once upon a dream ͏- ͏ ͏suguru geto fanfic
-⭒Donde el destino decide enviarle a
dos almas una pequeña visión de su
alma gemela, con la esperanza de
ver su encuentro y enamoramiento
en el futuro.
͏ ͏ ͏͏ ͏ ͏ ͏͏ ͏ ͏ ͏ ͏͏ ͏ ͏﹫kxrm4p...
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. ₊ ♡ﾟ . ⊹ ࣪ છ֢ Falsa y misteriosa oscuridad
En el mundo actual de la hechicería, quien tuviera la palabra "Seki" en su nombre era considerado una pieza especial tanto para las misiones como para combatir espíritus malditos y obtener información difícil de conseguir. Sin embargo, algunos lo consideraban desleal al mundo de la hechicería.
Desde tiempos ancestrales, el clan Seki había roto una de las reglas más importantes de la hechicería: revelar la existencia de la hechicería y los espíritus malditos a algunos no-hechiceros.
¿Por qué habían roto tal regla? ¿Y quién fue el primero en hacerlo?
La respuesta es que el fundador del clan Seki se había enamorado de una no-hechicera. Al querer casarse, le reveló todo acerca del mundo de la hechicería, pues se rehusaba a renunciar al mundo en el que había nacido. Además, había fundado su propio clan con hechiceros y no-hechiceros.
Sin embargo, esta historia no era tan reveladora en la actualidad, pues quienes repudiaban las decisiones y acuerdos del fundador del clan Seki se encargaron de alterar la historia para arruinar su reputación. Aun así, el clan Seki era el único que conocía la historia completa y verdadera, parte de su legado que se transmitía de generación en generación.
Los rumores y mitos sobre el clan eran muchos, ya que los demás creían que guardaban demasiados misterios. Los principales eran su historia de origen, su lejanía ante la sociedad y por qué eran tan solicitados por los altos mandos para misiones, a pesar de que dejaban en claro que despreciaban al clan.
Los rumores comenzaron a aumentar cuando se supo que un miembro del clan Seki se había inscrito en el colegio de hechicería de Tokio, aunque no se había presentado a sus compañeros, ya que desde su inscripción estaba de misión en misión.
-Disculpe, profesor Yaga -interrumpió uno de los estudiantes de primer año a media clase-, perdone que lo interrumpa en su magnífica clase, pero ¿por qué seguimos compartiendo el aula con un asiento vacío? -preguntó, evidenciando su aburrimiento ante la escena.
El profesor soltó un suspiro y habló -¿Por qué no espera a hacer su pregunta al final de la clase?
-Es que me está abrumando ver ese asiento tan solitario, es como si hubiéramos perdido a un compañero en batalla -respondió el joven, haciendo un gesto de escalofrío-. Hasta ya se me olvidó el nombre de quien se supone que debería estar ahí.
-Es verdad, ¿no se supone que éramos cuatro? -preguntó una joven de cabello corto.
La curiosidad crecía entre los estudiantes de primer año, ya que desde que había comenzado el ciclo, hace una semana y media, no habían visto a su otro compañero o compañera.
