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Era jodidamente hermoso, se encontraba tomando del jugo de naranja que le ordene que tomará.

Sí, estaba tomando todo el control sin ser nada.

— Bueno, ¿Y ahora que hacemos? —Me pregunta, suspiro y me acerco.

— Querías conocerme, ¿No? —Digo— ¿Por qué no vamos de paseo y nos conocemos? —Propongo.

— Eres traviesa.

Me comenta, pero no entiendo porqué lo dice.

— ¿Por qué?

— ¿Un paseo directo al motel o a mi apartamento? —Me pregunta y pongos mis ojos en blanco. Tenía que ser un hombre.

— No me refiero a eso, Jungkook.

— ¿Entonces a qué te refieres? —Pregunta.

— Podemos conocernos mejor de gustos, y más —Le digo.

— Te conocí muy bien por Instagram.

— No soy realmente lo que ves en redes sociales, Jeon Jungkook —Le digo seria.

— Sí, ya me dí cuenta —Me dice, tomando nuevamente del jugo.

— ¿...?

— Te ves inocente por pantalla y eres un demonio en persona —Me dice, y rió por eso.

— ¿Por qué? —Pregunte sorprendida.

— Aún hay esperanzas de que vuelvas a ser una buena chica —Me dice y me ofendo en recocha.

— Soy una buena chica, Señor Jeon —Le digo sonriendo con burla, él tuerce los ojos.

— Eres una descarada.

— ¿Por quee?, sí soy una buena chica —Le digo, él asiente sarcástico.

— ¿A cuántos chicos manipulas a diario? —Me pregunta serio y yo sonrió.

— A nadie, solo me gusta llevar el control.

— Pues a mí también me gusta llevar el control —Comenta serio.

— Otro motivo por el cuál no podemos estar juntos —Le digo.

— ¿Cuál fue el primer motivo?

— Eres mujeriego —Digo— No me gusta eso.

— Soy mujeriego cuando estoy soltero —Me responde. Y frunzo el ceño.

— ¿Me estás insinuando algo? —Pregunto, él sonríe y niega.

— Solo digo...

— ¿Vamos a pasear o no? —Repito, él suspira y llama al mesero, le da el dinero y con la cabeza me indica que me levanté.

Me monto nuevamente en el asiento copiloto, me gusta este vestido porqué es corto y me encanta verlo sufrir al no poder tocarme.

Quiere tocarme. Quiero que me toque. Pero él no se atreve a tocarme si no le doy el permiso. Quiero darle el permiso. Pero es muy rápido. Hay que ir lento.

— ¿Para dónde quieres ir? —Me pregunta, volteo a verlo y él también. Antes de arrancar el auto, nos miramos.

— Sorprendeme.

— Como quieras.

Estábamos en un mirador, para ver toda la ciudad desde arriba, ella estaba hermosa, apoyada en una parte de la larga barandela. Su trasero se notaba y su cintura era lo que más se marcaba en ese vestido. Le quedaba muy bien.

𝚃𝚎 𝚍𝚎𝚜𝚎𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora