Lentamente me despierto y me incorporo a la realidad. Siento un vacío que no soy capaz de explicar.
Recuerdo lo que pasó, rápidamente agarro el móvil y miro la hora «18:55». No puede ser, ¿Ya es tan tarde? Me levanto, abro la puerta de mi habitación y miro por todas partes, no hay nadie, ni mi madre ni mi hermano.
Encuentro una nota en la mesa «Hija, tienes comida en el microondas, cómetelo cuando despiertes. No he podido hacerle nada a tu hermano, dile que tiene hay huevos, que se haga algo. Tengo que ir a trabajar otra vez, te quiero.»
Estaba sola en casa, miro el microondas y veo que tiene una nota «para mi hija» arrancó la nota, la rompo y la tiro a la basura. Dejo el plato donde está y le mando un mensaje a mi hermano, que no tarda en responder.
Mamá te dejo comida
en el microondas --Vale.
Apago el teléfono y me dirigí al baño. Me voy en el espejo. Estoy pálida, mis ojeras parecen más profundas, mi cabello, revuelto y sin vida, cae sobre mis pesados hombros, como si ellos fueran el peso que tanto me atormentanta, pero intento no pensar en ello. Enciendo el grifo, me acerco al lavabo, recogo el agua fría en mis manos y mojo mi cara. El frió me despeja un poco pero no lo suficiente.
Vuelvo a mi habitación para volver a tirarme en la cama, estoy demasiado cansada para lidiar con mis pensamientos y con cualquier cosa. El techo blanco se convierte en mi único paisaje para volver a dormir.
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-Hoy no voy- Leo y releo el mensaje de Sarah.
Por qué?-
Rápidamente se pone en línea y vuelve a escribir
-Tengo que cuidar a mi hermano.
Enserio?-
-Si, luego hablamos que me está llamando, chau.
Sale del WhatsApp y yo repito su acción.
Son las 8:27, no lo puedo creer... Hoy a 4 hora nos iban a decir lo que iba a entrar para el examen de física y química, además toca lengua, no puedo faltar.
-Pienso-
Miro al frente y veo el pasillo, yo era la única que estaba de pie fuera de clases. Me giro a la puerta y miro si la verja está abierta, y si, lo estaba. No había ningún profesor, sin dudar camino deprisa hacia la salida, salgo y voy al parque, no había nadie, estaba sola asi que decido sentarme en el banco dentro del parque.
Tiro la mochila al suelo frustrada. ¿Enserio?¿No podía haberme avisado antes? Así no hubiera venido en vano, ¿Qué voy a hacer yo sola 6 horas aquí?
Después de unos minutos mis pensamientos empiezan a florecer, rápidamente intento distraerme. No quería enfrentar eso otra vez, si lo volvía a hacer esta vez no podría esconderme, me envolvería y no podré huir, no tengo dónde esconderme, no puedo volver, no quiero volver. Si vuelvo estará mi madre, ¿Qué me dirá? Me matara, no puede enterarse de que no estoy en clases.
Miro al cielo intentando distraerme. No quiero tener estos pensamientos que tanto lucho por reprimir. Cierro los ojos intentando callar esas voces que yo misma cree de algún modo. Noto las lágrimas intentar asomarse por mis ojos y escucho como alguien grita mi nombre
-¿Arah?
Me recompongo lo más rápido que puedo, miro quién es y veo a mis compañeros de clase, Angie y Gael.
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El Faro De Las Almas Perdidas
Teen FictionHay más de 7 mares en el mundo, según lo que cada persona considere mar, hay unos 50, pero está historia se centrará en 7. 7 personas que son mares que nadie más conoce, ni siquiera ellos mismos, que solo esperan por encontrar la luz de su faro, mie...