[CAPITULO 021]

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Jeon Jungkook 



Había invitado a Eun Seo a cenar, decidido a pasar más tiempo con ella. Quería acercarme a ella de cualquier manera posible, deseaba encontrar un camino hacia su corazón, adentrarme en su mente, y si fuera posible, llegar hasta meter en su piel. Cada vez que la veía, algo incontrolable se encendía dentro de mí, una chispa que nunca antes había experimentado. Su presencia, su sonrisa encantadora y su mirada inocente despertaban en mí un deseo irrefrenable, una atracción tan fuerte que me hacía anhelar besarla, tomarla en mis brazos y sentir su cuerpo junto al mío.

Sin embargo, sabía que debía controlar mis impulsos. Tenía que hacer un esfuerzo sobrehumano para no cometer ninguna imprudencia y dejarme llevar por mis instintos. Mi mente estaba en una lucha constante entre el deseo y la razón. No podía permitir que mis sentimientos tomaran el control y arruinaran la oportunidad de construir algo genuino con ella.

Debía mantener mi imagen de caballero impecable ante ella, proteger la percepción que tenía de mí. No quería que pensara que mis intenciones eran superficiales o precipitadas. Quería que viera más allá de la atracción física, que entendiera que lo que sentía por ella iba más allá de un simple deseo pasajero.

Así que, mientras me esforzaba por mantener la compostura, me centré en disfrutar de la velada. Cada palabra, cada gesto, cada momento compartido era una oportunidad para conocerla mejor y demostrarle que mis sentimientos eran sinceros. 

Mientras me contaba sobre su vida y su familia, pude notar que sus padres la trataban como a una muñeca de trapo, alguien a quien podían manipular a su antojo. A medida que Eun Seo se abría conmigo, comencé a entender muchas cosas: su actitud sumisa, su personalidad ingenua, todo encajaba en un triste cuadro de control y opresión.

Sus padres habían gobernado cada aspecto de su vida. Controlaban sus decisiones, desde lo más insignificante hasta lo más crucial. La oportunidad de ir a la universidad fue su única vía de escape, un rayo de esperanza en una existencia marcada por la obediencia y la sumisión. Sin embargo, esa oportunidad tenía un costo tan alto que me dejó sin palabras. Eun Seo reveló, con tristeza en sus ojos, que al finalizar su carrera tendría que casarse con alguien elegido por sus padres, una decisión que tenía un único propósito: aumentar su riqueza y poder a través de una alianza conveniente.

Esto no era más que un cruel acuerdo disfrazado de tradición familiar. El destino de Eun Seo estaba sellado por la avaricia de sus padres, quienes veían en ella una pieza en su juego de poder y riqueza. No se trataba de amor ni de bienestar, sino de un frío cálculo económico. Me quedé impactado, luchando por procesar la gravedad de su situación.

Verla allí, vulnerable y resignada, despertó en mí una profunda compasión y un deseo ardiente de ayudarla. Sin embargo, me encontraba en una situación complicada. Solo me quedaban menos de 48 horas para atar mi vida a la de Hae Won en un matrimonio que, no me llenaba de alegría ni de entusiasmo. Mientras tanto, una idea se abría paso en mi mente, aunque sonaba cruel y egoísta, tenía algo a mi favor: la sumisión y la fácil manipulación  de Eun Seo, impuestas por sus propios padres. Me sentía mal por pensar en aprovecharme de esta situación, pero era la única manera de evitar que ella viviera un infierno al lado de alguien a quien no amaba y de asegurarme de que estuviera conmigo.

Cuando terminamos la conversación, Eun Seo hizo el ademán de levantarse e irse. Sin embargo, la detuve con suavidad. Tenía que ser aquí y ahora; no podía dejar pasar más tiempo sin decirle lo que sentía.

—Espera, quiero decirte algo más —dije, mirándola directamente a los ojos. Ella me devolvió la mirada, atenta pero visiblemente intrigada. Tomé aire, buscando las palabras adecuadas—. No sé cómo vas a tomar lo que estoy a punto de decirte, pero es algo que ya no puedo seguir ocultando ni reprimiendo.

Eun Seo inclinó la cabeza ligeramente hacia un lado, con una expresión que combinaba curiosidad y desconcierto. Sin más preámbulos, extendí mis manos hacia las suyas, tomándolas con suavidad. Su sorpresa era palpable; sus ojos se agrandaron y un ligero rubor coloreó sus mejillas.

