Tengo 34 años y estoy casado con una mujer hermosa; nuestros hijos son mi mundo. Sin embargo, me encuentro faltando a mis votos matrimoniales debido a una mujer que es insaciable.
Soy electricista residencial y un día fui a realizar un trabajo a una casa acomodada. Nos hicimos amigos con los dueños, una pareja casada desde hace varios años. En una emergencia, les ayudé conduciendo su vehículo, y les gustó tanto mi forma de manejar que empezaron a invitarme a salir con ellos.
Me describiré: soy alto, mido 1.90, no tengo panza, pero tampoco músculos definidos, aunque me considero atractivo con mi piel clara. Mi hombría mide aproximadamente 20 cm, es grueso y tengo testículos grandes.
Un día me pidieron que los acompañara al aeropuerto a recoger a su hija, que venía de Estados Unidos. Esperé en el vehículo y, cuando la vi por primera vez, me impresionó. Era una mujer con un cuerpo esculpido y grandes uñas. Aunque al principio pensé que era altanera, me sorprendió al abrazarme y pedirme que cuidara a sus padres. Venía con su hija, y después de esa bienvenida, nos fuimos todos a comer, riendo y conversando.
Durante la cena, supe que su esposo era diez años mayor que ella y estaba enfermo desde hacía un tiempo. Al despedirme, mientras regresaba a casa, no podía dejar de pensar en cómo sería estar con ella. No había llegado a casa cuando me llamaron para salir de nuevo esa noche.
Salimos a cenar y, mientras comíamos, llegaron unas amigas suyas. Yo estaba cansado, pero sus padres y su hija querían irse, así que los llevé de regreso a casa y volví a donde ella estaba. Al salir del lugar, me dijo que la esperara afuera. Me entretuve chateando y viendo contenido en mi teléfono mientras esperaba.
Cuando salimos del lugar, la llevé a dejar a sus amigas. Durante el trayecto, iba en silencio. Le pregunté si estaba bien y me dijo que se había divertido, olvidando por un momento la enfermedad de su esposo. Le pasé la mano por la espalda y comencé a masajearla. Me dijo que se sentía bien, y justo antes de llegar a su casa, me pidió que parara. Le gustaba el masaje y comenzó a llorar. La abracé, aprovechando para tocar su cuerpo.
Ella me tocó por encima del pantalón y se sorprendió. Le dije que era una reacción normal, pero ella se quedó impresionada por el tamaño. Me disculpé, pero ella insistió en ver más. Saqué mi hombría y ella sin pensarlo, lo metió en su boca. No podía creerlo, me estaba haciendo una felación en el carro de su padre.
Me pidió que entrara en su gloria, así que busqué un motel cercano. Entramos en la habitación y ella pagó. Nos desvestimos rápidamente y ella continuó chupándome, gimiendo y diciéndome lo grande que era. La giré y la puse de espalda. Estaba tan mojada que solo necesité meter la mitad para que gimiera y llegara al clímax. Continué hasta que mis testículos golpeaban su clítoris, llevándola a otro orgasmo. Cuando estuve a punto de expulsar mi fruido, me pidió que no terminara dentro. Me corrí en su boca y ella tragó todo el líquido.
La llevé de regreso a su casa y luego me fui a la mía. Al día siguiente, fuimos a comprar algunas cosas. Me sentía culpable, pero la atracción era más fuerte. Planeamos dejar una encomienda juntos y pasamos por un hotel antes. Tuvimos un momento desenfrenado y ella vio la gloria muchas veces, mojando la sábana. Esa noche, no pude tocar a mi esposa, estaba exhausto y sin ganas.
Dentro de tres meses, ella regresará y ya me ha dicho que no puede esperar para estar conmigo de nuevo, pues su esposo no puede satisfacerla como yo lo hago.
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Relatos Eróticos: Encuentros Íntimos
AcakSinopsis: "Relatos Eróticos" es una obra que teje una serie de historias íntimas, explorando los momentos de pasión y deseo de personajes anónimos. Cada relato, dividido en partes, sumerge al lector en encuentros cargados de sensualidad y emociones...