Capítulo 2

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Blake

Abrí los ojos lentamente, pestañe varias veces para acostumbrarme a la luz cegante que entraba por mi ventana, lo primero que vi fue a el techo de mi habitación, lo miré por unos segundos dando un pequeño bostezo y finalmente me senté recargando mi espalda en el respaldo de mi cama. Una ráfaga de viento golpeó la piel descubierta de mis brazos.

¡Frío!

Rápidamente tomé mi cobija de piel de oveja que estaba sobre mi regazo, tapandome completamente, ya que al levantarme esta solo cubría de mi estómago hacia a bajo.

Mucho mejor.

Destape sólo mi cabeza para ver de dónde entraba tanto aire frío, y la vi, mi ventana. Las cortinas de piel que yo mismo había puesto la noche anterior se movían con el aire. Se que debería tapar definitivamente ésa ventana, pero... ¿Cómo podría? Si ella me a salvado muchas veces de esas terribles calurosas noches de verano y también, de... él. Bien, cómo no puedo deshacerme de mi ventana, lo único que me queda hacer, es abrigarme mejor.

Volví a cubrir mi cabeza.

Sí.

Esta frío, pero yo soy valiente.

Soy todo un hombre y el frío no es nada para mí... No.

Mentira.

Creo que moriré.

Saque nuevamente mi cabeza de la cobija mirando toda la habitación buscando algo; mis chamarras de piel y las vi, estaban al otro lado de la habitación... muy muy lejos. Volví a cubrirme por tercera vez, no puede ser tan difícil, sólo tengo que levantarme de mi cálida cama, sentir el aire frío mientras me pongo mis botas, y caminar hacia mis chamarras, que están en una silla, al lado de la ventana. Todo simple y sencillo, o por lo menos eso quiero creer.

La mejor que puedo hacer es correr, tal vez así no sienta tanto el aire frío, suspiré, aquí voy, retiré rápidamente la cobija de mi cuerpo y un escalofrío me recorrió, fue una mala idea, sólo provoque que la cobija echara más aire hacia mi, no me importó... bueno sí, pero no me quería congelar así que rápidamente, como todos lo movimientos que he hecho, me puse mis botas que también son de piel de oveja y corri finalmente hacia a mis chamarras, al llegar rápidamente me las puse.

¡Por todos los lobos! Las chamarras estaban heladas. Cruce mis brazos aumentando mi calor corporal. Mucho mejor.

Me acerque a la ventana mirando a través de ésta, pequeños pedazos de hielo caían del cielo, miré hacia abajo, el hielo caía por todo el suelo, poniéndolo de color blanco. Mi casa es de dos pisos, en la Manada del Sur es una de las pocas casas con dos pisos, mis abuelos la construyeron cuando eran jóvenes, es una casa algo vieja ahora pero sigue estando bonita.

Mi estómago rugio de hambre, bueno creo que es hora de comer, caminé hacía la puerta de mi habitación y salí, pero a los segundos volví a entrar, agarré la cobija de mi cama y me envolví con ésta. Si, ésto me gusta más. Ya más calentito por la cobija salí, caminé hasta llegar a las escaleras, iba a bajar corriendo pero me contuve, él podría estar aquí y enojarse, así que con pasos suaves y lentos bajé. Me detuve antes de llegar al final de las escaleras para escuchar algún ruido pero todo era silencio, asomé sólo mi cabeza para ver si él estaba por ahí, miré hacía la pequeña sala, nada, volteé hacia la izquierda, dónde estaba la cocina, nada. Suspiré de alivio y sonreí, me temblaban las piernas sólo de imaginar que el estuviera aquí. Terminé de bajar los últimos escalones y caminé hacía la cocina, miré el pequeño reloj viejo, qué había sido de mi madre, éste marcaba las diez horas, algo temprano. Él llegaría en una o dos horas aproximadamente, así que tenía suficiente tiempo a solas para desayunar.

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⏰ Última actualización: Sep 28 ⏰

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