—¿Qué...? —comenzó a decir, pero la interrumpí con una mirada decidida.

—He estado guardando esto dentro de mí, sin saber cómo expresarlo —dije, sintiendo mi corazón latir con fuerza—. Pero no puedo seguir así, Eun Seo. Tú me importas más de lo que puedes imaginar. Cada momento que pasamos juntos, cada sonrisa tuya, ha hecho que mis sentimientos crezcan hasta el punto en que ya no puedo ignorarlos.

Vi cómo sus ojos se suavizaban, aún llenos de confusión pero también de una creciente comprensión. Era ahora o nunca; tenía que hacerle entender lo que realmente sentía, incluso si eso significaba arriesgarlo todo.


Justo cuando estaba a punto de declarar mis sentimientos, un golpe en la puerta rompió el momento, interrumpiendo bruscamente la atmósfera íntima que se había creado.

—¡Maldita sea! —murmuré entre dientes, frustrado por la inoportuna interrupción. Suspiré profundamente, tratando de calmarme, y me alejé de Eun Seo—. ¡Adelante! —llamé con un tono resignado. Una empleada entró, visiblemente incómoda por interrumpir lo que debía parecer una conversación importante.

—Disculpe la interrupción, señor Jeon, pero alguien lo está buscando —informó, sin ocultar su incomodidad. Me resultó extraño, pero a pesar de mi sorpresa y frustración, supe que tenía que salir a ver de qué se trataba. Le prometí a Eun Seo que no tardaría y que regresaría lo antes posible.

—Enseguida voy —respondí a la empleada, intentando mantener la calma. Luego me volví hacia Eun Seo, quien me miraba con una mezcla de curiosidad y preocupación—. No te muevas de aquí hasta que vuelva, ¿de acuerdo? —dije con firmeza, acercándome a ella y tomándola suavemente por los hombros, buscando darle una sensación de seguridad.

—Está bien, te esperaré —asintió con una mirada comprensiva. Le dediqué una sonrisa tranquilizadora y acaricié suavemente su mejilla, intentando aliviar su posible ansiedad.

—No me tardo —le prometí antes de salir de la habitación, sintiendo la presión del tiempo y la urgencia de resolver lo que fuera que estaba ocurriendo. Al salir, la empleada me esperaba en el pasillo y me pidió que la siguiera.—¿Se puede saber quién me necesita? —pregunté, tratando de mantener la calma, aunque mi mente ya comenzaba a imaginar todo tipo de escenarios.

—Señor, quien lo busca es la señorita Kim Hae Won. Está en la recepción esperándolo —respondió la empleada. La noticia me dejó atónito. Había planeado este encuentro con Eun Seo con una meticulosidad casi paranoica, cuidando cada detalle para evitar justamente este tipo de situaciones.

—¿Le dijo que estaba acompañado? —pregunté, la preocupación reflejada en mi voz. No quería que Eun Seo se viera envuelta en una situación comprometedora. Si Hae Won se enteraba, esto podría acabar muy mal para todos nosotros.

—Tranquilo, señor. Se le informó a la señorita Kim que usted estaba con unos compañeros y que ya estaba por salir —respondió la empleada con una calma que me tranquilizó momentáneamente. Suspiré aliviado, agradecido por su discreción. Ahora entendía por qué Nam había recomendado este lugar tan reservado.

—Bien. Solo quiero pedirle que, por favor, lleve un postre a la chica que estaba conmigo. Quiero que la atiendan muy bien y que no haya ningún error, ¿de acuerdo? —le dije antes de llegar a la recepción, mi tono reflejando la urgencia y la importancia de mi petición. La empleada asintió y, tras hacer una reverencia, se retiró rápidamente para cumplir con mis instrucciones. 

Yo me ajusté la ropa, tratando de proyectar una imagen de calma y control, y finalmente me dirigí hacia la recepción. Allí, efectivamente, estaba Hae Won, esperando con una mezcla de impaciencia y curiosidad. Mi mente se llenó de preguntas y preocupaciones. ¿Cómo demonios se enteró de que estaba aquí? ¿Qué quería?.

JOE - 죄 +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora