[CAPITULO 029]

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Los días transcurrían con una monotonía que contrastaba con la creciente tensión entre Lee Eun Seo y el teniente Jeon. Aunque Jeon debía regresar a la base de la Fuerza Aérea, no dejaba pasar un solo día sin enviarle algún tipo de atención. Flores frescas llegaban a su puerta, junto con chocolates finos y cartas llenas de palabras cuidadas y promesas veladas. Sin embargo, Eun Seo rechazaba sistemáticamente cada uno de estos gestos, considerándolos una trampa que la arrastraría a un juego emocional en el que no quería participar.

Para Eun Seo, aceptar esos regalos habría sido ceder a la insistente atención del teniente, y eso era algo que no estaba dispuesta a permitir. Cada ramo de flores que entregaba al vecino, cada caja de chocolates que dejaba sin abrir en el umbral de su puerta, eran pequeños actos de resistencia contra la presión emocional que sentía crecer día tras día.

Sin embargo, a pesar de su firmeza exterior, cada nuevo detalle que llegaba removía algo en lo más profundo de su ser. Había una parte de ella, una parte que apenas se atrevía a reconocer, que se sentía afectada por la constancia y la dedicación de Jeon. Una parte que, a pesar de todo, se conmovía ante la persistencia de sus atenciones y la delicadeza con la que eran presentadas.

La tensión, sin embargo, no hacía más que intensificarse. La constante presencia de Jeon en su vida, incluso a través de esos pequeños detalles, era una sombra que se cernía sobre ella y la mantenía en un estado de alerta constante. A medida que los días pasaban, la sensación de estar atrapada en una red emocional tejida por el teniente se volvía más opresiva, y Eun Seo sabía que pronto tendría que tomar una decisión definitiva sobre cómo manejar la situación.

Mientras tanto, el teniente Jeon continuaba con sus atenciones, sin dejarse desanimar por los rechazos. Cada rechazo, lejos de desanimarlo, parecía alimentar su determinación de acercarse más a Eun Seo, de demostrarle que sus sentimientos eran auténticos y de convencerla de que lo que había entre ellos era algo que merecía ser explorado, a pesar de todas las complicaciones y los riesgos que eso implicaba.

Lee Eun Seo, en su búsqueda desesperada por poner fin a la situación que la atormentaba, ideó un plan para alejarse del teniente Jeon: cambiarse de vivienda. Sabía que debía actuar con astucia, así que utilizó una excusa convincente para persuadir a su padre. Le dijo que el propietario del apartamento donde vivía había decidido venderlo, una mentira que le parecía necesaria para lograr su objetivo. Aunque su padre, hombre de pocas palabras, y que apenas mostró preocupación, finalmente accedió a encontrarle un nuevo piso. Aceptó la petición de su hija solo porque estaba de buen humor ese día; de lo contrario, ni siquiera la habría recibido en su oficina.

Con la mudanza organizada y todo listo para partir, Eun Seo dejó atrás el lugar que había sido su refugio, un espacio que había amado por su tranquilidad y confort, pero que ahora debía abandonar por su propio bienestar. Mientras empaquetaba sus pertenencias, se sentía una mezcla de tristeza y alivio. Tristeza por dejar un hogar lleno de recuerdos, y alivio por alejarse de la presión constante que sentía debido a la insistencia del teniente Jeon.

Finalmente, se trasladó a su nuevo apartamento, un lugar que esperaba que le brindara la paz y el anonimidad que tanto necesitaba. Estaba convencida de que, al no compartir su nueva dirección con nadie más que sus padres, podría vivir sin la sombra de Jeon acechándola. Se sentía segura en la idea de que había logrado mantener su ubicación en secreto, creyendo que esto sería suficiente para poner fin a la incómoda situación.

Sin embargo, lo que Eun Seo no sabía era que, a pesar de sus esfuerzos por mantenerse fuera del radar de Jeon, su nueva ubicación no era tan secreta como ella pensaba. En la red de conexiones y recursos que Jeon tenía a su disposición, no era tan difícil rastrear su paradero. Aunque ella esperaba empezar de nuevo y dejar atrás los problemas que la habían acosado, la realidad era que su fuga no era tan definitiva como ella deseaba. La aparente calma que buscaba podría verse interrumpida en cualquier momento, ya que el teniente no era del tipo de persona que se rendía fácilmente.

JOE - 죄 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora