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Policía de Japón
Estación Central
Zona: Investigación

El trabajo de oficina puede parecer aburrido y inútil dependiendo del trabajo que tengas, pero a decir verdad nada es aburrido cuando trabajas como investigador para encontrar a criminales.

Las grandes oficinas pueden hacerte sentir nervioso y algo somnoliento especialmente esas luces semi- blancas que están pegadas al techo fallando de ves en cuando.

A veces incluso, puedes sentir que las muertes que llevas encima son aún más pesadas de lo que en verdad son.

Y entre todo eso se puede mostrar a una persona trabajar en un escritorio con prisa moviendo los papeles de un lado a otro con frustración, agarra su taza de cartón con café y le da un largo sorbo.

Tantas horas trabajando para solo conseguir el mismo testimonio de los padres de familia: Lágrimas, dolor y quejas contra la policía por no haber podido encontrar al asesino de sus pequeños niños hace más de 4 años, tal vez menos o más.

Parecía que el caso no tenia un inicio claro o contundente pero las pistas y pruebas sobre su escritorio le decían que algo debió haber hecho ese sujeto para poder entrar y salir de manera tan rápida cometiendo sus asesinatos.

Su superior querría que tuviera listo algún avance de la investigación que sirviera para detener o al menos encontrar a ese sujeto, si bien era cierto era difícil parecía que el tipo ese tenía un patrón establecido que se había formado en unos 5 casos después de que los últimos pasarán.

5 niños con las mismas características habían desaparecido hace tiempo con años menores a los 10, esos cinco podían ser un vínculo para por fin tener una pista sobre su paradero.

Pero eso no era una gran ayuda del todo, ningún padre pudo dar un testimonio que ayudará a dar cara al hombre pues todos decían lo mismo: Perdimos de vista a nuestros hijos cuando un animador disfrazado se los llevó a las atracciones.

Ahí estaba el secuestrador, obviamente, pero no servía de nada porque el traje que supuso llevaba evitaba ver su rostro o facciones por lo que los padres no habían sospechado.

Tomó una foto y se la acercó. Un traje a color se veía, era de una tienda que habían localizado: Un conejo sonriente de color negro con una mancha blanca en el ojo derecho, era un traje grande y pesado que nunca habian podido localizar, según él vendedor esa mancha blanca no era del traje y por eso fue complicado seguirlo.

Había muchos asesinatos en ese parque que no tenían ningún común como estos cinco por eso se tenía la sospecha de que pudo haber dos asesinos en el mismo lugar ó tambien que esos dos habían sido cómplices: Uno secuestraba y el otro los mataba. Era tan confuso y molesto que estaba por arrancarse los cabellos de la cabeza uno por uno, y ya estaba demasiado cansado como para aguantar una velada más despierto.

- Trabajas demasiado, cálmate. –la voz de su compañero, Murata, lo saco de su frustración.

- Lo sé solo creó que estoy muy cerca de encontrar algo útil.

- Seguro que sí, no te esfuerces demasiado. Seguro que al jefe no le gustara que te desveles Giyuu. –sonrió.

- Tranquilo, se lo que hago. –murata solo podía pensar que su compañero de trabajo estaba siendo algo paranoico.

- Seguro que sí Giyuu. Pero debes descansar un poco, Kocho-san dice que trabajas de manera aterradora.

- Kocho… –repitió, su compañera siempre buscaba molestarlo.

- No lo dice con maldad, créeme. Pero debes descansar, al menos un poco, de todo esto.

- …Sí, seguramente lo haga. –finalmente se sentó en la silla y alejo la foto de su vista. Estaba demasiado cansado como para siquiera ver algo más relacionado al caso.

Murata solo evito reírse, miro a su compañero frotarse la cabeza con dolor y se acercó a él para darle una palmada en el hombro.

- Venga, vamos a comer mejor. Que hoy nos han traído algo de pan de los Kamado –sonrió con picardia–, y parece ser que Tanjiro nos lo a traído.

- ¿Tanjiro?

- Sí, Tanjiro Kamado mismo. ¿Puedes creerlo?

- No puedo creer que aún viene. Alguien debería decirle que es peligroso que venga hasta aquí.

- Sí se le dijo. Pero tal parece que está enfocado en alguien más. –a Giyuu le salió una vena en la frente cuando escucho la risa de Murata.

- Murata.

- Yo solo supongo. –se defendió– ¡Pero tú también muestra interés!

- ¡Fuera Murata!

- ¡Bueno! –salio volando de la oficina al comedor. 

- …Carajo.

Sonrió cuando la pequeña figura se abrazó a él estando casi dormida, paso su brazo por su espalda baja desnuda y la acercó aun mas a él

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Sonrió cuando la pequeña figura se abrazó a él estando casi dormida, paso su brazo por su espalda baja desnuda y la acercó aun mas a él.

El tacto tan suave de sus pechos en su pecho desnudo lo hizo roncar, con su otra mano apretó los glúteos del niño que cabían perfectamente en su mano y su mano no era precisamente pequeña.

Fue por eso que Kaigaku casi se despertó, casi, pero no ocurrió porque estaba acostumbrado a que las manos de kokushibo siempre lo estuvieran tocando en esa zona, pero eso no evito que se moviera un poco y se acomodará en el pecho de él.

Se rió por su intento y se volteó a hablar con la pequeña que si se había despertado.

- ¿Que pasa? –susurro en su oído.

- Nada, una pesadilla. –respondió mientras se acomodaba junto a él.

- Tú tranquila. Estoy aquí y mientras esté aquí no te vas a preocupar por nada. –beso su cabeza, su frente y algo de su mejilla por último movió su mano por la cadera de ella acariciándola.

Amaba su cuerpo y todo, pero entre todo eso amaba esos pechos algo grandes para su estatura y edad sobre todo. Ella tan bonita, dulce y pequeñita solamente para él, era fantástica en casi cualquier responsabilidad: Se levantaba solita, se preparaba solita su comida y hasta se arreglaba solita para él.

Tan jodidamente bonita y dulce. Tan suya, tan única, tan sexy.

Solo para él.

- Gracias. –volvio a acomodarse y se durmió.

- De nada. –se acomodó de nuevo y atrajó con sus dos brazos a las dos bellezas que tenía.

Kaigaku fue atraído desde su trasero por la mano izquierda de kokushibo acomodándolo en él y kaīmi por la cadera, kokushibo no dudo ni un segundo en pasar su mano por el pecho de ella apretando con fuerza.

Al estar con el cuerpo hacia arriba no tuvo muchos problemas en hacer todo lo que quería en la cama.

Sin embargo a ella la alzo más poniéndo sus pechos más cerca de él, puso su cara en la mitad de ellos y de inmediato se relajo, y solo ahí pudo dormir con tranquilidad.

Hasta llegó a roncar.

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⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

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Estocolmo «Michikatsu Tsugikuni ó Kokushibo»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora