Final

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—Sorpresa hermanita—dice divertido

—Pero... ¿Y esto? —digo intercalando la mirada entre los dos. Fina portaba una sonrisa tímida. Su falta de sorpresa al verme, denotaba que no era desconocedora de este "encuentro".

—Una idea loca de tu hermano—dice Begoña tras de mí, acercándose Andrés al cual se abraza por la cintura

—Y tan loca...—digo mirándolos antes de devolver la mirada a Fina, que se había acercado hasta casi llegar a mi altura

—Hola Doña Marta—dice mordiéndose el labio

—Hola...—correspondo perdiéndome en ese tono que utiliza cuando me llama así

—Disfrutad de la tarde, por este rato nadie nos juzgará—dice Andrés antes de retirarse a un lado con Begoña dejando la cesta sobre el mantel.

Tanto Fina como yo respiramos al unísono antes de sonreír nerviosas por sus palabras. Resultaba tan raro estar en el exterior y poder ser nosotras, mostrarnos con naturalidad, que la tensión casi no nos permitía reaccionar. No sé cuántos latidos pasaron hasta que sentí ligeramente el roce de sus dedos en mi mano. Una corriente recorrió mi cuerpo. El deseo de tener siempre contacto hizo que fuera yo quién finalmente cogiera la suya. Ambas las miramos. Era un gesto muy sencillo, pero que significaba mucho fuera de cuatro paredes. Regresamos la mirada a la otra. Los ojos de Fina brillaban de forma especial. La luz bañaba su rostro perfecto resaltando sus facciones. Sus suaves labios, pintados de rojo, la preciosa pequita sobre ellos, su nariz redondeada y los ojos, ligeramente rasgados, de un verde claro con toques marrones...con ellos me arrebataba el sentido y me daba la vida. Fina sabía del poder que tenía en esa mirada, y la utilizaba en consecuencia. Por ella había suspirado más de una vez y había perdido la cabeza otras tantas.

A nuestra espalda, mi hermano y mi cuñada, preparaban el picnic que tan recelosamente tenían escondido, mientras se dedicaban miraditas y sonrisas cómplices.

—Estás preciosa—pude decir al fin

—Y tú—dice con ese tono como susurrado que me vuelve loca

—¿Desde cuándo sabías de este plan? —pregunto alzando una ceja

—No sé de qué me hablas—mira hacia otro lado encontrándose con la mirada de Andrés que la sonríe

—Ya...—la miro entrecerrando los ojos—miedo me da esta relación entre mi hermano y tú—le busco con la mirada, a lo que él corresponde guiñándome el ojo haciendo reír a Begoña.

—Si es para estas cosas...—dice acercándose despacio lanzando una mirada descarada a mis labios—no creo que te importe—Trago saliva. Tenerla tan cerca provocándome, retándome a mirar los suyos, me hizo desear besarlos más de lo que reconoceré. Sus artes de seducción eran muy efectivas, pero aún me sentía cohibida y temerosa. Fina lo sabía. Me leía muy bien. Por ello no insistió más. Aprovechando que nuestras manos estaban aún unidas, dio un pequeño tirón, para guiarme hasta el mantel invitándome a sentarme, a pesar de mi desagrado a volver acomodarme de nuevo en el suelo.

         

                                                     .                               .                         .


—Este picnic es precioso—digo sentándome lo más cerca de Marta posible

—Gracias—contestan ambos a la vez, lo que nos hace reír a los cuatro

—La comida la ha hecho Begoña, yo para eso soy un desastre—dice Andrés

—¿Solo para eso? —le provoca la enfermera

Luces en el caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora