O4;; Bittersweet Lover

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Tras unos muchos tragos y que se adentrara la madrugada, Husk y Alastor compartían una plática amena en la sala de la casa. Ambos pasados de copas, sonrientes y eufóricos. Desinhibidos en pocas palabras. Eso se notaba por sus mejillas sonrojadas y que las orejas de ciervo del demonio estaban gachas.

Sentados ambos en el sofá se turnaban el uno al otro para darle un trago a la botella de vino.

Entre anécdotas y risas, una extraña tensión se fue instalando en la atmósfera. Aunque ninguno de los dos hasta el momento parecía querer decir algo al respecto, ignorándolo con la esperanza de que así como apareció se iría.

Pero no fue así.

A medida que pasaban los minutos, parecían más tensos que a cuando inciaron la celebración  más temprano. Evitaban mirarse de vez en cuando o alguno de los dos le daba un trago más largo a la botella de lo que se tenía preevisto.

—Así que... ¿Eras un locutor de radio? —siguió la conversación luego de darle un trago a la botella, se la pasó a Alastor, que la tomó algo perezoso y le daba ahora él un sorbo.

El ciervo medio adormilado se limpió los restos de vino con su lengua que para este punto había adquirido un tono escarlata algo antinatural. O eso pensaba el hombre.

—¡Y el más querido de la zona! —exclamó exagerado—. No había quién no muriera por mí.

Husk rió.

—¿Retórica o literalmente?

—Hm, un poco de las dos —rió divertido, pasándole la botella al azabache para que la dejara sobre la mesa del café, pues ya estaba vacía, y así lo hizo.

—Entonces, supongo que tuviste alguna pareja o algo por el estilo —pensaba que lo había dicho internamente. Bueno, el alcohol lo atontó y terminó por externar ese pensamiento tan... Curioso.

Cuando se dió cuenta de lo que había dicho, se incomodó bastante. ¡Pero que atrevimiento el suyo de decir ese tipo de cosas!

El silencio del moreno era lo que más le carcomía. No quiso mirarlo y solo se concentró en cualquiera otra cosa de la sala.

Tensión.

—En realidad... —rompió el hielo luego de un rato. Se escuchaba algo vago y hasta podría decir; avergonzado—. Nunca me había interesado en ese tipo de cosas. —se acurrucó en su sitio, abrazando sus piernas contra su pecho. Husk prestó su atención al demonio y sus palabras—. Solía aprovecharme de su ingenuidad para atraerlos a mí y luego asesinarlos. —su mirada se perdió en algún punto de la habitación, como si estuviera recordando una de esas (probables) muchas veces en las que hizo eso—. Pero no, no tuve pareja. Podría decirse que es lo único casto que tengo ¡JA! —rió para tratar de ocultar su incomodidad respecto al tema.

THE INVOC𖤐TION【 𝗛𝘂𝘀𝗸𝗲𝗿𝗥𝗮𝗱𝗶𝗼 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora