†Capitulo 18†

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Capítulo 18: Grietas

No murió

De eso estuvo segura al despertar exaltada y con sudor por doquier, pero lo que hizo automáticamente al despertar fue el tocarse el cuello sin sentir el pico o el hoyo de que alguna vez estuvo ahí. Más el dolor si quedo, como también que estaba realmente helado su cuello y que al tratar de hablar solo salieron débiles gruñidos.

Trato de calmar su respiración pero el terrible dolor de su estomago no le dejaba, lo cual hacía que se desesperara y provocara que su respiración se volviera mas pesada, como también que los latidos retumbaran en sus oídos con rapidez y fuerza que le indicaba que si seguía así realmente podría morir.

Cálmate, cálmate, cálmate...-se repetía sin poder tener un gran resultado de eso-Solo fue una estúpida pesadilla. No un intervención real de las diosas, no eso no fue...

Sus latido se empezaron a calmar haciendo que por fin pudiera dejar de arañar la tierra y pudiera apreciar el techo de la cueva y deducir que estaba acostada en el suelo. ¿Cuando fue que quedo en el suelo? Lo ultimo que recordaba era que estaba sentada y Leo la abrazaba para que después llegara la pesadilla. Pero hubo algo que le hizo volver a exaltarse:

Las fases y sus recompensas

La locura a la que la harían pasar

Sus amigos muertos si las desafiaba

Trato de levantarse y buscarlos pero apenas y podía mover un poco el cuerpo y el estomago le pedía a gritos que parara de torturarlo. No podía hacer nada mas que girar la cabeza y ver que aun no amanecía y no había nadie cerca de ella.

Suspiro con pesadez, no había nada mas que hacer, solo levantarse y buscarlos. Ella no esperaría como idiota a esperar a que aparecieran o que su dolor desapareciera y pudiera que en ese momento ya sea demasiado tarde para ellos y todo se fuera al caño con la profecía.

Su estomago le ardía y podría sentir como en cualquier momento su piel se abriría para expulsar sus órganos y todo estuviera lleno de sangre. Si, algo asqueroso pero podría pasar. Pero no había encontrado algún hoyo o herida profunda.

Sus piernas las sentía como gelatinas y apenas podría mantenerse de pie aun apoyándose en la pared, pero de un momento a otro su vista se nublo y no pudo escuchar la ventisca y nada a su alrededor como también el suelo desapareció y sintió como cayó como si estuviera en cámara lenta.

Hija de Hefesto, quédate con esta espada, te ayudara a cumplir nuestros deseos. Esa sera la primera y la única pista que te daremos, cuídala bien

Asustada por reconocer la voz que escucho se apresuro en retomar el control de su vista y ver si de nuevo estaban a su alrededor tratando de matarla. Pero no, no había nadie a su alrededor y solo podía escuchar la ventisca y ver que de nuevo estaba en el suelo.

Necesito calmarme, DEBO calmarme-pensó respirando hondo pero al sentir como su mano agarraba con fuerza algo se desintereso de ello-¿Que rayos?

Miro su mano y pudo presenciar la espada que Nix le había clavado en el estomago en su visita con Quione en su mente. A lo que la soltó y la alejo de ella con el pie, como si fuera radiactiva o mantuviera una maldición que tendría al que la tocara o simplemente la mirara. Lo cual era cierto

La había maldecido

Miro con furia y asco la espada que la tenia atada al vivo recuerdo de lo que tenia que hacer para las diosas para después lanzar una bola de fuego que pasaba más por un berrinche que por una propuesta furiosa del desacuerdo que sentía hacia las diosas por lo que le estaban haciendo pasar. Ocasionando que lanzara mas bolas de fuego.

La chica Valdez |Nico Di Angelo| PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora