°Curiosidad Entre Sombras°

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Al despertar, Mika se encontraba enredada entre las sábanas, la luz del amanecer filtrándose tímidamente por las cortinas apenas entreabiertas. Las alarmas, dispersas por su habitación, resonaban con insistencia, interrumpiendo su sueño con una cacofonía estridente.

Con gestos adormilados, buscó desesperadamente apagar cada una de ellas, mientras el sueño aún la mantenía atrapada entre la vigilia y el descanso.

De repente, un ligero empujón la sacudió, rompiendo la tranquilidad de la mañana. Mika se despertó sobresaltada, su corazón latiendo con fuerza mientras miraba a su alrededor, intentando entender qué había ocurrido. No encontró nada fuera de lo común en su pequeño apartamento, solo la habitual desordenada calma de su habitación.

Sin perder más tiempo, otra alarma sonó, sacándola de sus pensamientos. La urgencia de no llegar tarde la hizo reaccionar de inmediato. Se levantó de un salto de la cama, dejando atrás las sábanas revueltas. Con movimientos rápidos y precisos, se dirigió al baño, donde se lavó los dientes con rapidez. El agua fría la ayudó a despertarse por completo.

El armario fue su siguiente parada, donde seleccionó una ropa práctica y cómoda para perseguir el autobús, que ya se le estaba haciendo costumbre. Unos jeans y una camiseta informal acompañados de una chaqueta ligera eran su elección perfecta. Recogió su largo cabello marron claro en una coleta alta y apresurada, asegurándose de que estuviera bien sujeta.

En la cocina, el tiempo seguía corriendo. Mika apenas tuvo tiempo para comer un pan mientras revisaba rápidamente su mochila para asegurarse de tener todo lo necesario para el día.

Con un último vistazo a su apartamento para asegurarse de no haber olvidado nada crucial, salió corriendo hacia la parada del autobús.

○○○○

Mika miró su reloj por enésima vez mientras corría hacia la parada del autobús. El día había comenzado con el mismo guion de siempre: su alarma no había sonado, se había despertado tarde y ahora estaba tratando de alcanzar el autobús que se acercaba rápidamente. Con el corazón latiéndole rápido por la carrera, llegó justo cuando las puertas del autobús se abrían para los pasajeros que esperaban.

Sophie, su amiga desde la universidad, estaba arriba del autobús y la saludó con una sonrisa tan brillante como el sol de la mañana. "¡Mika, ven rápido, te guardé un asiento!", gritó Sophie mientras agitaba una mano desde la ventana.

Mika, aliviada por haber llegado justo a tiempo, subió al autobús y se sentó junto a Sophie. "No puedo creer que haya llegado puntual hoy", dijo Mika entre respiraciones agitadas. "Me desperté tarde de nuevo."

Sophie rió, una risa contagiosa que llenó el aire. "¡Oh, no te preocupes por eso! En realidad, el autobús tuvo que detenerse porque se le rompió una rueda. ¡Supongo que es tu día de suerte, Mika!"

Mika se rió con ella, disfrutando de la ironía de la situación. "Parece que sí. A veces las cosas funcionan de manera misteriosa."

Sophie asintió con una sonrisa comprensiva. "Bueno, al menos hoy te sonrió la suerte. ¿Cómo va todo? ¿La mudanza está completa?"

Mika suspiró, pensando en la montaña de cajas que aún tenía que desempacar. "Sí, esta casi todo en su lugar."

Sophie asintió con comprensión. "Bueno, si necesitas ayuda con algo, ya sabes dónde encontrarme. Por cierto, ¿Trajiste el proyecto que tenías que presentar hoy?"

Mika frunció el ceño ligeramente, recordando repentinamente el proyecto que había dejado pendiente."¡No!" Dice sintiéndose derrotada.

Sophie sonrió entre preocupada y divertida. "Bueno, te conozco. Siempre te las arreglas para resolverlo todo a tiempo, además es para la profesora delegada, seguro nos dejara presentar el mio juntas".

𝓜á𝓼 𝓐𝓵𝓵á 𝓭𝓮𝓵 𝓥𝓮𝓵𝓸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora