Dominación a Distancia

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La gira presidencial de Claudia la había llevado lejos de la Ciudad de México, a un recorrido por varios estados del país para promover nuevas políticas y proyectos. Aunque amaba su trabajo y la conexión con la gente, había una ausencia que la pesaba profundamente: Xóchitl.

Claudia estaba en su suite del hotel, agotada después de un largo día de discursos y reuniones. Sin embargo, la perspectiva de una videollamada con Xóchitl iluminaba su noche. Habían acordado conectarse tan pronto como terminara con sus compromisos del día.

Ajustó su laptop y, tras un par de segundos, la cara sonriente de Xóchitl apareció en la pantalla. Su corazón dio un vuelco al ver a su amante, incluso a través de una pantalla.

"Hola, amor," dijo Xóchitl, su voz suave y melódica. "¿Cómo te fue hoy?"

"Hola, Xóchitl," respondió Claudia, sintiendo una oleada de alivio al escuchar su voz. "Fue un día largo, pero verte me hace sentir mucho mejor."

"Te extraño tanto," confesó Xóchitl, mordiendo su labio inferior de manera coqueta. "No puedo esperar a que vuelvas."

"Yo también te extraño," dijo Claudia, notando algo en la mirada de Xóchitl, un brillo travieso que indicaba que algo estaba planeando.

"Quería mostrarte algo," dijo Xóchitl, alejándose un poco de la cámara para que Claudia pudiera ver su atuendo. Estaba vestida con una pijama de satén roja, ajustada de manera provocativa, resaltando cada curva de su cuerpo. "¿Te gusta?"

Claudia sintió que el calor subía por su cuello. "Me encanta," respondió, su voz más baja y cargada de deseo. "Te ves increíble."

Xóchitl sonrió, sabiendo el efecto que estaba teniendo. "Pensé que podríamos divertirnos un poco, aunque estemos lejos."

Claudia sintió una oleada de excitación mezclada con un deseo de dominar la situación. "¿Estás segura de que puedes manejarlo, Xóchitl? Sabes lo que pasa cuando juegas conmigo."

Xóchitl mordió su labio de nuevo, sus ojos desafiantes. "Estoy lista para lo que quieras hacerme, presidenta."

Claudia sintió su control deslizándose, pero no quería perderlo. "Entonces quítate la pijama. Quiero verte."

Xóchitl obedeció, desabrochando lentamente los botones de su pijama, dejando que cada movimiento aumentara la tensión. Cuando la prenda finalmente cayó, se quedó frente a la cámara en ropa interior, su piel iluminada por la luz suave de la habitación.

"Perfecta," murmuró Claudia, su voz cargada de autoridad. "Ahora, tócate. Quiero verte disfrutando."

Xóchitl dejó escapar un suspiro y movió sus manos hacia sus pechos, acariciándolos lentamente, sabiendo que Claudia la observaba con atención. "Así, ¿Clau? ¿Te gusta?"

"Más despacio," ordenó Claudia, sus ojos brillando con deseo. "Quiero que sientas cada caricia, que me sientas a través de la pantalla."

Xóchitl obedeció, sus manos moviéndose con una sensualidad que hizo que Claudia se retorciera en su silla. "Me siento tan caliente," susurró Xóchitl. "Quiero que estés aquí conmigo, tocándome."

Claudia respiró hondo, sintiendo el poder de la dominación incluso a través de la distancia. "Eres mía, Xóchitl. Y voy a hacerte sentir cada centímetro de mi control."

"Sí, Claudia," gimió Xóchitl, sus movimientos volviéndose más desesperados. "Hazme tuya, por favor."

Claudia dejó que su voz se volviera más baja, casi un susurro autoritario. "Ahora, quiero que te acuestes en la cama y te toques más abajo. Despacio, quiero verte disfrutar cada momento."

Xóchitl obedeció, moviéndose a la cama y dejando que sus manos recorrieran su cuerpo, bajando lentamente. Sus gemidos suaves y llenos de necesidad resonaron en la llamada, haciendo que Claudia se sintiera aún más poderosa.

"Sigue así," murmuró Claudia, sus ojos fijos en cada movimiento de Xóchitl. "No te detengas hasta que te diga."

Xóchitl se estremeció, su cuerpo arqueándose con cada caricia, mientras Claudia la miraba con intensidad. La distancia no disminuía el poder de su conexión; al contrario, la amplificaba.

Finalmente, cuando Xóchitl estaba al borde del éxtasis, Claudia dio la orden final. "Ahora, Xóchitl. Quiero que termines para mí. Quiero escuchar cómo te entregas a mí."

Con un gemido alto y profundo, Xóchitl alcanzó el clímax, su cuerpo temblando de placer mientras los ojos de Claudia la observaban con devoción y deseo.

Cuando finalmente se recuperó, Xóchitl respiró hondo y miró a Claudia, sus ojos llenos de amor y satisfacción. "Eso fue increíble, Claudia. Te amo tanto."

Claudia sonrió, sintiendo una mezcla de orgullo y amor. "Y yo a ti, Xóchitl. No importa la distancia, siempre estaré contigo."

La llamada continuó con susurros suaves y promesas de futuros encuentros, cada una sabiendo que, sin importar las circunstancias, su amor y deseo las mantendrían unidas, siempre.

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Uy no Dios santo con estas señora calenturientas 🙏🏻

Espero les haya gustado, cuídense 😘

Amor y política: Entre lados opuestos del parlamento. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora