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Habían pasado dos semanas después de aquella pelea que tuve con Jungkook, y la verdad es que aún me costaba confiar en él.

No habíamos cruzado miradas, tampoco habíamos vuelto a conversar y cada vez que venía a visitar a su hermano, siempre intentaba alejarme lo más posible.

En los últimos días lo he estado viendo cerca de Nancy, conversaron hace un día y solo logramos cruzar mirada una vez. Hablando de Nancy, con ella no había vuelto ni a mirarme. Me detestaba y la entendía, fue una gran idiota al reclamar algo que no es mío.

Y hablando de la reina de Roma.

— Dice el señor Jeon que vaya a su oficina, Lalisa —Me dice. Estaba sentada en la cafetería, la vi venir con carpetas en la mano.

— No tardo.

Ella se aleja y yo pagó mi cuenta para ir rápidamente, sin embargo, no era lo que yo esperaba.

Tocó la puerta buscando la autorización del señor Jaehyun para poder ingresar, y él así me lo otorga. Abro la puerta y con lo primero que me encuentro es con Jungkook.

— Buenas tardes, Señorita.

Hago una reverencia y volteo a ver al señor Jaehyun, que esté Jungkook en una reunión no me sorprende, pero que esté en la oficina del CEO cuando me manda a llamar, sí.

— Como ya lo sabes, él es mi hermano —Empieza a hablar el señor Jaehyun y yo solo asiento mientras escuchó.— Esta semana son las premiaciones de las tres mejores empresas, como es de esperarse, estoy completamente seguro que mi empresa estará de primera.

Volteo a ver a Jungkook disimulando y él tiene sus ojos en blanco, me nace sonreír leve, pero me resisto y vuelvo a mirar al CEO.

— El problema es que está semana tengo un viaje programado con mi prometida, para mirar los vestidos que ella desea para la boda y eso, entonces necesito que vayas como la representante de la empresa, ¿Entendido?

Abro mi boca lentamente, demasiado sorprendida.

No puedo ser yo, no no no, no tengo ropa adecuada para asistir a esas premiaciones, no tengo el porte para entrar y no soy de ese tipo. No puedo ser yo.

— Señor Jaehyun-

— Estarás a la compañía de mi hermano Jungkook, que te ayudará a conocer el salón de la premiación —Dice. Y no puede evitar tener una mueca de horror en mi rostro. No puedo asistir a esas premiaciones y menos siendo así de torpe.

Me conozco, conozco mis nervios y mis piernas, me pueden fallar en cuestión de segundos y estaré en el piso con el premio, si es que lo ganamos.

— Yo...

— De acuerdo, Señorita Manobal —Concluye el CEO— Ya puede retirarse.

Y sin poder decir nada más me levantó y voy a la salida, abro la puerta y me siento en mi escritorio que está afuera de la oficina del Señor Jaehyun.

Mierda, ¿Qué haré?. Revuelvo mi flequillo mientras pienso que puedo hacer. Tal vez, pueda partirme una pierna y no asistir con la excusa de una pierna rota.

No, descartada. No soporto el dolor.

Suspiro y veo como Jungkook sale de la oficina, se dirige al ascensor y se va. Cierro mis ojos y tomo mi teléfono.

— ¿Hola?, ¿Rosé? —Llamo.

¡Lily!, menos mal llamas.

— Tengo mil cosas por contarte. —Le digo con estrés.

¡Yo también!, ¿A qué horas nos vemos?

— ¡Ya!

¿En dónde?

— No lo sé, pero nos vemos ya.

Está bien, adiós.

Empiezo a apagar el computador y guardar mis cosas en los cajones del escritorio, también mis labiales en mi cartera y salgo rápido al ascensor para que me baje al primer piso.

— ¿Y entonces?

Tengo toda la información lista, Jeon. 

Eso fue la maravilla, sonríe con ánimos y orgullo.

¿Cuando puedo entregarte todo? —Me pregunta, y me encojo de hombros. Iba saliendo del estacionamiento en dirección a mi apartamento.

— No lo sé, si quieres nos podemos ver mañana en la mañana, es sábado.

Claro, ¿En tu apartamento? —Pregunta.

— Sí.

Allá estaré.

— Bueno, adiós —Digo y sin esperar que me responda, cuelgo. Rápidamente con una sola mano empiezo a manejar y la otra le marco al teléfono de Lisa.— ¿Lisa?

¿Que pasá?

Ella suena cortante, y eso me hiere bastante.

— Ya tienen la información que tanto esperaba, mañana en la mañana estaremos esperándote en mi apartamento para que también la escuches —Le digo.

Está bien, adiós.

Y hace lo mismo que yo le hice a Chang-bin, me colgó antes de poder contestar.

Suspiro y dejo el teléfono en el asiento del lado.

Al llegar a mi apartamento abro la puerta agotado, hoy fue un día duro y pesado, nada de culos por mirar, porqué el único que me llama la atención me estaba ignorando.

— ¿Por qué estás tan aburrido, Jeon?

Aquella voz me hace levantar la cabeza para verla, y sí, era ella. Sana Minatozaki, nuevamente en mi apartamento sin pedir permiso.

— ¿Qué haces acá? —Le pregunto, ella hace una mueca.

— Te estaba esperando, tuve un día difícil y quiero tomar algo —Me dice, asiento y ella sigue tomando de su copa.

— ¿Quien te dió permiso para tomar de mi Whisky? —Pregunte molesto al verlo destapado en el mesón de la cocina.

— No seas aburrido, luego te regalo uno.

— Como sea, sirve una copa grande para mí —Le digo— Me daré una ducha mientras tanto.

— Está bien.

Me meto a mi habitación, y empiezo a quitarme la ropa mientras saco una toalla de mi armario. Escucho a Sana tararear una canción y pongo mis ojos en blanco, me meto a la ducha y abro el grifo para poder recibir de la deliciosa agua.

El agua fría pone mi pene erecto, de más, porqué me acordé de sus piernas abiertas a mí, esperando mi polla para recibirla. Vaya que mujer. Me tenía a sus pies la muy maldita.

Y me masturbo mientras la pienso.

Al salir del baño, me visto sencillo y salgo a tomar mi Whisky. Sana estaba sentada en el sofá mirando el teléfono.

— No tardo en irme, me están esperando.

— No tengo problema, así que puedes irte.

Le digo serio, ella sonríe y se levanta acercándose a mí.

— Tome dos cigarros de tu armario, espero no te moleste, adiós.

Y la muy cabrona se fue.

𝚃𝚎 𝚍𝚎𝚜𝚎𝚘 𝚌𝚘𝚗𝚖𝚒𝚐𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora