SEMPITERNO

Capítulo 4

Alessandro de Santis 

Desde que nací he vivido en un mundo en el que toda Italia respeta a mi familia, todos incluyendo El Vaticano conocen quienes son los lideres de la Cosa Nostra, desde que asumí el cargo soy yo quien dirige toda Italia y por eso los directivos de este país y de otros varios saben que deben rendirme cuentas a mí sin protestar o perderán su mayor fuente de ingresos que soy yo.

Cada que ingreso en algún espacio todas las personas agachan la cabeza entendiendo cual es su lugar, besando el suelo por el que paso, además, conocen quienes son mis hombres, en especial quien es Lorenzo, quien muchas veces en mi ausencia es el que se ocupa de los negocios y eso lo hace importante ante los demás. Gracias a mi poder soy muy respetado por todos, pocos se atreven a desafiarme o incumplir mis ordenes y quienes lo hacen son castigados como se merecen con la muerte.

Hoy al llegar el hospital el jefe nos reconoció de inmediato y sin esperar las ordenes nos brindó la mejor atención que podamos recibir, ingresando a Alissia a la habitación VIP, todo hasta el momento iba bien, pero me moleste al enterarme que la dichosa pediatra no estaba en el hospital, así que le solicite a Lorenzo que se apresurara a llamar a la doctora, para que estuviera acá en el menor tiempo posible. Una hora más tarde ya me estaba desesperando y angustiaba ver que Ali con cada minuto que pasaba sufría más, así que salí de la habitación a ver qué era lo que estaba ocurriendo y porque la pediatra aun no llegaba.

Cuando di con Lorenzo lo encontré discutiendo con una mujer que admito nunca había visto una chica tan bonita, era de estatura baja, puedo apostar que no me llegaría ni al hombro, tenía un cabello castaño que caía sobre su espalda en pequeñas ondas que le daban un toque sexi, unos ojos color miel que aunque se veían cansados no dejaban de ser hermosos y unos rasgos tan delicados que la hacían ver como toda una Diosa, pero después de escuchar la conversación entre esos dos caí en cuenta de que la bella dama era la pediatra que estábamos esperando por lo que decidí involucrarme en la conversación

Al presentarle y hablar de mi molestia por hacerme esperar, me sorprendió que la doctora no demostró ni un poco de conocimiento sobre quien soy, todo lo contrario, se veía molesta por haber interrumpido su descanso, sin embargo acepto revisar a mi hermana y eso si que me desconcertó porque ella lo hacia ver como si nos estuviera haciendo un favor cuando era todo lo contrario, era una orden que yo había dictaminado que por lo visto no se había enterado.

Al ingresar a la habitación de Ali pude notar el nerviosismo de la doctora, se veía muy tensa y estoy seguro pude reconocer miedo en sus ojos, no entendía cuál era la razón pues según su historial era muy buena en su trabajo así que descarté que estuviera preocupada por dar un mal diagnóstico. Todas mis dudas se resolvieron cuando hablo sobre su condición para atender a mi hermana, a la bella bruna le asustaba estar rodeada de tantos hombres, algo debió ocurrir en su pasado.

Al comienzo me rehusé a salir de la habitación aun no confiaba en la pediatra, pero mi madre desesperada de que Ali recibiera atención nos obligo a cumplir la petición de la doctora, por lo que aproveche a preguntar algunas cosas sobre ella a su jefe.

-¿Ella no sabe quién soy verdad? – pregunto sentándome en la pequeña sala de espera.

-Isabella, es muy entregada a su trabajo y a su hermano, cualquier cosa que no incluya esas dos cosas no le interesa, normalmente no vive informada de muchas cosas – responder el doctor asustado de la reacción que tendré ante sus palabras.

Realmente más allá de enfurecerme el hecho de que no sepa quien soy, me causa curiosidad como una persona que se relaciona con muchas personas alrededor del mundo puede vivir tan desinformada, ya que tengo entendido que muchos son los que vienen en su búsqueda con el fin de que sus hijos recibir su atención.