. Seis .

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La única herencia que le había dejado Choi Jung Ho a Baekhyun era un departamento cerca de la Villa Ada Savola. A pesar de nunca haberlo reconocido como su hijo ante el ojo público, proveyó para él y para su madre todo el dinero que necesitaron. Pero eso no le hizo un lugar en el corazón de Baekhyun, ¡para nada!, pues solo lo veía dos veces al año, en navidad y su cumpleaños y durante dos efímeras horas.

Nunca necesitó de su padre, siempre dijo y lo sostuvo hasta conocer a Siwon en una reunión improvisada para presentarlos. Entonces sus palabras cambiaron. No necesitaba a su padre, pero sí a su hermano mayor. Pero al haber crecido solo, no pasaba mucho tiempo con ellos sino en su departamento.

Luego de haber renunciado, dos días más tarde todavía estaba en su tiempo de descanso. Tenía la cabeza dando vueltas en muchas cosas. Las dos más frecuentes eran Park Chanyeol y el asesino de la corona. Este último no había vuelto a atacar, pero no era una novedad cuando ni siquiera por el tiempo entre sus crímenes pudieron establecer un patrón. Se decía que no era su problema ahora, pero como el entrometido forense que era, no podía dejar el asunto así nada más.

Incluso esa noche, envuelto en su pijama color negro, no podía dejar de mirar por la ventana mientras su cabeza trataba de atar cabos sueltos. Claro, cuando sus torpes y calenturientas neuronas no divagaban hacia la imagen ardiente de Park Chanyeol.

Empezaba a no ser sano.

Alguien llamó a la puerta en ese momento. Soltó su pequeño cigarrillo y lo dejó en el cenicero antes de ir a abrir.

Oh, mierda.

—¿Acaso te llamé con el pensamiento? —masculló, petrificado en el umbral.

—¿Pensabas en mí?

Park lo miraba con esos ojos juguetones muy abiertos y las cejas arqueadas, sorprendido por lo realmente imprudente que podía ser Baekhyun. El joven forense se coloreó. ¡Demonios!

—Eh, no... Digo, si insultarte con el pensamiento cuenta.

Chanyeol se relajó.

—Al menos piensas en mí y eso ya es bastante. ¿Puedo pasar?

—¿Para qué? ¿Qué haces en mi casa a estas horas?

—Necesitamos hablar.

No queriendo ser más descortés, y solo porque sus absurdas neuronas rogaban por algo de ese perfume, lo dejó entrar. Lo llevó a la salita de cojines moteados. El ambiente tenía el aroma del cigarrillo flotando en el aire, tanto como de la incomodidad.

—¿Entonces?

—Cuando decidiste renunciar ese día, me dejaste con muchas preguntas. Y la que he querido hacerte es sobre lo que pasó con Bianco. Él te obligó a-

—Antes le habría cortado las manos —musitó asqueado y luego se recompuso—, quiero decir, si él hubiese intentado tocarme...

—Entonces no lo hizo.

—No, nunca dije que lo hiciera. Dije que me propuso arreglar mi situación a cambio de su favor —dijo a prisas, asfixiándose por cómo se sentía al respecto—. Mira, la verdad es que no quiero hablar sobre ello. Ya pasó. Yo ya renuncié.

—Te dije que no iba a aceptar tu renuncia —le recordó—. Tus acusaciones sobre lo que Bianco haya intentado son graves. Eso no-

—¿Te preocupa que vaya y lo denuncie, arruinando la reputación de la estación? —musitó con disgusto—. No lo hice cuando ocurrió y no lo haré ahora.

DARK BLOOD: The Crown Assassin [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora