Capítulo 10

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It's that you don't know how to read!?

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It's that you don't know how to read!?

-¿Crees que funcionará? -pregunté con preocupación, mientras observábamos desde la distancia.

Harry, Wonka y yo manteníamos la mirada fija en Noodle, quien se acercaba con cautela al guardia de seguridad, llevando consigo una pequeña cajita de regalo. El plan era simple pero arriesgado: Noodle debía convencer al hombre de que aceptara la caja y comiera el bombón en su interior, confiando en su astucia para que creyera la historia que le había inventado.

El tiempo parecía alargarse mientras Noodle hablaba con el guardia, y mis nervios crecían con cada segundo que pasaba. La posibilidad de que algo saliera mal y la pequeña terminara en problemas me hacía contener la respiración.

Finalmente, la vimos regresar, y solté un suspiro de alivio.

-Bien hecho, Noodle. Todo salió bien, ¿verdad? -le pregunté.

-Ajam, se tragó toda la mentira que le conté -rió, divertida.

-¿Qué le pusiste al chocolate? No habrás pensado en envenenarlo, ¿verdad? -pregunté, sintiendo un escalofrío. Ya no sabía qué esperar.

-Por supuesto que no. Se llama "La Gran Noche". Es un chocolate que recrea perfectamente una noche de fiesta -respondió con entusiasmo, antes de empezar a describir los detalles-. La capa exterior es una trufa de Champagne, luego viene una capa de vino blanco, seguida por otra de vino tinto. A partir de ahí, empiezan a cantar y a bailar...

Mientras él continuaba describiendo los efectos de aquel pequeño bombón, los tres observábamos al guardia con atención. Después de unos minutos de movimientos cada vez más descoordinados, el hombre terminó por quedarse profundamente dormido.

-Vamos -anunció Wonka, apenas el guardia se sumió en el sueño.

Nos encaminamos al interior del zoológico con un solo objetivo en mente: ordeñar a una jirafa. El silencio reinaba en el lugar mientras avanzábamos con cautela, evitando las luces de las lámparas de seguridad. Harry y yo caminábamos al frente, hombro con hombro, como si supiéramos exactamente a dónde íbamos, listos para usar la magia si algo salía mal.

Wonka, en cambio, parecía más fascinado por las rarezas del zoológico, deteniéndose de vez en cuando para murmurar algún comentario sobre los animales exóticos que divisaba. Noodle, aunque había demostrado una valentía admirable, mantenía un perfil bajo, susurrando instrucciones para no ser detectados.

Conforme nos adentrábamos más en el zoológico, mi corazón latía con fuerza, y mis manos sudaban. La idea de ser atrapados me aterrorizaba.

En algún momento, Wonka tomó la delantera y lo seguimos sin cuestionarlo. Se dirigió hacia una zona donde se encontraban varios animales y entró con total naturalidad.

-Jirafa... jirafa... ¡Aquí está! -exclamó, abriendo una puerta antes de que pudiéramos advertirle que, en realidad, allí dentro había una pantera.

Un gruñido resonó en el aire, y me apresuré a cerrar la puerta, empujando a Willy, quien terminó tirado en el suelo sucio.

-¡¿Es que no sabes leer?! -pregunté, alterada por el susto que casi nos cuesta la vida.

-No, no sabe. Pero debería aprender -intervino Noodle, mirándolo con los ojos entrecerrados.

Después de unos momentos de respiración profunda, me acerqué a Willy y le tendí la mano para ayudarlo a levantarse.

-La jirafa debe estar ahí -indicó Noodle, señalando una puerta al final del pasillo.

Y, efectivamente, tras abrirla, encontramos al majestuoso animal. La jirafa, que llevaba el nombre de Abigail según el cartel, nos observaba con una mezcla de indiferencia y curiosidad, actuando como si no hubiera nadie más en el recinto.

Wonka, maravillado, se acercó lentamente y se arrodilló ante ella con respeto.

-Buenas noches, señorita...

-Abigail -completé, leyendo el cartel.

-...Abigail -repitió él, provocando que, por algún motivo, la jirafa se inquietara.

Asustada, retrocedí hacia la puerta, manteniéndome lo más alejada posible. Nunca me habían gustado los animales grandes; más bien, me atemorizaban.

Wonka le ofreció unos caramelos, y la jirafa se calmó, aunque yo seguía sin atreverme a acercarme demasiado.

-Aquí vamos -murmuró Harry, sacando de su mochila un pequeño balde y un taburete, como si los hubiera tenido ahí todo el tiempo.

Wonka, siempre con un toque extravagante, sacó una botellita de esencia de vainilla y la roció en el aire, explicando que eso haría la leche más dulce.

-Willy, ¿qué estás haciendo? -susurré, exasperada y confusa. Aunque había presenciado muchas cosas increíbles en Hogwarts, lo que estaba sucediendo en ese momento lograba sorprenderme.

-Solo añadiendo un toque de magia -respondió con su habitual sonrisa traviesa.

Noodle se acercó con cuidado a la jirafa, que la miraba con curiosidad pero sin mostrar signos de alarma. Con movimientos precisos, comenzó a ordeñarla mientras Harry sostenía el balde con firmeza. Yo, por mi parte, permanecía vigilante, rezando para que todo saliera bien.

Después de unos minutos, con el balde lleno de leche de jirafa, nos retiramos del zoológico tan silenciosamente como habíamos llegado. El alivio se reflejaba en nuestros rostros cuando finalmente alcanzamos la salida.

-Misión cumplida -dijo Harry, con una sonrisa triunfante.

-Y ahora, ¿qué sigue? -preguntó Noodle, emocionada.

-Ahora -dijo Wonka, levantando el balde con orgullo- solo queda preparar los bombones.

Con eso, emprendimos el camino de regreso a la lavandería, rezando internamente para no ser atrapados.


Después de un millón de años, al fin pude traerles un nuevo cap jsjs Espero que les haya gustadoSin más que decirSe despide Julia Black

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Después de un millón de años, al fin pude traerles un nuevo cap jsjs
Espero que les haya gustado
Sin más que decir
Se despide Julia Black

Sweet ✵ Willy WonkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora