que me había enterado de que era adoptada, por lo que quería conocer a mis padres biológicos. Mis mejores amigas habían organizado todo, pero a último momento más de la mitad de ellos debieron cancelarlo por culpa de una pelea familiar. Desde ese instante todo fue de mal en peor, cada paso que daba generaba un problema tras otro.

Decidí realizar el viaje igual, pues era algo que necesitaba, algunas de mis amigas pudieron ir conmigo. Lamento decir que fue la peor decisión que podríamos haber tomado

No sé explicar muy bien lo que sucedió desde el instante en que bajamos de aquel avión, todo es muy confuso, pero intentaré contarlo con la mayor cantidad de detalles posibles.

Al llegar a Brasil fuimos directo al hotel, dejé todas mis cosas listas y salimos con mis amigas a comer. Era una noche maravillosa, el mar estaba calmado y en el cielo no había una sola nube, desde ese instante nos confiamos en que sería un viaje de ensueño. Al día siguiente salí muy temprano para averiguar cómo podía llegar al pueblo donde vivían mis padres, pero me extrañe al ver como el cielo parecía dar indicios de una tormenta, aún así decidí salir.

Rápidamente comenzó a llover, increíblemente todo se seguía viendo hermoso. Desde ahí caminé muchísimo, no sabría decir cuanto, pero fue demasiado. Las distancias indicadas en el mapa dejaban de tener sentido. Pensaba estar bien orientada, ahora me doy cuenta que no. Empecé a sentirme mareada, tenía una fea sensación en el pecho, algo no me parecía bien.

Elegí ignorarlo y continué mi camino. Llegado el punto en que la tormenta era insoportable y no veía ningún lugar conocido como para guiarme me dí la vuelta, podría volver otro día, en ese instante solo quería regresar al hotel, pero el destino decidió que no sería tan sencillo. Caminaba y caminaba sin cesar, no parecía haber final. Una extraña neblina..."

Algo interrumpió la lectura de Lucía.

一Amor, ¿Estás bien?一 Preguntó Alan al otro lado de la puerta.

La mujer tardó en contestar, aún algo anonadada con la existencia de aquel libro, en algún momento tendría que contárselo a su esposo, no podría seguir así mucho tiempo.

一Sí, estoy...一Intentó inventar algo convincente一Arreglandome el pelo一Suspiró, esperando que le crea.

一Ah, bueno一En su voz se notaba la duda一¿Te espero a que salgas?

一No es necesario, anda a dormir一 No le gustaba mentir, era de las cosas que más despreciaba, por eso en ese instante se odiaba a sí misma.

一Bueno, no te quedes hasta muy tarde一 Oyó los pasos del hombre alejándose y volvió a abrir el libro, intentó leer pero el sueño la estaba venciendo. Iba a salir, cuando notó que ni siquiera se había metido a la ducha, seguía con la misma ropa y su cabello, obviamente, estaba seco. Su esposo podía ser despistado pero no era tonto. Se metió debajo del agua e intentó dejar de pensar.

Intentó, porque en ese momento miles de cosas pasaban por su cabeza, la atormentaban. Sí lo que decía ese libro era verdad podría estar en sus manos el futuro de la humanidad.

Era demasiado confuso, no sabía si podía confiar, se sentía absurda dudando, tenía que ser mentira. Una culpabilidad la llenaba poco a poco, el ocultarle lo que sucedía a Alan no le parecía bien, tenía en claro que debía hablar con él, pero no sabía cuándo sería el momento indicado.