[CAPITULO 059]

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 2 Años Después



El tiempo avanza sin tregua, inmutable ante nuestros deseos y penas. Dos años habían pasado desde que Eun Seo había dejado atrás a Corea del Sur, pero ahora, por fin, regresaba a su tierra natal, acompañada de su querido hijo, Yun Ho, quien ya tenía un año y tres meses de haber llenado su vida de alegría. Este viaje de regreso era agridulce, pues Eun Seo había pasado por el doloroso proceso de perder a su esposo, Seung Gi, quien a pesar de su corta convivencia con Yun Ho, había dejado una huella imborrable en su vida.

Seung Gi, aunque conoció a Yun Ho por un breve tiempo, le brindó el amor y la ternura de un padre. Desde el momento en que supo que el pequeño venía en camino, no escatimó en cuidados y atenciones hacia Eun Seo, apoyándola en cada etapa del embarazo. A pesar de que Yun Ho no llevaba su apellido, para Seung Gi él era su hijo, su "gran valiente", como solía llamarlo. Esta conexión le permitió disfrutar de la compañía y el amor de Eun Seo y Yun Ho en sus últimos meses de vida.

Eun Seo había luchado con determinación, buscando alguna esperanza que pudiera salvar a Seung Gi. Exploró todas las opciones, sometiéndolo a quimioterapias y tratamientos intensivos, pero la enfermedad había avanzado demasiado. A medida que los días pasaban y los tratamientos se volvían más dolorosos, Seung Gi tomó la decisión de no continuar, prefiriendo que sus últimos días estuvieran llenos de paz y felicidad en lugar de sufrimiento.

Eun Seo, con todo el amor y la dedicación de su corazón, se aseguró de que los días finales de Seung Gi fueran los más felices de su vida. Le brindó momentos llenos de risas, amor y calidez, haciendo que cada día contara. Seung Gi se fue agradecido, sintiendo que había sido bendecido con un ángel en forma de mujer y un pequeño valiente que iluminó sus días oscuros con su inocencia y amor puro.

Ahora, de regreso en Corea del Sur, Eun Seo enfrentaba un nuevo capítulo en su vida. Con Yun Ho a su lado, estaba lista para construir un futuro lleno de esperanza y amor, llevando consigo el legado de Seung Gi y los recuerdos de su tiempo juntos. Cada paso que daba en su tierra natal era un homenaje a aquel hombre que, en sus últimos días, había encontrado la felicidad en su compañía.

Eun Seo sabía que el tiempo seguiría su curso imparable, pero también sabía que en su corazón, Seung Gi siempre viviría, y que su hijo, Yun Ho, crecería sabiendo que fue amado profundamente por alguien que, aunque no compartía su sangre, le dio el amor más puro y desinteresado que alguien puede ofrecer.

Al abrir la puerta de su nuevo hogar, Eun Seo permitió que los empleados trasladaran sus pertenencias al interior de la casa. Esta casa, que había pertenecido a Seung Gi, ahora estaba a nombre de su pequeño valiente, Yun Ho. La propiedad tenía un significado especial, pues Seung Gi había pasado su infancia y adolescencia en ella, viviendo junto a su abuelo hasta que su enfermedad los llevó al hospital, donde finalmente falleció.

La casa irradiaba calidez y estaba impregnada de recuerdos entrañables. Eun Seo, sosteniendo a Yun Ho en brazos, paseaba por las habitaciones, tocando los muebles y observando las fotos que adornaban las paredes. Tomó un portarretratos que contenía una fotografía de Seung Gi y lo mostró a su hijo.

—Mira, mi amor, ¿quién es él? —preguntó, señalando la imagen. Yun Ho, con sus ojos brillando de curiosidad, miró la foto y sonrió ampliamente, extendiendo sus pequeñas manos para tomarla.

—Señora Lee, ya hemos terminado —anunció uno de los empleados a sus espaldas.

