. Doce .

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La carrera a casa le pareció un circuito infernal; manejó tan rápido que seguramente ya contaba con dos multas por exceso de velocidad, pero él solo quería refugiarse en su cuarto, lejos del romántico psicópata que lo perseguía. Lo peor fue no sentirse seguro ni siquiera ahí.

Fue extraño.

Nunca antes había estado así de asustado, pero había algo más que le inquietaba, algo que si escarbaba bajo las emociones superficiales temía no ser bueno.

Nunca se había considerado un cobarde, y todos sus problemas los había afrontado solo. Ni siquiera Siwon pudo alguna vez ayudarlo. No era necesario porque su madre le había enseñado el valor de la independencia desde muy temprana edad, y siendo que tampoco tuvo un padre presente, nunca recurrió a nadie.

Ahora no sería diferente, se dijo, porque si alguien averiguaba lo que ocurría, entonces sería el fin de su carrera profesional. El asesino de la Corona estaba empeñado en atraer su atención, rayando en la maniática obsesión que lo ponía muy cerca del blanco.

Esa noche no pudo dormir bien ni siquiera escuchando un aburrido podcast sobre la importancia de las sardinas en el mundo. Quizás cerró los ojos dos horas antes de que su alarma sonara.

La estación parecía tranquila esa mañana, sin un nuevo cadáver que recoger de las calles. Pero él se sentía más intranquilo. Baekhyun sabía que pronto alguien más moriría, alguien a quien tendría que ver de cerca, sabiendo que su vida había sido arrebatada por un hombre al que había tenido muy cerca la noche anterior.

Llenó su taza de cerebro con café cargado y subió a la terraza. El sol brillaba aún, pero un viento frío soplaba desde el este. Los vivos colores amarillos acariciaban las casas y calles de Roma, dando luz a cada rincón oscuro, en uno de esos debía ocultarse el asesino de la corona hasta que la noche cayera y pudiera actuar de nuevo.

-Hasta que me encuentres otra vez.

Ojeó la fotografía enviada desde ese número desconocido otra vez, preguntándose por cuánto tiempo había sido seguido por ese asesino. ¿Acaso sabía dónde vivía? Pudo seguirlo desde que abandonó su departamento, aunque no se fijó en que alguien lo persiguiera.

-Poco probable -murmuró-. Para alcanzarme hubiese tenido que estar en una motocicleta también.

Y en el puente Sant Angelo no llegó nadie en moto, apenas vehículos a esas horas y por ese lugar en específico. Pero no podía asegurarlo pues el asesino le había enviado fotografías desde el castillo.

-Pudiste desviarte hacia el castillo antes de que me diera cuenta -pensó-, pero... ¿y si fue una coincidencia? Tal vez... yo solo aparecí en tu radar y tomaste la oportunidad.

Sin embargo, esa conjeturo trajo otra pregunta:

-Si era así, ¿qué hacías en el Castillo Sant Angelo? -Se tensó-. ¿A quién asesinaste ahí?

Dejando la taza medio vacía sobre el pasamano, corrió escaleras abajo en busca de Kyungsoo. Sus pisadas resonaron por el pasillo blanco asustando a los oficiales; esquivó a unos cuantos antes de llegar al escritorio de Do.

-¿Alguien más ha sido asesinado?

-¿Qué? ... N-no creo.

-¿Alguien tal vez en el Castillo Sant Angelo? -preguntó con tono exaltado.

-No, no sé. Nadie ha llamado y-

-Habrá alguien -murmuró, enfriando la sangre de Kyungsoo.

-¿Qué dices?

DARK BLOOD: The Crown Assassin [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora