El zumbido insistente del despertador me saca del sueño, pero no lo suficiente como para moverme de inmediato. Anoche, el ritual no salió como esperaba. Me esforcé tanto, puse mi corazón y mi alma, pero no sentí nada. Ni un susurro, ni un indicio de que alguien, algo, estuviera escuchando.
Abro los ojos lentamente y agarro mi celular para ver la hora. Tarde, como siempre. Normalmente, esto me haría saltar de la cama y correr por todo el apartamento, pero hoy no. Hoy, me siento agotada, emocionalmente drenada. Dejo el celular a un lado y me quedo un momento más en la cama, sintiendo el peso de la decepción en mi pecho.
Finalmente, me obligo a levantarme. Arrastro mis pies hasta la cocina y empiezo a preparar mi desayuno. Opto por algo sencillo, un tazón de cereal. Mientras la leche cae en el tazón, observo cómo los copos flotan y se sumergen. La escena tiene un extraño efecto calmante.
Me siento a la mesa y como lentamente, dejando que mi mente divague. Pienso en lo que hice mal anoche, en qué podría haber salido mejor. Tal vez no estaba lo suficientemente concentrada, o tal vez simplemente no era el momento adecuado. Suspiro y termino mi desayuno, sintiendo un poco más de energía para enfrentar el día.
Después de comer, acomodo las cosas que necesito llevar a la universidad. Mis libros, mi laptop, mis cuadernos. Todo va en mi bolsa de manera meticulosa, como si de alguna manera, tener todo en orden pudiera traerme algo de paz mental.
El agua caliente cae sobre mi cuerpo, pero en lugar de relajarme, solo parece intensificar el peso que siento en el pecho. La decepción del ritual fallido de anoche se aferra a mí, haciéndome sentir más débil y desanimada de lo que debería. La tristeza se ha convertido en mi compañera esta mañana, infiltrándose en cada rincón de mi mente.
Mientras froto el jabón entre mis manos, intento enfocarme en algo, cualquier cosa que me saque de este estado. Entonces, un recuerdo surge, uno de esos que guardo con cariño: mi madre y sus enseñanzas. Siempre sabía qué decir o hacer para levantarme el ánimo. Entre sus muchas lecciones, había una que ahora viene a mi mente con fuerza. Cerrando los ojos, trato de recordar sus palabras exactas. Empiezo a recitar en voz baja mientras me lavo el cuerpo, permitiendo que su voz vuelva a mí a través de las mías.
"Que esta agua lleve consigo toda la tristeza y el dolor. Que cada gota limpie mi espíritu y lo llene de luz y amor."
A medida que recito estas palabras, siento una ligera mejoría, como una pequeña chispa de calor en medio del frío. Continúo lavándome, dejando que el agua y las palabras de mi madre hagan su trabajo, intentando ahogar el eco de mi decepción. Entonces, una imagen clara y vívida aparece en mi mente: mi madre, recitando ese mismo mantra mientras me lavaba el pelo cuando era una niña. Su voz suave y calmante, sus manos tiernas en mi cabello, el aroma del champú mezclado con su perfume. Era un ritual en sí mismo, un acto de amor y protección.
Las lágrimas empiezan a brotar, un torrente de emociones que había mantenido reprimido. Siento las lágrimas mezclándose con el agua de la ducha, y no hago ningún esfuerzo por detenerlas. La nostalgia y la añoranza por esos momentos, por la seguridad y el amor incondicional de mi madre, me golpean con fuerza.
Mientras me lavo, recuerdo cómo ella me hablaba, cómo sus manos me daban consuelo. "Todo estará bien, pequeña. Solo deja que el agua se lleve tus preocupaciones." Sus palabras, aunque lejanas en el tiempo, resuenan en mi corazón, y por un momento, siento su presencia conmigo.
Llorar me ayuda. No es una solución mágica, pero el acto de permitirme sentir, de conectar con esos recuerdos, me alivia una parte del peso que llevo. Cuando finalmente termino de ducharme, me siento un poco más liviana, como si el recuerdo de mi madre hubiera hecho su magia una vez más.

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𝓜á𝓼 𝓐𝓵𝓵á 𝓭𝓮𝓵 𝓥𝓮𝓵𝓸
RomanceMika, una joven torpe pero apasionada por la brujería, se muda a un nuevo apartamento con la esperanza de cambiar su suerte y mejorar sus dones espirituales. Durante una meditación, siente una conexión intensa con un alma en pena e intenta invocarla...