—Muchas gracias. Ya pueden retirarse —respondió Eun Seo con una sonrisa, agradecida. El empleado hizo una reverencia y salió de la casa, dejando a Eun Seo y a Yun Ho en su nuevo hogar.

Eun Seo se quedó un momento en la sala, sosteniendo el portarretratos, recordando los días felices y los sacrificios de Seung Gi. Su corazón se llenaba de una mezcla de tristeza y gratitud, sabiendo que la casa ahora era un refugio para ella y su hijo, un lugar donde podrían construir nuevos recuerdos mientras honraban el legado de un hombre que les había dado tanto amor y seguridad.

Sin embargo, aún quedaban cosas pendientes que requerían la atención de Eun Seo. Una de las más importantes era recuperar a Jungkook. Durante todo este tiempo, la esperanza de que él no la hubiera olvidado la mantenía firme. Había demorado su regreso a Corea debido a la situación crítica con Seung Gi y a las complicaciones de su embarazo. Luego, el papeleo relacionado con el testamento de Seung Gi había añadido una carga adicional, ya que Eun Seo, como su esposa legítima, debía asumir la responsabilidad de los asuntos legales y patrimoniales.

La cantidad de compromisos y responsabilidades era abrumadora, y Eun Seo sabía que no podía volver a Corea sin haber resuelto todos estos asuntos primero. Cada día, la memoria de Jungkook la empujaba a seguir adelante, pero también sabía que no podía abandonar su deber para con Seung Gi y el legado que él había dejado para ella y Yun Ho.

La complejidad de las situaciones que enfrentaba la mantenía ocupada y, aunque deseaba con todas sus fuerzas regresar a los brazos de Jungkook, comprendía que debía hacerlo de una manera que honrara la memoria de Seung Gi. Solo esperaba que, a pesar de la distancia y el tiempo, Jungkook aún guardara un lugar en su corazón para ella y que su amor pudiera encontrar un camino de regreso.



Mientras tanto, por otro lado, el Sargento Mayor Jeon, quien había ascendido de rango y alcanzado el más alto de la Fuerza Aérea, vivía una etapa de grandes cambios y logros. Durante estos años, había trabajado arduamente para estabilizar su vida y ese esfuerzo lo llevó a obtener un cargo importante, trabajando junto a su mejor amigo Namjoon. La vida finalmente le sonreía de nuevo, trayendo consigo un futuro prometedor y lleno de oportunidades.

Uno de los aspectos más positivos de esta nueva etapa era el avance en su proceso de divorcio con Hae Won, que por fin estaba a punto de concluir. Solo faltaban unos cuantos trámites y, en breve, Jeon sería libre de ella. Había sido un camino largo y lleno de desafíos, pero valió la pena. Su vida empezaba a cambiar, llenándose de esperanza y alegría.

A pesar de su éxito y las nuevas perspectivas, había un vacío que persistía en su corazón: el recuerdo de Eun Seo, el amor de su vida. Jamás la había olvidado y ese sentimiento seguía siendo una parte integral de su existencia. El anhelo de recuperarla era una constante, y aunque su vida profesional florecía, el deseo de estar con ella era una prioridad que no podía ignorar. 

Jeon sabía que con el divorcio de Hae Won, ya no habría impedimentos que le impidieran reunirse con Eun Seo. Sin embargo, había una incertidumbre que lo inquietaba: el matrimonio de conveniencia que Eun Seo tenía con Seung Gi. Desconocía por completo la situación actual de ella, creyendo que aún estaba atrapada en esa unión forzada. Este pensamiento lo motivaba a planear la manera de estar con ella, incluso si eso significaba llevársela lejos y robarla de la vida que creía la mantenía prisionera.

Jeon estaba decidido a luchar por su amor, a superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. La idea de que Eun Seo pudiera volver a ser suya le daba la fuerza necesaria para seguir adelante, esperando que, al final, el destino les permitiera estar juntos una vez más.


JOE - 죄 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora